San Antonio Parangaré/Gerardo A. Herrera Pérez
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San Antonio Parangaré
Gerardo A. Herrera Pérez
El municipio de Morelia, guarda entre sus comunidades, encargaturas y tenencias grandes expresiones de convivencia y respeto a la otredad. Hoy, en la comunidad de San Antonio Parangaré, se evidencia el gran amor que los padres y las madres expresan a sus hijos al ir por ellos a la escuela de la educación básica, es decir, al preescolar Gabriela Mistral, o la escuela primaria Benito Juárez.
Llegar a San Antonio Parangaré, requiere conducir por la carretera que va desde Morelia a Quiroga y desviar a la Tenencia de San Nicolás Obispo, y antes de llegar a esta, dar vuelta a la derecha para entrar a este espacio de tranquilidad. O bien, lo puede hacer por la carretera que va Morelia a Pátzcuaro, tomar la desviación a Conintzio, más adelante tomar la carretera a San Nicolás Obispo y de ahí avanzar a San Antonio.
Al llegar a San Antonio, se ve una estructura de piedra con cemento donde se inscribe el nombre de la población, es esta obra la que recibe a propios y extraños que visitan el pueblo; prácticamente todo el desarrollo urbano cuenta con caminos de cemento y servicios municipales básicos; sus vecinos, son gente cálida y que responde a cualquier pregunta que se le hace; sus casas con materiales de la región y en muchas de ellas, aun la piedra volcánica negra expresa su poder frente a los demás materiales; cercano al centro, se ve la importante obra de lo que seguramente será su iglesia. Asistí a una panadería local, a realizar compra de pan(empanadas y conchas), con ello expreso la importancia del comercio local. Más adelante se encuentra su centro histórico que alberga dos estructuras educativas, el preescolar y la primaria.
Ambos edificios están debidamente conservados, salta a la vista el multicolor de las plantas y flores que ofrecen a la vista una propuesta de integrar a los seres vivos, es decir, a los humanos y las plantas, porque los animales se encuentran afuera, como en todas las comunidades.
En los dos espacios el Órgano Autónomo de los Derechos Humanos en Michoacán trabajo cuestiones de valores, principios y virtudes sociales; en ambos lugares se compartió una obra de teatro relacionada con el respeto a los derechos humanos y los derechos de la niñez. Sus docentes, empoderados y preocupados, asumieron con mucho empeño el estar presentes durante esta sesión que ofrecía un espectáculo inédito para los niños al llevar una obra de teatro que expresan la importancia de la convivencia y paz social.
Los niños y las niñas: atentos, contentos, felices, escuchando, atendiendo los comentarios, conviviendo en un formato de horizontalidad, en un formato de complementariedad y de alteridad. Aprendiendo formas
Los docentes: generosos, promoviendo acciones para la disciplina de la niñez, el compromiso por contener y no dejar desbordar sus emociones, permitió avanzar en el proyecto de dos actividades en cada una de los espacios educativos.
Al finalizar el evento, fueron convocados los niños al centro del patio, para al unísono expresar “vivan los niños y las niñas de San Antonio Parangaré”, con ello, no se da por terminada esta acción, al contrario se abre nuevas oportunidades de trabajo para el fortalecimiento de nuevos proyectos y nuevas expresiones de trabajo y colaboración en gobernanza, es decir, padres, madres, alumnos, docentes, instituciones y todos aquellos que desean que los hijos sean presente y el mejor futuro.
Debe reconocerse a los docentes, pero en especial a los maestros de educación física, importantes trasmisores de energía y sensibilidad para la convivencia social; en especial, el acercamiento del maestro de educación física de la primaria Benito Juárez, trabaja para la cohesión social, es un hombre que avanza a sus tiempo promoviendo la confianza de los niños y niñas y de sus familias, avanza en la promoción de identidades para la búsqueda de referentes que permitan a los niños saber por dónde caminar, pero también promueve los valores, si, los valores de comunalidad, del respeto, la colaboración, la solidaridad, y desde luego ama saber que puede impulsar actos de convivencia.
Me expreso el profesor de educación física: “quiero el 30 de abril una gran fiesta para los niños y las niñas, donde demos nieve, lo que los niños deseen comer, juegos para que se diviertan sanamente, que sean felices”, sin duda un gran ser humano.
Concluyo expresando que existen oportunidades de vida para cada servidor público, pero cuando esta oportunidad se apropia y se beneficia a la otredad, entonces estamos frente a sentirnos vivos haciendo un trabajo público, y no muertos repitiendo sin ningún saber la acción comunitaria.
Gracias a quienes asistieron a estos espacios rurales, que obsequian aire fresco, amabilidad, respeto al trabajo y amor por el otro, gracias Pedro, Lenin y gracias Jaime.