Sin gafete/Isabel Arvide
LA CENA CON EL YERNO
Las críticas contra la reunión del primer mandatario con el yerno, consejero cercanísimo, de Donald Trump caen en la frivolidad de los dicho de Lydia Cacho, la misma a quien le ofreció una extraña disculpa el Estado Mexicano.
Son tan absurdos los argumentos que hasta dan pereza. ¿Dónde querían que se reuniesen? Porque si López Obrador lo hubiese recibido en palacio nacional o en su casa, estaría en falta con los principios básicos de la diplomacia.
El señor Jared Kushner es asesor del presidente de Estados Unidos, puesto oficial, pero también es uno de los pocos hombres que escucha, en quien confía el padre de su esposa. Es obvio, que en su visita a México existen intereses. De todo tipo, políticos, económicos, personales. A lo que debemos agregar la coincidencia de que, después de más de un año, se acaba de nombrar al nuevo embajador de ese país.
¿Qué debía hacer López Obrador?
Estoy cierta, totalmente convencida, que asistir a una cena privada, en casa de un amigo del asesor de Trump fue la mejor opción.
¿Se iba a saber? Los gringos son muy dados a publicitar todo, incluso lo que debería ser privado. Por lo que Andrés Manuel se le adelantó.
¿Qué tiene qué ver Televisa en todo esto? Nada, menos que nada. Si Kushner fue a cenar a casa de Bernardo Gómez fue por una relación personal, supongo que amistosa, con este señor. Totalmente ajeno a la diplomacia mexicana.
Es como si yo invito a mi cuate, que casualmente se volvió importante, a cenar a mi casa y de pasadita le hablamos a otro cuate, que resulta ser presidente de México, para que platiquen.
Lo que a mí me parece excepcional es la hora. Que fuese cena y no desayuno. Que se desvelara López Obrador. Lo que a mí me intriga es cuál fue el menú, que vino le sirvieron a Kushner, supongo que también a Marcelo.
La transparencia del primer mandatario es inmensa. El que quien “platicó” en su conferencia mañanera de esta reunión. Sin necesidad de hacerlo. ¿Era importante hablar con el yerno de Trump? Era, es, seguirá siendo importante la relación bilateral con el vecino país, que está imbricada de temas de migración, de exportación, de todo tipo. ¿Qué le corresponde al primer mandatario? Obviamente encontrar los vehículos para hacer saber, de manera directa, al controvertido presidente de Estados Unidos qué piensa, que quiere, que está dispuesto a negociar en qué ámbitos el gobierno que encabeza.
Hablando se entiende la gente. Y hablar con el yerno-asesor no puede sino ser positivo.
Además, lo que olvidan los críticos es que Andrés Manuel es totalmente predecible. Que no va a salirse de su propio guion, de lo que ha venido diciendo por los siglos previos a su llegada a Palacio Nacional.
Lo demás son ganas de molestar, como las que expresa Lydia Cacho, ganas de…