Ricardo Monreal merece la mención/Javier Lozano
Leí minuciosamente el artículo de Ricardo Monreal titulado: “Perseverancia e instinto”. La definición, sin duda, es una combinación de dos factores asociados a su larga trayectoria política. De hecho, después de leer la columna del senador que subió a su página web me convencí más de la injusticia que se sigue cometiendo al no ser considerado- por el presidente- como aspirante legítimo presidencial de Morena en el juego sucesorio.
El origen tiene una conspiración de fondo que encierra está barrera que se formó después de las elecciones intermedias del 2021 donde sembraron intrigas y conjuras en su contra. De ahí se pasó al proceso de exclusión en voz del propio presidente López Obrador que está convertido- prácticamente- en el mediador y árbitro de la contienda electoral. De hecho, él mismo concluyó que sólo tres actores de la clase política deben medirse entre sí.
La cuestión es que, el mejor árbitro o termómetro para calificar esa determinación, es el propio pueblo quien ha decidido incluir a Ricardo Monreal en la lista de aspirantes presidenciales de Morena, incluso está muy por encima del mismo secretario de Gobierno en la percepción de militantes y simpatizantes de Morena.
Entonces, limitar o tratar de acotar el nombre de Ricardo Monreal no ha sido suficiente para sacarlo del juego por la silla presidencial. Por el contrario, un promedio de más del 18% de simpatizantes y militantes se inclinan por él; sí consideramos que el 2023 será el año de las definiciones y entrará la etapa más álgida todo puede ocurrir, incluso eso lo recordó el propio coordinador de los senadores en su artículo titulado: Perseverancia e instinto que publicó en su página.
Él, en esos fragmentos, rememoró la efervescencia que se vivió en Zacatecas cuando el ahora presidente Obrador lo invitó a ser el candidato a la gubernatura. Partió prácticamente de cero; inició con solo 5% de la intención del voto y ganó. Pocos años después, se convirtió en un gran referente del movimiento lopezobradorista consolidándose como precursor y pieza clave de la gestación de Morena.
Por ello, tiene méritos propios para ser reconocido como aspirante presidencial de Morena por la propia voz del presidente. Se lo ha ganado en más de 26 años de lucha irrestricta a pesar de los duros momentos que vivió la expresión. Es pionero de este proceso en la llamada Cuarta Transformación, incluso pieza fundamental en la consolidación de un esquema importante de Reformas Constitucionales que él mismo encauza haciendo hincapié en el diálogo y el consenso.
De no ser por él no estaríamos hablando de una gran columna de cambios constitucionales que significan, en esta etapa de transformación, un gran sostén para las políticas públicas del país. Sin embargo, hasta ahora, no se le ha hecho justicia histórica ni reconocimiento legítimo a su aspiración presidencial. Para él no hay comentarios positivos en Palacio Nacional, ni siquiera una mención a menos de que sea por una pregunta expresa de algún reportero de la prensa.
El presidente decidió incluir a Claudia, Marcelo y Adán Augusto; sin embargo, a Ricardo Monreal no, al menos no de su voz. No obstante, el coordinador ha sido capaz de sobreponerse a esa situación a pesar de lo duro que ha sido no recibir los cumplidos y elogios del presidente como sí lo hace con los demás.
Nunca, al menos desde hace mucho tiempo, había notado tanta exclusión y segregación hacía un aspirante presidencial. Por ello, no se le puede negar ese reconocimiento y derecho político, especialmente tratándose de alguien que ha sumado y participado desde sus inicios como movimiento social. Y Ricardo Monreal ha contribuido a la causa.
De hecho, él mismo lo comentó: “luchar dentro de Morena, luchar porque no se pierda la esencia de Morena, luchar porque continúe la política social que el Presidente ha implementado y luchar por lo bueno que se ha llevado a cabo, es nuestra obligación. Corregir lo que no está bien o mejorar lo que no está funcionando, es también nuestra obligación”.
Esa actitud también se debe corregir desde el gobierno. A Ricardo Monreal le deben de reconocer su aspiración legítima e histórica como lo ha hecho el presidente con Claudia, Marcelo y Adán. Lo merece, créanme. Durante 25 ha cumplido en el camino incipiente para profundizar la vida democrática del país