Rueda de Molino/Jorge Hidalgo
Alfredo Ramírez Bedolla presume con sombrero ajeno su supuesta “reconstrucción” en ausencia de logros propios.
En un alarde de absoluta desfachatez y no poco cinismo, Alfredo Ramírez Bedolla salió a presumir lo que a su magro accionar al frente del gobierno de Michoacán, representan los primeros “100 días de Reconstrucción”, donde lugares comunes y retórica oficiosa, se quieren vender como buenos resultados.
A imagen y semejanza de su gurú, guía, pastor, ídolo a venerar eternamente que habita en Palacio Nacional, la peculiaridad de estos tres meses de gestión bedollista se ha basada en atacar al que ya no está y hacerlo responsable de cuantos males habidos y por haber, hay en Michoacán.
Sin embargo, en la recopilación de logros que previamente se han difundido como una suerte de resumen correspondientes al 2021, el errático gobierno que se dice morenista, abarca por igual los 9 meses de gestión de ese innombrable personaje al que busca linchar mediáticamente cada que se trata de ocultar una deficiencia propia.
Esto es, si de presumir con sombrero ajeno se trata, Ramírez Bedolla es ya todo un experto y de eso dan cuenta sus comunicados oficiales y publicaciones en redes sociales, respecto a materias como salud, desarrollo económico, turismo y otros que engloban de manera inescrupulosa como resultados correspondientes al año pasado, del que sólo tres meses corresponden a su incierta administración.
Pero al margen de esto, la orfandad de resultados que se pretenden ocultar con la falacia de una “reconstrucción”, queda al descubierto cuando pretende engañar o tomar el pelo a los mal gobernados, aduciendo por ejemplo que el combate a la corrupción y su eventual destierro, ya dio resultados.
Porque dicha afirmación se contrasta de inmediato con la asignatura pendiente que pesa en contra de Yarabí Ávila, quien en las postrimerías de la pasada legislatura local fuera acusada de una presunta responsabilidad que tuvo como presidente del Comité de Administración y Control del Congreso del Estado, y a quien le exigían “responder por 50 millones de pesos que desaparecieron entre el 15 de septiembre y el 31 de diciembre de 2018”.
Señalamientos que obran en poder de instancias jurídicas sospechosamente ocultas o deliberadamente congeladas, sobre todo porque la ex priista quien también secuestró al Poder Legislativo por consigna de Morena -proyecto al que ya se había adherido, instrumentó que ya no se pudiera sesionar y los diputados literalmente fueran acosados por la persecución bedollista-, perros de caza emplantonados en las afueras de la sede parlamentaria.
Recursos que por igual parecieran haber tenido como destino final convertirse en “aportaciones al movimiento” que hoy la premia con la titularidad de la Secretaría de Educación en el Estado, dependencia que manejará la mayor parte del presupuesto en este año y que asciende a 26 mil 795 millones de pesos.
¡Como poner la iglesia en manos de Lutero!
Pero si de más mentiras se puede hablar podemos encontrar que en su “reconstrucción” no alude que el gobierno federal, el de su amo y pastor, destruyó a nivel nacional toda figura de “fondo” o “fideicomiso” por tratarse de refugios de “corruptos y deshonestos”, según las destructoras palabras del mesías de Macuspana.
Sin embargo, a contra pelo, el bedollismo presume la conformación del Fondo para el Fortalecimiento de la Paz (Fortapaz), creado “para apoyar la formación, certificación y equipamiento de policías, así como la infraestructura municipal para la prevención del delito”, y donde se dispondrá de hasta 821 millones de pesos que presuntamente surgirán del impuesto por el reemplacamiento que endilgó a los michoacanos con la promiscua compra de apoyos opositores en el Congreso del Estado, en otra muestra más de deshonestidad morenista.
Otra evidencia más de corrupción y deshonestidad, ésa que tanto espanta en el discurso pero que es ya práctica de su gobierno en el terreno de los hechos para conseguir los fines que se persiguen, pisoteando la voluntad de las mayorías que no le dieron el respaldo en las urnas a la hora de conformar un Legislativo donde originalmente no debía tener mayoría, pero que ya corrompió a base de cañonazos multimillonarios, como se especula en los pasillos de la vetusta Casa de Anzorena.
Y por el mismo tenor, la arrogancia de presumir de lo que se carece, no incluyó por razones obvias lo que está anunciado con antelación por su patrón, al que debe obedecer ciega y lealmente como corresponde al cargo de súper delegado que le endilgara en octubre pasado.
Pues el que se dice gobernador morenista de Michoacán es incapaz de contradecir las órdenes de “abrazos y no balazos” con que se combate al crimen organizado y de ahí que en los “100 días de Reconstrucción” no se mencionan tampoco las 814 ejecuciones que registra la estadística ligada al crimen organizado.
Un promedio de 8.14 víctimas al día que caen ante la inoperancia del Estado y la simulación bedollista, porque la instrucción que se debe aterrizar es de dar la lucha “en buena lid” como lo precisó López Obrador en su última visita de diciembre pasado a Michoacán y no hay motivo para desobedecer.
Por último y como una perla más del rosario de falacias que inundan a este errático gobierno paticojo y plagado de improvisaciones, es el que señala dos nuevos programas del Bienestar “para otorgar pensiones a familias que atienden niños y niñas con cáncer, y para personas con discapacidad mayores de 30 años de edad”.
Ambiguo como holgado concepto al que dice ya se destinaron 777 millones de pesos para adquirir medicamentos e insumos, cuando la constante ha sido la queja precisamente por falta de recursos con qué salir al frente de la responsabilidad pues todo se ha ido a pagar los compromisos heredados por el innombrable que ya no está, que ya se fue, que todo se llevó…
Millonarias cantidades que por igual se pretenden sacar de esquilmar a los contribuyentes michoacanos, con la salvedad que López Obrador despareció del firmamento nacional el respaldo a niños con cáncer, se obstina en despreciar los reclamos de los padres de familia involucrados y por si fuera poco, el instrumentador de esta felonía, como diputado federal y quien presentó el proyecto legislativo, Iván Arturo Pérez Negrón Ruiz, hoy forma parte del gabinetazo de Morena en Michoacán.
Así las cosas, podría ser presuntuoso hablar de los primeros y catastróficos 100 días de su desorientado accionar al frente del Gobierno de Michoacán como lo quisiera, pero no hacer alarde de “reconstruir” un Estado huérfano de logros y muy distante de obtenerlos, porque como se presenta el año, sobrevendrá una crisis aún mayor en materia de salud, seguridad y economía, de pronóstico reservado.
Lo recomendable, porque está visto que Ramírez Bedolla no le sabe al tema, pero como recipiendario de un golpe de suerte que le cayó de la nada, debiera buscar ayuda y hacerse de un equipo eficiente, que ayude a Michoacán y no a su causa personal o morenista, a tomar un mejor rumbo del que hoy lleva y que por algo lo coloca en el lugar 30 de 32, entre los de más baja calificación nacional que le conceden sus gobernados.
Salvo que vayan a salir con su embuste de que el pueblo bueno y sabio también puede equivocarse o que él, Ramírez Bedolla, tiene otros datos…
Vale…