Rueda de molino
¿Usted cree en esas encuestas? ¡Yo tampoco!
Otra fechoría mediática se ha puesto en marcha por indicaciones del tirano que habita en Palacio Nacional, con cargo al erario federal y en busca de burlarse por enésima vez, de la opinión pública que ahora no sólo está abrumada por el golpeteo incesante de mensajes propagandísticos por las pre campañas, sino además sufre los embates de encuestadoras al servicio de la deformación de cuarta, con la perversa intención de mal orientar a los potenciales votantes.
Desde semanas atrás, en este mismo espacio, alertamos el cambio de estrategia que había operado por indicaciones del cuarto de guerra que encabeza Andrés Manuel López Obrador, para dejar margen de maniobra con los medios y periodistas “chayoteros”, así calificados y menospreciados desde su patíbulo mañanero, a efecto de no contaminar con sus malas relaciones y en perjuicio de #EsClaudia.
De manera repentina pudimos apreciar cómo bajó la intensidad en los mensajes belicosos, cargados de odio y plagados de acusaciones en contra de medios y periodistas quienes para el opresor, no son dignos de cohabitar en el paraíso que el dice construir para bien del pueblo bueno y sabio, como nunca antes se hizo.
Y dio su visto bueno para que los operadores de su corcholata consentida, la que sigue fiel las indicaciones que le transmite a través del bastón de bando con control remoto, a efecto de entrar en abierta negociación con esos mismos medios a los que durante cinco años acusó de todo y llevó a niveles de corrupción deleznable para justificar los ataques que infringió con tabasqueña e irresponsable alegría.
Así logró sembrar desequilibrios financieros graves que acusaron las grandes empresas editoriales no sólo impresas, sino también las que sobreviven en el espectro radiofónico y televisivo, con sus marcadas y definidas excepciones quienes por conveniencia y fincado temor de colapsar ante la falta de publicidad oficial, cedieron a los nuevos mandatos obradoristas.
Hoy es palpable y por demás patético constatar cómo a la protegida del obradorismo, anticlimática, incapaz de emocionar a los de su propia casa, se le cuida, no se le señalan errores, mucho menos cuestionan la falta de propuestas serias, reales, que motiven al país y en contraparte, la posicionan con medio año de anticipación, como la indiscutible y única carta viable para conducir la construcción del segundo piso de lo que llaman cuarta transformación.
El mismo esquema que aplicaba en su momento el priismo hegemónico y del que tanto se quejó en sus lances de opositor incendiario, hoy lo ejecuta con intensidad y sapiencia el autócrata tabasqueño, sin medir respeto alguno como resulta la inusitada aceptación que según sus medios comprados, tienen por las nubes al engendro neoleonés, su flamante marioneta naranja, con apenas escasas dos semanas de haber irrumpido en el escenario preelectoral.
Dos botones de muestra de cómo está fraguado el entreguismo de los medios que salvo honrosas y cada vez más escasas excepciones, dan la cara a la objetividad y buscan con empeño no incurrir en la trampa obradorista de anticipar victorias inevitables, con un país que se cae a pedazos y una realidad lacerante que dista mucho de ser el paraíso artificioso que busca vender con su gélida figura, la corcholata preferida de su profesor.
Y más aún si se revisa con detenimiento que a falta de recursos económicos con que entrar en rango mínimo de competencia por lo avasallante que resulta enfrentar al aparato de Estado al servicio de la hoy mafia en el poder, la Señora X es menospreciada y objeto de un dirigido maltrato en todo cuanta haga, diga o deje de hacer.
Así las cosas sólo resta estar alertas y no caer en la trampa que ha puesto López Obrador para entronizar desde ahora a su corcholata preferida, con la irrespetuosa e irresponsable visión que desde su trono palaciego mantiene al considerar que los mexicanos todos, incluyendo sus feligreses y fanáticos irredentos, son parte de la legión del rebuzne y por ende, incapaces de utilizar el mínimo raciocinio que desenmascare esta perversa estratagema para confundir y desalentar a potenciales votantes en su contra.
Como muestra de esta engañifa que se cocina en los peroles macuspanos, podemos citar las encuestas que siempre son a favor de quien mejor las paga y que hoy siguen colocando al tirano en altos niveles de aceptación, lo que le hace salir a presumir en su arrogante estilo, que aun pese a desgracias como la que se vive en Acapulco, él es uno de los presidentes más queridos del “mundo mundial”.
Y en contra parte, cada vez son más frecuentes sus huidas, cercos metálicos sobre zonas adyacentes a su residencia palaciega, inasistencias a eventos oficiales, bajo la argucia de cuidar la investidura presidencial y no exponerse a que le mienten la madre, como se solaza en manifestar ante la prensa militante y condescendiente que le aplaude como focas amaestradas, mañana a mañana en su insufrible comparecencia nacional.
Esto es, un hombre cercado por estrategia para no encarar y mucho menos escuchar las voces que reclaman sus atropellos de poder y medidas de gobierno atentatorias a una diversidad social cada vez más amplia, no respaldan ni con mucho, la estadística de popularidad que se busca vender como indeleble en las encuestas que siguen siendo pagadas con recursos de todos los mexicanos, incluyendo los que buscan mentarle la madre como único desahogo que tienen a su alcance.
Así también los impresentables cuadros de Morena como Alfredo Ramírez Bedolla, quien cobra en Michoacán por aprender a gobernar, que en el transcurso de medio año, salió de los últimos lugares en el ranking nacional para encaramarse dentro de los primeros diez, sin mayor mérito que soltar millonarios recursos para lograr esta inusitada popularidad.
Esto precisamente en un Estado consumido por el narco crimen y marcado por la frivolidad irresponsable de alguien que ve llegada la oportunidad de sacar del clóset frustraciones, arrebatos y enconos que marcaron su intrascendente vida hasta antes de ser el “Juanito” versión tarasca que hoy goza de las mieles que da el “pinshi” poder morenista.
En resumidas cuentas, estamos en el escenario de cómo el dueño de Morena se empeña en engañar a la opinión pública, mediante los timos que instrumentan en sus ahora aliados informativos que ven llegar el momento de resarcir pérdidas millonarias sufridas en casi cinco años de sequía impuesta por el bloqueo publicitario, que hoy sirve de anzuelo en el que muchos se han enganchado ya… y los que faltan.
Y ante ello, la pregunta final:
¿Usted cree en esas encuestas? ¡Yo tampoco!
Vale…