Sector público de salud, al garete
En las primeras horas del pasado martes 25 la mayoría de MORENA en la Cámara de Diputados finiquitó, en proceso al vapor, la desaparición del Insabi, el Instituto de Salud para el Bienestar, creado por la 4T y puesto en operación apenas el pasado uno de enero del año 2020. Este órgano de gobierno fue creado como la panacea a la extinción del Seguro Popular a principios del sexenio, creado y auspiciado en los gobiernos panista y priísta.
La eliminación del Insabi no solo evidenció el fracaso de la política de salud pública de México, sino representó un apretón de tuercas más al ya de por sí colapsado sistema de salud de los mexicanos.
Este cambio significa, entre otras cuestiones, que alrededor de 12 millones de personas que estaban en la lista del INSABI ahora deberán ser atendidos en el IMSS bienestar.
Los expertos dicen que el Seguro Social, de un día para otro, sin reglas de operación, sin los recursos suficientes y sin haber resuelto problemas de abasto de medicamentos y acceso a los propios sistemas de atención de salud, más personas serán atendidas entre comillas, pero eso no significa que sean las personas que más lo necesitan, lo que hace prevalecer un sistema injusto.
Sin lugar a duda lo que hoy define el sistema público de salud es pésimo servicio y desabasto de medicamentos. De ahí en adelante hay toda una retahíla de fallas, deficiencias, anacronismos, corrupción, duplicidad de funciones, falta de presupuesto, deterioro acelerado de infraestructura, pago de bajos salarios a médicos y médicos especializados, así como falta de coordinación institucional y burocratismo.
Ernesto Hernández Bringas, integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), una de las pocas voces autorizas, por su nivel de conocimiento, sobre el sistema de salud pública de México, dio a conocer hace unos días, en una reunión con grupos de la sociedad civil convocados por el think tank especializado en primer infancia Early Institute, que las altas tasas de mortandad infantil y materna son muestra del alto grado de deterioro en que se encuentran los servicios de salud pública en México.
Todos hemos tenido cerca de nosotros a alguien a quien en el sector salud del gobierno le han concedido una cita para revisión médica, para una toma de placas e incluso para una intervención quirúrgica muchos meses más adelante de la fecha en la que solicitó, con el miedo de que el deterioro de salud genera su agravamiento e incluso que los lleve al deceso. Esa es la realidad en general del sistema público de salud en nuestro país.
Hernández Bringas dijo que con datos oficiales del sector salud, en el 2021 morían entre 12 y 13 niños de cero a cinco años por cada mil nacidos vivos; además perdían la vida muchas mujeres durante el embarazo, el parto o el puerperio, lo que representan indicadores muy altos, incluso estamos muy altos comparados con países de América latina, como Honduras, Costa Rica y Chile, entre otros.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha repetido que la 4T logrará un sistema de salud pública simular al de países de Europa como Finlandia o Dinamarca.
Hernández Bringas, el experto en temas de salud que realiza actualmente trabajo de investigación en la UNAM, asegura que eso será imposible, no hay forma en las actuales condiciones. Dio un dato revelador. El 84 por ciento de la población nacional registra algún grado de carencia o de vulnerabilidad.
A eso se agrega el hecho de que el sistema público de salud está condicionado en gran medida al empleo, de tal forma que en el país donde más del 60 por ciento de la población económicamente activa trabaja en la informalidad, no están inscritos en ningún sistema de salud gubernamental, lo que los segrega en automático. Es necesario acabar con ese modelo ante la realidad actual de la economía, como lo dijo el especialista.
De hecho, la desaparición del Seguro Popular que fue creado en el sexenio panista de Felipe Calderón y reafirmado con Peña Nieto para atender a la población universal, programa que fue extinguido al inicio del actual sexenio, representa un retroceso de décadas.
Ahora se desaparece también al Insabi, que se había creado para cubrir el Seguro Popular. Lo que veremos ahora es que el IMSS Bienestar absorberá a toda esa población atendida por el Insabi, alrededor de 12 millones de personas, pero sin que hayan sido resueltas las distorsiones estructurales del sistema de salud pública.
Retroceso tras retroceso, mientras, los enfermos y pacientes siguen haciendo filas interminables para ser atendidos o para que se les surta su receta médica, como si la salud fuera una concesión y no un derechos humano.