Rueda de Molino/Jorge Hidalgo Lugo
Rueda de Molino
El teatro fantástico de López Obrador, mentiras que superan su particular ficción
Jorge Hidalgo Lugo
No es cuestión de filias o fobias, sino de estricto sentido común.
Escuchar el listado de mentiras con que buscó nuevamente engañar a sus feligreses, que según sus cálculos poco conservadores son 7 de cada 10 mexicanos, nos ubican en una realidad que obliga a reconocer la habilidad con que Andrés Manuel López Obrador se conduce para no sólo creer sus propias falacias sino inducir a que todos, por obligación o conveniencia, vivamos con esas fantasías como parte de la “lealtad ciega” que reclama a los mal gobernados en este vapuleado país.
Escuchar en su teatro fantástico el desparpajo con que pretendió resumir dos años de ataques, agresiones, polarización, insultos, hostigamientos y desprecio marcado hacia quienes disienten, con esa falacia que pretendió ser remate magistral donde sin rubor alguno, aseguró no aspirar “al pensamiento único ni al consenso”, deja ver la bipolaridad que acusa en todas sus acciones y palabras al frente del mandato, objeto del autoelogio puesto en escena en Palacio Nacional.
Sobre todo si a los escupitajos cotidianos contra “fifís, conservadores, empresarios mafiosos, pasquines inmundos, minorías que perdieron privilegios, opositores derrotadas moralmente”, contrastamos con el no menos insultante intento de tomarnos el pelo con su aceptación que existe “oposición a nuestro gobierno y eso es legítimo y normal en una auténtica democracia, máxime cuando se está llevando a cabo una transformación profunda impulsada por nuevas ideas liberales”, es como acudir a un especialista en desequilibrios mentales.
Porque si hasta ahí había alguien a quien había embaucado con su zalamero mea culpa, se debió atragantar con la bilis lanzada precisamente en el remate que lo ubicó en cuestión de segundos, en su pobre y opresora dimensión: “…ideas liberales que busca acabar con privilegios de minorías conservadoras acostumbradas a medrar al amparo del poder económico o de poder político”.
Luego entonces se vale que haya disidentes, opositores y toda esa caterva de embustes, pero no dejan ni dejarán de tener el epíteto de “minorías conservadoras” que medran, son rapaces y deben desaparecer de la faz de la tierra.
Resumen de falsedades como las que nos ha recetado durante las “504 conferencias de prensa de 7:00 a 9:00 de la mañana de lunes a viernes” invocadas en el acto diseñado para culto a su personalidad, aunque hoy tengamos la peor economía y mayor violencia que los satanizados gobiernos de los “prinistas” refugio de todas sus excusas y evasivas ante la realidad que hoy consume y quema a México.
Porque en esta bipolaridad y negación sistemática del desastre que ha provocado, López Obrador no mencionó que al terminar este fatídico año, habrá 12 millones de pobres más en México y 70 millones de mexicanos que no tienen ingresos suficientes para adquirir la canasta básica según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y a cambio lanzó otra invención que insulta la inteligencia por rala que pueda existir entre los millones de mal gobernados: “…puedo sostener, con hechos y en honor a la verdad, que hemos avanzando en nuestro objetivo de transformar a México”
Elementos para el contraste sobran y no es por morbo, sino simple ejercicio de elemental análisis porque con la deformación de cuarta que se ha instalado en suelo nacional desde hace 48 meses, se ha aumentado la “deuda total neta pública en 1.5 billones de pesos de 2018 a septiembre de 2020 y hoy, se ubica en 12.28 billones de pesos”, de acuerdo a datos de la Secretaría de Hacienda.
Y es aquí donde no encaja el alarde triunfalista (¿autocrático?), con que presumió al espetar que “hemos ahorrado en dos años un billón 300 mil millones de pesos en compras y contratos”, sin mencionar eso sí el destino que se ha dado a ese recurso porque de ser cierto, como lo pretendió vender a sus mascotas, debiera ya compensar los 22 mil millones de dólares que de acuerdo al Banco de México y Forbes, salieron del país por la falta de confianza de inversionistas satanizados, perseguidos y expuestos en la pira mediática del circo mañanero.
De desquiciado e irresponsabilidad siniestra, el lance con que pretendió engatusar respecto al avance en “el rescate de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad, empresas públicas a las que la corrupción y la embestida privatizadora pusieron al borde de la desaparición”.
Porque no mencionó que tan sólo de enero a septiembre del 2020, la petrolera paraestatal perdió 550 mil millones de pesos, y que en suma lleva ya quebrantos cercanas al billón de pesos durante el gobierno que se presume de eficiente y haber sentado las bases “de la transformación de México”.
Desmenuzar el contenido del cuento pinochesco con que quiso sorprender a los mexicanos sería largo en un solo espacio, sólo anotamos algunos más como para no dejarlo en el tintero.
Tan sólo la intocable y hoy “rescatada” Comisión Federal de Electricidad, arroja pérdidas por 122 mil millones de pesos bajo la dirección del acaudalado Manuel Bartlett Díaz, pero eso no lo inhibió en su intento de embaucar a sus cándidos seguidores.
Para no dejar de lado y antes de caer en la misma paranoia que aqueja al vecino del zócalo capitalino, recuperamos ese otro embuste que hizo al jactarse que “ahora se respeta la Constitución, hay legalidad y democracia. Se garantizan las libertades y el derecho a disentir, hay transparencia plena y derecho a la información, no se censura a nadie, no se violan los derechos humanos, no se reprime al pueblo, no se organizan fraudes electorales desde el poder federal”.
Respeto a la Constitución que obligaría hacer válido quien juró guardar y hacer guardar su contenido en el juramento de toma de posesión, pero que en cambio pulveriza en el día a día con la campaña abierta y pública en favor de su proyecto de nación que lo mueve a exponer en la pira mediática a los “moramente derrotados” y cuyas burlas sarcásticas resonaron en Palacio Nacional apenas días antes del día del Presidente, cuando calificó como "muy vergonzosas" las alianzas políticas que están haciendo PAN, PRI y PRD con miras a las próximas elecciones.
Peor aún que en sus acostumbradas arengas proselitistas, el eterno candidato que sigue en campaña, pidió en Mexicali refrendar el apoyo para mantener bajo su control el Poder Legislativo en los comicios del año entrante, lo que echa por tierra la falsa premisa con que quiso timar al referir que “el gobierno ya no representa a una minoría, sino a todos los mexicanos de todas las clases, culturas y creencias”.
Nada salvable, en el listado de mentiras y lugares comunes donde como siempre, se dio prioridad al pasado como justificación de la ineficiencia en el presente y la eterna invocación de futuro mejor, que como la supuesta construcción de 140 universidades mencionadas, siguen siendo una tomadura de pelo al pueblo bueno y sabio.
Ese mismo conglomerado que de acuerdo a sus expectativas, le son fieles y “con eso tenemos” como respuesta a la falaz popularidad que bien puede tener como persona, pero no como Presidente, esa figura que sigue faltando en este país.