Sobre el tablero
La Iglesia católica en conflicto (2 de 3)
En esta segunda entrega, comentaré sobre la imagen de los sacerdotes y su misión de predicar la palabra de Dios, pero empezando con ellos mismos.
No sé ustedes pero por lo menos aquí en Morelia, de todas sus parroquias y capillas es muy raro encontrar un sacerdote que te motive en su sermón, con su ejemplo de acción con la sociedad y que uno diga, qué buena confesión tuve y sigo con alegría las lecciones de la Sagrada Biblia, y además quiero que mi familia, amigos y vecinos acudan a escuchar La Palabra, o a las diferentes pastorales que se supone todos los Templos deben tener, como por ejemplo la Pastoral Familiar, tan esencial en estos tiempos actuales.
Empecemos con preguntarnos ¿Quién supervisa a los sacerdotes? ¿Existe alguna oficina que dé seguimiento a quejas o sugerencias de la feligresía?. Una cosa es tener fe y otra tener qué aguantar el mal humor, despotismo, e incluso groserías de los padres y no se diga de quienes ayudan en la notaría de la Parroquia, que si uno va a preguntar es porque precisamente no sabe qué trámites hay que realizar. Por ejemplo para un bautizo, primera comunión y no se diga cuando te vas a casar. Para empezar no hay cuotas homologadas, cada quien cobra lo que quiere y una cifra te la dan en la notaría y otra el sacerdote. Aparte que no hay un sistema informativo que indique los límites territoriales de las parroquias (muchas veces la gente se pierde y se desespera porque no le saben decir los mismos padres) y las reglas para que uno lleve a cabo lo que busca; me refiero a horarios, documentación requerida, si se puede que celebre un padre en otra parroquia, o en un lugar fuera de un Templo, si hay una emergencia para una confesión urgente de un enfermo o qué se necesita para dar el Sacramento de la Extremaunción.
Cosas tan básicas como las anteriores, la gran mayoría de fieles las desconocemos y cuando necesitamos saberlas, literalmente es un calvario conseguir la información. Además de que se debe estar constantemente informando a la sociedad, pienso sería bueno atender las sugerencias para que todos como hermanos, estemos centrados en lo espiritual, pero también que nos sintamos integrados en la comunidad parroquial a la que pertenecemos y sobre todo en las comunidades y pueblos, que los fieles estén integrados por su pastor. Que a veces sólo va cada quince días o cada mes y es ahí que se ha abandonado mucho a las rancherías, tenencias y comunidades alejadas, en donde también tienen fe y como pastores y pescadores de almas, deben acudir los sacerdotes, hasta cada rincón para que nadie se quede sin ser atendido. Falta más humildad y vocación de servicio.
Pero bueno no todo es queja, también veamos ¿Quién ve por la salud mental, física y hasta motivaciones de los sacerdotes?. Que yo sepa nadie. Siguen siendo seres humanos, donde muchos feligreses con sus confesiones depositan en ellos sus problemas y claro que ellos al absorber esos problemas también necesitan tratamiento psicológico, para que tengan una mente sana y abierta, claro que la Confesión es totalmente secreta, pero en general debe haber un tratamiento que no agote la mente de los sacerdotes. Ahora lo físico, tampoco hay un plan que los mantenga activos, para que mente sana en cuerpo sano. Ya sea con los grupos de jóvenes, adultos o adultos mayores se integren a las actividades físicas que así como en los parques públicos, tal vez también donde se tienen atrios amplios, se puedan activar físicamente.
Pienso que debe haber motivación desde que ellos sepan que los liderazgos se ganan con acciones y ejemplos, desde su imagen pública (Su forma de vestir), la motivación con las y los catequistas al acompañarlos con los niños, que son el motor de cualquier sociedad y motivar a su propia base de catequistas, incentivándolos con alegría y fervor.
Por Último de esta segunda entrega, también a nosotros como fieles nos corresponde ayudar a nuestros hermanos guías espirituales, al precisamente motivarlos con nuevas ideas, reconocimientos por sus buenos consejos cuando sea así, críticas que tal vez ellos necesitan esa retroalimentación y no lo hacemos porque seguimos teniendo miedo a hablar directamente con ellos y ¿Porqué no? Aparte de invitarlos a comer y convivir con nosotros en nuestras casas, también invitarlos a correr, andar en bicicleta, un paseo en caballo, que nos ayuden a sembrar, a reparar las cercas, en general a que vean que son parte de nosotros y ellos que vean que nosotros somos parte de ellos.