Rueda de molino/Jorge Hidalgo Lugo
Rueda de Molino
La hora ha llegado, México con López Obrador o contra López Obrador
¡Ha sonado la última llamada y no hay tiempo para titubeos ni apatías o valemadrismos tradicionales!
Se cumplió el plazo y México llega a la cita del domingo comicial con la grave disyuntiva de apoyar el retorno a los equilibrios del poder perdidos o mantenerse en la misma dinámica de respaldar el atropello presidencial y la instauración de un régimen absolutista, sin contrapesos que valgan y con una democracia que difícilmente podrá recuperarse en el corto y mediano plazo.
Las elecciones intermedias llegan en un escenario de polarización y enfrentamiento social, incubado, promovido y magistralmente ejecutado por Andrés Manuel López Obrador, quien desde el primer minuto de su mandato se dedicó a colocar en dos bandos a los mexicanos:
Sus fieles y fanatizados adoradores a quienes les está prohibido pensar sólo obedecer bajo la consigna de mostrar y demostrar fe ciega ante cualquier circunstancia y los que se atrevieron a desobedecer, hacer uso de su capacidad de raciocinio para cotejar en los hechos, lo que el discurso hueco y fantasioso dispersó en insufribles comparecencias mañaneras.
Sin embargo y por lo visto en las últimas semanas, sobre todo, la estrategia no dio el resultado que esperaba.
El tablero electoral que hasta hace cinco meses atrás dibujaba una prevalencia de abrumadora mayoría a favor del proyecto autoritario que se ejerce desde Palacio Nacional, hoy tiene otra tonalidad y así llegan al domingo comicial.
La ventaja ya no es abrumadora ni se pinta únicamente de guinda el horizonte del país que se despreció, se menospreció, se pensó que sería incapaz de despertar, salir de su letargo, romper cobardías y defenderse con gallardía ante los atropellos y abusos de poder ejercidos de manera sistemática.
Las campañas que podrán pasar a las catacumbas de la historia por mediocres, insulsas, inconsistentes y hasta de franco desprecio a la inteligencia del colectivo, no serán factor para que este escenario previo a la elección sea el punto de quiebre, que tiene acorralado y sin recursos retóricos a quien ve el riesgo de perder el poder absoluto con que se ha embriagado durante dos años y medio.
Tampoco puede decirse que haya sido la inteligencia, porque está más que demostrado que no la tienen, los liderazgos de partidos tradicionales y con peso nacional, como el factor desequilibrante y contumaz que tiró del nicho al intocable presidencialismo imperial que se ha sostenido hasta la víspera de los comicios.
El mérito mayor y de peso inocultable que tiene contra la pared a López Obrador, es haber creído que este despertar de conciencia nacional no le alcanzaría en la mitad de su accidentado sexenio y que podría incluso seguir con su paso depredador todo el periodo de gobierno, hasta el virtual alargamiento en el mismo, que tenía proyectado en su plan para m<ntenerse el tiempo que su ocurrencia le dictara en el momento.
Desdén y desprecio marcado a la inteligencia de quienes creyó estarían adormilados, abúlicos, temerosos, acobardados o de residencia de plano en otro país, como uno de sus múltiples errores que hoy se revierten en su contra.
Otro factor sin duda, su poco o nulo humanismo para ser solidario con quienes se quedaron viudas, huérfanos o en el desamparo total ante la muerte de 250 mil personas víctimas de la pandemia que hoy día nunca le mereció una política pública conjunta con Estados y municipios, para tratar de contener los efectos que él mismo despreció en sus inicios con lances con estampitas para evitar el contagio, o decir que había caído “como anillo al dedo”, o no hacer caso para seguir invitando a la gente a “darse abrazos” y hasta burlarse que era una enfermedad que sólo le daba a los “deshonestos y corruptos”.
Engarzar en el largo rosario de abusos de poder que marcaron la vida de campesinos, médicos, académicos, deportistas, estudiantes de excelencia, artistas, intelectuales, periodistas, empresarios y un sinfín de sectores más a los que no sólo atacó sin clemencia, sino además estigmatizó y acusó sin probar, de ser algo así como la escoria de la humanidad. Ellos y sus familias ven también llegada la hora del desquite en las urnas.
Las mujeres que pelearon por ser escuchadas y les cerró el paso, las hostigó y etiquetó como enviadas de los enemigos del régimen, porque pedían se abatieran los ataques que como género las lastiman y agreden, el reclamo para que haya un efectivo combate contra el feminicidio y castigo ejemplar a los asesinos, es otro sector que se frotan las manos para cobrar parte de su frustración en las urnas.
Los deudos de muertos y personas que quedarán lisiadas para el resto de sus días, víctimas del colapso en la Línea 12 del Metro a quienes no quiso ver y prefirió irse a tomar fotos a sus obras faraónicas y comiendo tlayudas, ven llegada la ocasión de mandarlo ¡al carajo! a través de las boletas electorales.
Es así que este domingo comicial, es la última llamada a México para elegir entre la prevalencia de un insensible y autocrático poder o el equilibrio que lo someta y ubique en la realidad que nunca debió perder, para hacerle saber que este país no es de su propiedad ni sus habitantes peones de hacienda porfirista a su servicio.
Esta es la elección en que se decidirá si México está con López Obrador o contra López Obrador.
¿Y Usted ya sabe por cuál opción va a votar?
Vale..
*Director general de Portal Hidalgo