Rueda de Molino/Jorge Hidalgo Lugo
Rueda de Molino
El payasito de traspatio va a la Casa Blanca para alegrar una campaña en declive
Jorge Hidalgo Lugo
No hay antecedente en la historia diplomática de las últimas décadas, evidencia de un trato tan poco comedido, humillante y alejado de todo protocolo, de un presidente de Estados Unidos a su par de México.
Y lo más lamentable, que quien alardeó por años que reclamaría cada agresión y no permitiría vejaciones de ningún tipo, sea precisamente el blanco de los desplantes que realiza el gringo loco en aras de demostrar superioridad y el mandato que ejerce sobre el débil y patético bufoncito del sur.
Así podría resumirse el accionar que ha tenido Donald Trump con Andrés Manuel López Obrador y que se ha agudizado precisamente a raíz que se oficializó la firma del tratado comercial que enlaza a ambos países que representan, junto con Canadá cuyo primer ministro, Justin Trudeau, ni por asomo permitiría lo sobajara el estadunidense como lo hace con el mexicano.
Primero la orden que a manera de anuncio hizo Trump para anticipar que López Obrador estaría en su territorio, sin que hubiera mediado invitación formal, oficial y mucho menos, se tomara en cuenta al cuerpo diplomático acreditado en Washington, como tampoco a la cancillería representada por Marcelo Ebrard.
Aviso que sonó como ordenamiento y que tomó forma días después, para lograr que por vez primera desde que asumió el mandato, López Obrador aceptara salir del país y acudiera a un encuentro donde no hay nada más que tratar, mucho menos agregar al T-Mec, porque eso es expediente cerrado y totalmente concluido.
Y por si fuera poco, ejemplo vivo de un acuerdo neoliberal y conservador aceptado y aplaudido por quien sataniza y persigue a “neoliberales y conservadores”, al menos en el discurso mañanero siempre incendiario y lleno de odio.
Tampoco puede decirse que se trató con respeto diplomático lo que se ha exhibido en el prolegómeno de la visita-orden que dio Trump a López Obrador, pues no sólo ha sido menospreciado como si fuera mandatario de un país bananero al excusarse que “por reparaciones en la Casa Blanca”, se le conferiría a un hotel para pasar la noche.
Por si fuera poco, sin calidad de visita de Estado y los rituales que esto implica, el prepotente y racista norteamericano alardeó apenas horas antes en visita presencial, el avance que registra la construcción del muro de la ignominia, con el que realza la supremacía que mantiene sobre nuestro país y el nulo respeto que le merecen las vidas de esos seres humanos que por necesidad, intentan cruzar la frontera en busca de mejores oportunidades.
Un muro que por cierto, sigue presumiendo va a pagar México y es fecha que López Obrador no hace pronunciamiento alguno al respecto.
Como tampoco ha hecho pronunciamiento alguno sobre la insistencia de deportar a los “dreamers”, esa legión de mexicanos que llegaron siendo niños a los Estados Unidos, que se sienten más arraigados a esa tierra que al suelo que los vio nacer y cuya suerte se juega en la controversia que trabaja el propio Trump en los tribunales norteamericanos.
También horas antes de la orden-visita que llevará a cabo López Obrador, el xenófobo republicano ha metido el acelerador a fondo en busca de terminar con la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), programa que protege de la deportación a 850 mil jóvenes migrantes y con ello recuperar en parte los 10 puntos de ventaja que ya le lleva el demócrata Joe Biden.
En ese contexto, López Obrador acepta sumiso la orden para visitar a Trump sin importarle el menoscabo a su figura, a sus ofrecimientos, a lo que debe privilegiar para hacer respetar la dignidad de los mexicanos y prefiere optar por ir como los sirvientes, entrar por la parte trasera y hacerla de huésped no deseado.
Acude a una comida con la condición de llevar su “lunch” como aparenta el trato que le dispensa alguien a quien seguramente debe mucho, lo que es inocultable y por eso acepta el trato que le dispensan como el payasito del traspatio que va a animar la alicaída campaña republicana.
¡Ah! Pero eso sí en la comitiva, a manera de arlequines, figuras empresariales que fueron satanizados como parte de la mafia del poder, que hoy ya no son al convertirse en “socios” de la deformación de cuarta que mal conduce este país.
Lástima de representante que eligieron los mexicanos hoy sin salir del asombro ante tanta abyección y entreguismo, como nunca antes en la historia reciente de México.
Con bloque opositor y margen de indecisos, se tambalea Morena
En el contexto nacional, ante el despertar de un país atropellado en su inteligencia y víctima de las agresiones constantes a su bienestar, a su patrimonio logrado con muchos años de trabajo honesto y esforzado, las preferencias rumbo a los comicios del año entrante se mueven de manera paulatina y eso tiene hartamente preocupado al dueño de Morena. Por eso su obsesión por apoderarse del Instituto Nacional Electoral y ser quien decida quién y cuándo se gana una votación.
Si bien se mantiene la preferencia en los distintos sondeos a favor del proyecto tiránico que encabeza López Obrador, también es notorio que crece el margen de indecisos y retoman fuerza, por regiones y entidades federativas, las fuerzas políticas opositoras que si bien alardeó tenía “moralmente derrotadas”, parecieran salir de sus sepulcros.
A escaso un año de los comicios, en conjunto los opositores superan en preferencia a Morena, solos sin importar que haya alianza con el PT y Verde Ecologista.
Pero además, el rango de indecisos que difícilmente daría su voto a Morena y sus candidatos, es el gran reto que representa porque cualquier marca o aspirante que logre atraer su respaldo, estará obteniendo el triunfo electoral o bien, termine por perderse en los desechos de la abstención, escenario por el que va a apostar el partido en el poder.
Un bloque opositor serio, que privilegie a ese enorme caudal de ciudadanos insatisfechos, temerosos, agredidos y vilipendiados por López Obrador con su populismo terrorífico, tiene la mesa puesta y los invitados de su lado. Falta que lo sepan, lo quieran aprovechar porque no tendrán otra oportunidad como la que se presenta.
Morena no crece, pero en contraparte y aunque tenue hay mayor aceptación otra vez a las marcas como PAN, PRI, PRD y MC. Juntos pueden ganar, con apuros pero lo lograrían, sin embargo si son respaldados por los indecisos, liquidarán cualquier intento de López Obrador por imponer una dictadura en México.
Así las cosas, habrá que ver cómo se conducen los liderazgos y actores políticos que representan estas siglas, pues como se mencionó en el despacho anterior, también son susceptibles de tentaciones y cañonazos de millones de pesos para vender la causa que dicen representar.
Por lo pronto en Michoacán, Víctor Silva Tejeda y su partido, el Revolucionario Institucional encabezan las preferencias de cuantos cuadros políticos se manejan en las diversas fuerzas opositoras. La duda es si los demás aceptarán y sumarse a la conformación del bloque, para luego ir por los damnificados que va sembrando López Obrador.
Vale…