Santiago y El Rufo
Hablando en Serio
“Mi voto vale mucho”
¡Para Ripley!, los promotores de las alianzas opositoras critican a Movimiento Ciudadano por no participar en las elecciones de EdoMex y Coahuila, pero callan ante la decisión del PAN de Marko, de claudicar para apoyar al PRI ratero…
Marcelo, Lilly, G. de Hoyos, Adán Augusto, Creel, Noroña, García Cabeza de Vaca y Sheinbaum aseguran que van a ser “Presidente” en el 2024… De los ocho que aseguran serán Presidente, siete o los ocho, ¡mienten!
Muy echados para adelante, al purísimo estilo de Manuel Espino que cuando era presidente del PAN certificaba triunfos donde no los había, siete de los ocho que aseguran serán Presidente de México (les recuerdo que por mi edad, el lenguaje inclusivo me parece una idiotez), simplemente mienten… Y faltan Claudio X., Damián Zepeda, Paredes, Ruiz Massieu, Romero Hicks, Anaya, Alito y Murat, también aspirantes…
No, no los culpo, es la estrategia impuesta en la Alemania Nazi, de mentir y mentir y mentir, repitiendo la mentira hasta que la gente la cree, maniobra que podemos ver de igual manera en el líder de la nación más poderosa del mundo con Donald Trump, que en el mesías de un país del tercer mundo como México.
Hubo un tiempo en que las películas eran en blanco y negro y la “palabra de hombre” valía, hoy las películas son a color y la palabra, ni en la firma de un cheque vale… Pero vayamos a lo práctico: ¿Cuándo y por qué se pudrió la política?... Revisando un poco de historia, vemos que en tiempos de la Grecia Clásica la palabra adquirió preponderancia y adquirieron prestigio quienes usaban el lenguaje con propiedad y presentaban sus ideas y argumentos con claridad y sobre todo, ¡con verdad!… ¡Debatir era un arte!, hoy nada de esto vale. La política se pudrió, cuando la palabra perdió su valor; hoy la verdad está en desuso, estamos en la época de las encuestas y la popularidad que por definición evita que las mejores personas lleguen a puestos de representación y de gobierno, es decir, nuestros gobernantes, en general, salvo honrosas excepciones, son populares pero son unos idiotas, mediocres y en muchos de los casos corruptos, por una sencilla razón, para ser popular, hay que gastar mucho en difusión, exhibición y medios; por lo que se requiere el apoyo de mecenas que financien las campañas, con los que se queda en deuda, misma que se tiene que pagar sirviendo a los intereses de los financiadores, no a los de la ciudadanía, y eso es corrupción; además, el simple hecho de aceptar un puesto para el que no se está preparado ¡Es corrupción!, hoy de moda, cosa de escuchar el argumento de contratación de la 4aT, 90% de lealtad, 10% de capacidad… “Por eso estamos como estamos, por eso nunca progresamos…”, dirían Los Apsón.
Conclusión: en tanto la selección de candidatos sea por popularidad, México será un país de tercer mundo, me explico; no tengo dudas, en Acción Nacional (PAN), Santiago Creel es más popular que Damián Zepeda, no importa si Creel de manera deshonesta otorgó permisos de Casinos al final de su gestión como Secretario de Gobernación con Fox, no importa si, como Secretario de Gobernación volteó para otro lado ante los desvíos éticos y la corrupción institucional de Genaro García Luna, tampoco importa si anda, como Chente, de aplaudidor del PRI, partido manchado por 70 años de manipulación democrática y por la corrupción rampante de sus militantes y gobernantes, incluidos, en mi opinión, los hoy vigentes, Alito, EPN, Videgaray, Osorio, Rosario y demás lumpen´s de la política, lo realmente importa, es que, vuelvo a opinar, tiene el apoyo de una cúpula que está dispuesta a negociar la candidatura presidencial del PAN a cambio de prebendas, canonjías, candidaturas y puestos de gobierno; por su parte, sigo opinando, Damián Zepeda, es un buen tribuno, su trabajo como Senador es constructivo y a favor de México, en tanto su gestión como Presidente de Acción Nacional fue digna y tuvo como eje el trabajo en base a los principios éticos, morales y democráticos del partido, hoy también en desuso, pero valores y principios necesarios para que la República retome el rumbo correcto con gobiernos capaces y honestos al servicio de la Patria, no de los partidos, no de los grupúsculos de poder, no de las mafias de la política que pululan en TODOS los partidos.
Segunda conclusión, mi voto en el 2024 será para Damián Zepeda, para ningún otro de los mencionados, pero solo si va el PAN sin alianzas, de otra manera mi voto se ira a la alcantarilla, por una sencilla razón, mi voto, mío de mí, vale tanto que no se lo doy a cualquiera… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador