Rueda de Molino/Jorge Hidalgo Lugo
Rueda de Molino
Bedolla, y su dilema: ¿gobernador de los michoacanos o activista de López Obrador?
Jorge Hidalgo Lugo
A escasos días de cumplir tres meses de haber asumido el mandato, Alfredo Ramírez Bedolla no atina a dar rumbo a su administración y vive confundido entre no decepcionar a su jefe político Andrés Manuel López Obrador y asumir la responsabilidad, que se presume tiene con todos los michoacanos, no sólo con los de Morena. Por eso es que su errático andar lo reprueban más del 55 por ciento de los gobernados, según encuesta de reciente publicación.
En casi 90 días, la andanza de quien carga con el estigma de haber ganado la elección con ayuda del crimen organizado, se muestra insensible y por demás incapaz, de dar certeza a los pobladores de Tierra Caliente, cuyo éxodo continúa debido a las disputas entre cárteles que se destrozan por lograr el dominio territorial que ambicionan.
Según estimaciones de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, suman más de 3 mil familias las que han sido desplazadas de la zona conformada por Aguililla, Coalcomán, Tepalcatepec, Lombardía, Múgica y ahora, Chinicuila.
Distantes del discurso y la retórica bedollista que intenta minimizar en comparecencias mediáticas artificiosamente manipuladas, los efectos de este enfrentamiento entre grupos criminales están ahí presentes y lo mismo afecta a niños, jóvenes, mujeres, personas de la tercera edad y discapacitados.
Salir de la zona de guerra es la única alternativa para salvar la vida aunque se deba dejar atrás el patrimonio familiar, las tierras de cultivo, el ganado, viviendas y todo lo que se construyó incluso por generaciones.
De esto dan cuenta por igual versiones de los párrocos y autoridades católicas de la región, que tampoco son escuchados por los gobiernos federal y estatal, que se solazan hablar en tiempo futuro de lo que van a hacer, lo que se va a desarrollar, del cómo se evitará que haya nuevos ingresos al crimen organizado con dádivas oficiales a jóvenes y prospectos de “halcones, sicarios, jefes de plaza” y demás rangos de alta cotización en los cárteles.
Ramírez Bedolla ha sido insensible y despreocupado a grado tal que sólo logra aceptar que en el escenario michoacano hay reconocidas 12 células criminales y que la pacificación al Estado llegará hasta dentro de seis años, precisamente cuando su periodo gubernamental esté por terminar.
En cambio más de 45 mil niños han debido abandonar sus estudios, dejar de asistir a clases en las escasas escuelas que aún funcionan, pues como en el caso de Tepalcatepec, sólo un plantel de primaria ha mantenido sus puertas abiertas de acuerdo a denuncias lanzadas por la alcaldesa Martha Laura Mendoza a este medio.
Del pésimo actuar por parte de Ramírez Bedolla se desprende que seguirá sometido a la instrucción que volvió a emitir de manera pública su pastor, pues durante su última visita a Michoacán, López Obrador lanzó el nuevo disparate de que la pelea contra el crimen organizado es una competencia "en buena lid".
Imposible una lucha “en buena lid” cuando en armamento y prácticas de guerra con tecnología avanzada, los narco aliados superan con creces a las policías municipales y del Estado. Porque la Guardia Nacional y el Ejército, deben permanecer en pausa, para no violentar la orden presidencial de “abrazos y no balazos”.
"Tenemos que garantizar la paz y la tranquilidad en el país, sin violar los derechos humanos… llevamos las de ganar porque no sólo estamos garantizando que haya presencia de elementos para proteger al pueblo, instalaciones, estamos trabajando abajo, en las comunidades, llegándole a las familias, como nunca", dijo López Obrador y Bedolla no será quien lo saque de su equivocada fantasía.
En cambio y como distractor populista, el gobernador que ofreció ser cabeza de la “transformación” que urgía en Michoacán, deambula sin ideas ni proyecto propio. Pero lo peor, es que se encuentra atrapado en la red tejida por sus propias mentiras.
Una de éstas y que ya le causa escozor es el de los recursos que se obtuvieron para el pago de la nómina magisterial.
Bedolla, como gusta que le llamen, aceptó al ser descubierto, que contrató un crédito a corto plazo por 2 mil millones de pesos, para abonar mil 400 al adeudo histórico con los trabajadores de la educación.
Pero López Obrador lo puso en evidencia al reiterar en dos ocasiones consecutivas que el pago al magisterio lo ha efectuado la federación y que lo seguirá haciendo.
Alardeó incluso que ahora se hará vía tarjetas bancarias, con la instalación de más de un centenar de sucursales del Banco del Bienestar en los 113 municipios michoacanos.
Obligó esta vez también a Bedolla, a que diera una explicación más detallada al respecto y como es su costumbre, el gobernador se embarulló en datos que lo llevaron a citar que se estaba pagando a través del Convenio U080 que se tiene con el gobierno federal, para ir cubriendo quincenas, bonos y pagos contractuales de fin de año.
Sin embargo dicho convenio, que es para uso discrecional y sin presentar comprobantes de lo utilizado, no contempla por ley, pagos del Capítulo 1000 que corresponden a salarios y nóminas.
Por si fuera poco, insiste Bedolla en que el gobierno federal apoyó a Michoacán con 3 mil 800 millones de pesos desde septiembre para cumplir con los compromisos magisteriales, pero que serán entregados como anticipos de participaciones consideradas en el presupuesto 2022, lo que en buen romance significa que se descontará ese dinero destinados a diversos rubros que aún no se señalan.
Si las cosas son así, entonces cuánto dinero es lo que realmente se le queda a deber al gobierno de López Obrador por anticipo de participaciones y dónde queda el contrato de dos mil millones de pesos porque se ha dicho hasta la saciedad que como nunca en la historia, el apoyo del gobierno federal a Michoacán se verá reflejado en el presupuesto del próximo año.
Sobre todo si esta premisa mediática, pero insostenible hasta ahora en hechos concretos es verdad, entonces por qué la obstinación bedollista en sobornar a diputados opositores para que a cambio de 3 millones de pesos por voto, obtenga la aprobación necesaria que pretende en su primer ejercicio presupuestal, y aplicar un impuesto canallesco por concepto de reemplacamiento.
También contratar nueva deuda por 470 millones de pesos y desaparecer al órgano fiscalizador del Congreso del Estado, conocida como Auditoría Superior de Michoacán, para que no haya herramientas con qué dar seguimiento a los recursos públicos que ya sueña tener entre sus manos.
Y sí, con todo y esto, mantiene el alarde de ser un gobierno de “honestidad y trabajo”, aunque no informe ni de razón de dónde va a pagar las deudas y mejor sigue empecinado en conseguir votos a favor de su pastor para la “ratificación de mandato” que como cruzada lleva a cabo Morena en Michoacán, con Bedolla a la cabeza.
Esto es lo primordial para su accionar: sobornar diputados, engañar a la opinión pública, aunque lo demás, incluyendo el apoyo y asistencia a las víctimas del crimen organizado, puedan y tengan qué esperar, porque no son de su prioridad.
Vale…