Santiago y El Rufo/Santiago Heyser Beltrán
Santiago y El Rufo
“Propuestas 4: Producción agropecuaria”
Uruapan, Michoacán, 11 de abril del 2017
Mi Santias, me gustó tu propuesta de priorizar la producción de alimentos para ser una nación independiente y libre.
S- ¡Pues sí!, mi Rufo: primero comer que ser cristiano, diría la abuela; el punto es ¿cómo?
R- La historia de México es la historia del campo mexicano, mi Rufo, las sociedades de nuestros indios giraban alrededor de la agricultura, lo mismo que nuestra revolución que empezó con la sociedad rural; y esto tiene un sentido práctico e histórico que nuestros políticos, enfrascados en una competencia de industrialización, no quieren entender y nos dejan dependientes tecnológicamente olvidando nuestras raíces.
R- Grrr ¡Tienes razón!, las políticas públicas en México han pauperizado a la sociedad rural obligándola a abandonar el campo y con ello la producción de alimentos dejándonos dependientes de potencias extranjeras que lucran económica y políticamente con el hambre y la pobreza del pueblo de México.
S- Ahí está la clave, perro, si perdimos el camino, retomémoslo reconstruyendo el campo mexicano con inversión y políticas públicas que permitan a quienes forman parte de la sociedad rural, el vivir con dignidad con el fruto de su trabajo, al tiempo que sirven a la república produciendo los alimentos que necesita el pueblo de México.
R- Grrr, el problema, mi Santias, es que hoy la inversión en el campo está orientada a ganar dinero y la producción, en lo posible, se orienta a la exportación para maximizar ganancias, no a la alimentación del pueblo; a ello, añádele la corrupción política y económica alrededor de muchas organizaciones campesinas, cuyo objetivo es ofertar migajas de programas institucionales para tener el control político y electoral, es decir, tenemos políticas públicas diseñadas por gobernantes y congresistas hijos de la chingada (salvo honrosas excepciones) cuyo objetivo es generar dependencia para tener el control social y político del campesino, no la producción de alimentos y la construcción de ciudadanos críticos y pensantes que sean cimiento de la reconstrucción nacional.
S- Nada que objetar mi Rufo, de ahí que, en m opinión, quienes aspiren a gobernar a México a partir del 2018 tienen que tener como banderas: el servicio al pueblo de México (ya basta de vividores del erario), la eficacia (no sirve de nada la popularidad si no se sabe gobernar. Ojo, las encuestas no garantizan capacidad), el compromiso con México (de nada sirve un gobernante capaz al servicio de intereses ajenos a México, llámense de partido de grupo, de compadres y amigos o de intereses extranjeros), un nacionalismo comprometido (hoy la moda es servir a intereses extranjeros para aparecer en revista y noticias internacionales, en lo que se llenan las bolsas mientras el pueblo sufre), una visión de futuro acorde con las fuerzas y potencialidades de México, en función del interés nacional (ya basta de ojetes que ofertan nuestras riquezas al capital nacional y extranjero)… Con ello en mente, el camino sería: De la forma como se construyen carreteras o escuelas, construir infraestructura para la producción y el procesamiento de alimentos (poniéndola a las ordenes de los productores, con énfasis en el sector social) para incorporar a la producción agropecuaria a la modernidad que proporciona la globalización y así hacer competitivos a nuestros campesinos, esto se ´podría hacer con la propuesta de: Agroindustrias Estatales, una cooperativa controlada (distribución de riqueza en un modelo cooperativista, sin dar el control a grupúsculos, pseudoorganizaciones campesinas o líderes balines) que, orientada a satisfacer la demanda de alimentos y con estructura para atender mercados nacionales y de exportación <con los excedentes, después de alimentar a los mexicanos>, desde el Estado proporcione a todos los bienes de capital para que produzcan con calidad a buen precio y compitan en igualdad de condiciones con las grandes “transanacionales”, con políticas públicas sustentadas en precios de garantía que den certeza al agricultor y campesino que se puede vivir con dignidad de los productos del campo, al tiempo que se les da acceso a la producción y procesamiento tecnificados; todo ello dentro de estructuras de asociación y organización libres y al servicio de la gente, no bajo control de políticos, gobernantes y/o partidos.
R- Guauuu, así como lo planteas, se recuperaría el campo, se podrían establecer políticas para orientar la producción en función de las necesidades alimentarias de los mexicanos y los excedentes, como dices, orientarse a mercados de exportación en forma competitiva. Ahora viene la pregunta de los $64,000 pesos: ¿Cómo le hacemos para que esto no se corrompa y termine siendo negocio de unos vivales incrustados en gobiernos, congresos o partidos políticos?
S- Fácil, mi Rufo: votando por una persona capaz, honesta, eficiente, comprometida con México, con ideas claras de los que es un nacionalismo democrático dentro del mundo globalizado, que salvaguarde la soberanía y la independencia que requiere cualquier pueblo para avanzar progresando en un entorno de paz y tranquilidad.
R- Guauuu, ¿y existe ese mexicano o mexicana para votar por él o ella?
S- Sin duda existen, Rufo, el problema es que los postulen los partidos orientados hoy a satisfacer intereses cupulares y compromisos ajenos a México, pero ojo: La clave está en que el pueblo de México sepa identificarlos y orientar su voto en función del interés nacional y no venderlo por cacahuates o tirarlo a la basura... ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador