Santiago y El Rufo/Santiago Heyser Beltrán
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El divorcio
Uruapan, Michoacán, 2 de mayo del 2017
Dicen los que saben, que el divorcio es peor que la muerte, pues la esperanza de la reconciliación quita tiempo y vida.
R- Guarf ¡Tienes razón!, mi Santias, Cuando alguien fallece, pues se acabó, podrás ponerte triste pero el hecho es contundente, fin, kaput, end, finish.
S- ¡Chinche perro!, ¿qué sabes tú del divorcio y de la muerte?, Uds. los animales no se casan.
R- Guarf, Guarf, Guarf ¡Claro que no nos casamos, mi Santias!, no somos pendejos. Nosotros disfrutamos la vida y los dones del Señor, incluida la sexualidad; el matrimonio es un invento del hombre blanco para que lo traten como negro; como decía un Bulldog amigo mío: cuando el amor hay que ponerlo en un contrato, deja de ser amor.
S- Sabias palabras de tu cuate, mi Rufo, pero no era el tema; el tema es el sufrimiento que acompaña a una pérdida, el que en el caso de la muerte está acotado por la realidad, a diferencia de una separación o divorcio en donde el sufrimiento es agrandado cuando uno de los dos no acepta la realidad y se aferra, como diputado al “hueso”, al no reconocer que la relación está terminada.
R- Guarf, guarf, guarf, con lo de aferrarse al “hueso” ya me quedó claro, mi Santias. Es cuando la persona desperdicia meses o años de su vida con la expectativa de que la relación se recomponga y el amor florezca de nuevo, ¿es así?
S- Simón, mi Rufo, es así y es terrible, ya que las personas no continúan su camino y en un mal vivir, sumidos en la desesperación o frustración, hacen esfuerzos infructuosos para recomponer las cosas, llegando incluso a perder el sentido común y la dignidad con tal de mostrar el nivel de interés que les corroe el alma y los vuelve dependientes. En otras palabras, no solo llegan al ridículo, sino que se convierten en una molestia empeorando todo con el ex cónyuge, lo que genera un mayor rechazo y problemas en temas que les competen a ambos, como son los hijos. Hay casos extremos, perro, en donde esto llega a la violencia bajo el argumento de si no eres mía (o mío), no eres de nadie; como si las personas fuéramos propiedad de alguien.
R- ¡Guau!, entiendo el grado de desesperación al que puede llegar quién es rechazado, mi Santias; pero: ¿qué sugieres para estas situaciones?
S- Depende de si eres emocional o racional, mi Rufo. Partamos de que eres emocional, pues cómo el soldado chino tienes dos alternativas: 1.- Te evades con la droga o la bebida mostrando tu debilidad y dependencia, reafirmando de paso que tuvieron razón en mandarte al carajo, o 2.- Te armas de orgullo y dignidad, trabajas en ti y en las cosas que haces para ser mejor cada día y así demostrar al o a la ex de lo que se perdió ¡Que vales mucho!... Ahora bien, lo que yo recomiendo enfáticamente es no ser emocional, sino ¡Razonar!, usar el cerebro y no la emoción, de manera tal que nuestro análisis sea objetivo y nuestras acciones, basadas en un análisis inteligente, sean las adecuadas. Te doy un ejemplo: Cuando tu pareja se sale de la casa (con el costo y las molestias que ello conlleva), se lleva a los hijos y carga con el perro, el mensaje es claro: ¡Asunto terminado!, ya no hay amor ni interés de recomponer la relación (solo quedan recuerdos que confunden y sexo casual de vez en cuando) y todo intento por demostrar un cambio será visto y posiblemente con razón, como una simulación sustentada en la desesperación de perder al ser amado; además de los hijos y el perro.
R- Guarraguauuu, ¿no crees que las personas cambien, mi Santias?
S- Yo creo que son excepción quienes cambian (la mayoría promete o simula cambiar) y que las causas que fundamentaron la separación subyacen en la persona que quiere componer las cosas, mismas que aflorarán de nuevo en cualquier momento una vez que pase la novedad del reencuentro que motiva la simulación y sustenta la promesa de cambio (el que es borracho seguirá siéndolo, lo mismo que el que es mujeriego o huevón); por una razón: Las personas somos lo que somos y si la condición para conservar o recuperar una relación es que dejemos de ser lo que somos, se podrá mantener por un tiempo, pero seremos infelices al no ser y actuar de manera natural y eso termina por cansar (pronto vendrán las mentiras). Por eso mi recomendación es darle la vuelta a la página y seguir la vida, sin desentenderse de los hijos, olvidando al perro y analizando la situación para hacer una selección de pareja más adecuada la siguiente vez.
R- Grrr… ¿No crees en el matrimonio para toda la vida, mi Santias?
S- ¡No, mi Rufo!, ¿y tú?
R- Auuu, creo que es antinatural, que los que hoy nos amamos y somos compatibles con el tiempo cambiamos y dejamos de serlo. Por cierto, estoy convencido de que no es malo cambiar, cambiar es natural ¡Además! La vida, el mundo y sus creaturas son como la música, puedes disfrutar de varías melodías según el tiempo, lo que quieres y quién eres... ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador