Rueda de Molino/Jorge Hidalgo Lugo
Sí hubo injerencia del crimen organizado en Michoacán
Bastaron unas cuantas líneas y la filtración anticipada del proyecto presuntamente elaborado por el magistrado Indalfer Infante González, para que la acusación insistente que se hizo sobre la injerencia del crimen organizado en las elecciones de Michoacán, quedara confirmada.
Al margen que el mismo magistrado autor del presunto documento que circuló profusamente en medios informativos y redes sociales, acepte la presencia criminal en los comicios pero no considere esto causal suficiente para anularlos, pone en entredicho la aplicación de la ley, toda vez que es como si se debiera juzgar a quien robo “pero poquito” y se minimice así de forma complaciente el delito cometido.
Y bajo este injustificable criterio ratifique por igual el triunfo acreditado al narco partido, porque pone ahora bajo la atención mundial, la actuación que deberán tener los demás integrantes de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, toda vez que la aceptación del delito cometido –en menor o mayor medida- es motivo o causal de anulación, o sólo que se interprete como válido que no fue “generalizado” en los polémicos comicios del pasado 6 de junio.
En la interpretación del magistrado Infante González, al menos, se da entrada a las pruebas presentadas lo que nunca hicieron los impresentables sancionadores que integran el Instituto Electoral del Estado de Michoacán y mucho menos distrajo la atención de los consejeros del Instituto Electoral de Michoacán, que dejaron pasar sin vergüenza ni recato alguno, las evidencias que hoy sí acepta el juzgador federal, aunque sean “poquitas”.
La decisión que deben ahora tomar los seis restantes magistrados de la Sala Superior, no podrá ser cosa de juego, como fue para los juzgadores locales que actuaron como cómplices siniestros de las fechorías que hoy son exhibidas aunque “poquitas” en el proyecto polémico.
Al margen de la miopía delictiva que ahora es evidente en consejeros y magistrados de los organismos que se dicen “autónomos”, pero que dejan al descubierto sus ligas con mafias político-criminales, lo que viene ahora es presenciar cómo van a defender o no el proyecto elaborado por Indalfer Infante y la aceptación abierta de irregularidades que a su consideración “no son causal” para declarar nulas las narco elecciones ocurridas en Michoacán.
Porque algo más que retórica leguleya deberán esgrimir para explicar cómo se puede interpretar que haya una aceptación de injerencia de personas pertenecientes al crimen organizado en diversas secciones de los municipios de Múgica, Gabriel Zamora, La Huacana y Nuevo Urecho, todos en el distrito 22, pero no sean causal para invalidar la elección.
Como si en las leyes sobre el particular se estableciera en qué cantidad de municipios o distritos, se puede considerar como elemento suficiente para declarar la nulidad de una elección.
O bien, qué deberán esgrimir para respaldar el proyecto los demás magistrados, si se acepta la intromisión ilegal de Andrés Manuel López Obrador durante la veda electoral, pero darle matiz de “impersonal”.
Como si debiera esperarse que diera nombre y señas particulares de los candidatos del narco partido a los que estaba defendiendo desde las mañaneras, alentando el voto y aceptando que sí estaba metiendo las manos en el proceso porque era su obligación “evitar un fraude electoral”, según sus propias palabras. El que finalmente se cometió pero por sus narco aliados.
En una palabra, lo que van a juzgar los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, basados en el presunto proyecto que hoy se conoce, es si se da manga ancha para que los narco aliados en el futuro sean quienes “con poquito” inclinen la balanza del lado de quien compre sus favores y de plano terminen por mandar al diablo a las leyes, las instituciones y todo vestigio democrático que quede en este país.
Incluidos ellos mismos, integrantes todos del Instituto Nacional Electoral y Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, a quienes en la mira del opresor, se tienen prácticamente sus días contados pese a que le dejen pasar esta nueva fechoría que ya planchó el magistrado Infante González.
Pero lo más morboso del caso es esperar cómo podrá lavarse manos, rostro y cuerpo entero, el beneficiario directo de la narco elección quien se asume como reencarnación de López Obrador y por igual, venda a sus oportunistas seguidores, que él ganó porque esa fue la “voluntad del pueblo de Michoacán” y quiera negar por igual lo establecido en el proyecto de marras, donde se acepta que hubo injerencia del crimen organizado “pero poquito”.
Alfredo Ramírez Bedolla podrá seguir entonces el guión, de aquel sinvergüenza político de Nayarit, Hilario Ramírez Villanueva, ex alcalde de San Blas quien en su momento lanzó desde el fondo de su corrupta conciencia esta desfachatez:
- “Me han criticado porque me gusta mucho el dinero. ¿Y a quién no le gusta?... que le robé a la presidencia. Pues sí le robé, sí le robé, sí le robé, pero poquito, porque estaba bien pobre; fue nomás una rasuradita”.
¿Avalarán los magistrados entonces que Ramírez Bedolla presuma que ganó esta manchada elección con la ayuda, “nomás poquita”, de sus narco aliados?
Vale…