Teléfono rojo
* Desesperación presidencial ante el fin del poder
* Radicaliza su mensaje y multiplica la polarización
* Y ataca a Xóchitl Gálvez: ladina, clasista y racista
Unos le llaman desesperación.
Otros lo consideran enojo.
Pero quienes lo visitan frecuentemente no ven a un presidente tranquilo, asentado, en pleno uso de su poder y preparado para dejar su legado y pasar a la historia.
También lo perciben sus colaboradores y hasta los periodistas -los auténticos, no los contratados- en cobertura de sus manifiestos mañaneros, en sus giras y en actos públicos.
El alimenta esta imagen.
Cada día su lenguaje es más agrio, más agresivo hacia quienes ve como adversarios, más crítico hacia sus colaboradores y exigente con los miembros de su gabinete.
Quiere un fin de sexenio impoluto.
Con informes positivos en todas las áreas -las sociales por delante, las económicas a continuación, las de seguridad después- para sellar una herencia como lo dijo el día de su elección en julio de 2018:
-Aspiro a ser el mejor presidente de la historia de México.
LADINA, CLASISTA, RACISTA
-¿Por qué aparece tan enojado?
Un miembro prominente del gabinete dio su opinión:
-Es un político con vocación de poder y ya siente el fin de él. Nos lo ha dicho y lo ha declarado también: es consciente del fin de su sexenio.
-Sí -agrego yo- ha dicho que se retirará a su rancho de Chiapas y que no intervendrá más en política. Mucha gente lo duda, pero él lo repite.
-Creéme: también lo dice en privado.
Puede haber otra causa de su desesperación: teme por la victoria de su eterno proyecto, Claudia Sheinbaum, porque no enciende entre la población pese al gran aparato de Estado en torno suyo.
Tal vez eso explique la descalificación a la opositora Xóchitl Gálvez en su libro ¡Gracias!, a través del cual penetra en la campaña presidencial:
“Aunque la oligarquía y los medios de manipulación se empeñan en inflarla (a Xóchitl Gálvez), el globo no ha levantado ni levantará porque en estos nuevos tiempos de transformación, el pueblo no permite que alcen el vuelo los falsarios, los oportunistas y los corruptos…
“Como nació en pueblo de Hidalgo, pensaron que su origen sería útil para ofrecer una supuesta imagen popular, cuando en realidad es ladina e igual de clasista y racista que los conservadores de mayor rango o nivel en la escala económica, social y política del país”.
UNA FLECHA ENVENENADA
El presidente puede actuar a su manera.
Ya lo conocemos y sabemos su discurso de memoria.
El problema es cómo permea su mensaje hacia los suyos, hacia los morenistas y simpatizantes, y eso amenaza con contaminar tanto la campaña como el oficio político en todo el país.
Cada seguidor lo interpreta a su manera.
Por ejemplo, la senadora Lucía Trasviña pidió la intervención de Estados Unidos para detener a la derecha e impedirle frenar el avance de esa entelequia llamada 4t, como se llama a la voluntad unipersonal.
La respuesta del embajador Ken Salazar es fenomenal: él representa a un país y no interviene en el proceso electoral y además, redondeó, no va a votar en junio próximo.
Otros traducen diferente esa belicosidad.
En Durango el regidor panista Manuel de la Peña pidió un debate de altura en el Cabildo y su compañero Jorge Silverio Alvarez lo elevó.
¿Cómo?
-Por mi te puedes ir a chingar a toda tu madre, la verdad.
Es el nivel de nuestra política y de nuestros políticos.