Sin gafete/Isabel Arvide
LA CIUDAD AHUMADA Y ABANDONADA
La tarde del sábado pasado las redes sociales se llenaron de quejas e interrogaciones sobre el denso humo que cubría la Ciudad de México, acompañado de olor a quemado. Muchos miles se preguntaban qué estaba pasando.
Y los operadores del gobierno, asalariados por la señora Sheinbaum, deben haber estado en el cine. Porque fue hasta las 12.30, o sea ya en domingo, cuando se les ocurrió hacer un “aviso”. Que no fue tal. Porque su Tuiter decía que “compartía” una información que no era tal, sino “instrucciones” sobre cómo protegerse, precisamente, el humo.
Ya todos despiertos, la mañana del domingo, tuvieron a bien avisar que mejor no salieran a la calle.
Y así nos fuimos. Sin saber qué provocaba que la Ciudad estuviese, también el domingo, cubierta de humo y niebla, contaminación que se sumaba al intenso calor. Los coches, obviamente, circulando.
¿Contingencia? Pues en las gargantas de todos.
Aquí debemos señalar no solamente la lentitud en informar, sino en hacer algo. En tomar el control sobre un problema grave. ¿Por qué hay incendios? ¿Por qué se permite la quema de “pastizales”? ¿Por qué circulan automóviles cuando la Ciudad es una olla de contaminación pestilente?
El manejo de esto, el humo, el olor, la contaminación, se reduce a esconderse.
Otro tanto puede decirse sobre la respuesta de este gobierno ante el aumento a la violencia. A los asaltos de todos los días. Al robo de automóviles. Una cifra que tendría que quitarle el sueño a la señora Claudia Sheinbaum: se roban diez vehículos por hora, en un 60 por ciento con violencia.
Excepto, obvio, en el caso de que tengas dinero para pagar un escolta que dispare contra los asaltantes, los mate y evite que te roben tu coche, que en la mayoría de los casos ni siquiera has acabado de pagar. Y no te alcanza para pagar el seguro.
El responsable mayor de esta violencia, sin respuesta, es Marcelo Ebrard que le impuso-recomendó a Jesús Orta para secretario de seguridad pública, como quiera que se llame ahora.
Millones de mexicanos viven en la CDMX, o tienen que visitarla, y están expuestos a la peor contaminación y a una violencia sin calificativo. ¿Qué cuentas puede darnos la Sheinbaum?
Y aquí tenemos que hablar de cifras que son peores que las que recibió, aquí no se trata de decir que recibió un cochinero para justificarse, porque hay más asaltos, más asesinatos, más impunidad para estos criminales que el año pasado.
El aire comenzó a disipar el humo al medio día del domingo 12. Pero la violencia no se disipa por obra y gracia de la naturaleza. ¿Qué estará esperando Claudia Sheinbaum para entender que es su responsabilidad? Que está obligada a cambiar esta realidad. Que millones de personas la eligieron para vivir mejor y no se merecen su apatía. Y menos su silencio.