Ricardo, Catalina y Saúl
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Ricardo Monreal, siendo uno de los políticos más importantes del país, ha tomado mayor fuerza y protagonismo en esta etapa clave de su carrera. A principios del pasado año, muchos presagiaban un escenario fuera del partido que él mismo ayudó a fundar. Otros, por ejemplo, pronosticaban erróneamente una fractura definitiva con el presidente López Obrador por esa pausa que, durante más de un año y medio, se dio a causa de las intrigas que sembraron en su contra. Ni una cosa ni la otra: el principal motivo que lo orilló a permanecer es la lealtad que ha tenido con las causas de la izquierda y, por supuesto, la fidelidad al mandatario federal.
Recuerdo que, en vísperas del arranque del proceso interno, Ricardo Monreal platicó con el presidente en dos ocasiones consecutivas. La primera, queda claro, cuando recibió a los presidenciales que, en aquella época, aspiraban a participar en el ejercicio que organizó el partido guinda. La otra, quizá, más importante en un encuentro privado con Andrés Manuel en Palacio Nacional. La fotografía de ambos, de hecho, retrató la unidad y aclaró cualquier suspicacia. Además de ello, fortaleció la capacidad política que personajes como Monreal aportan para seguir generando las condiciones de triunfo.
Después de ello, sabemos, jugó el proceso interno con todo lo que significó cargar con lo que aconteció a priori. Aun así, decidió buscar el respaldo social y convertirse en el abanderado de Morena. Luchó hasta el final demostrando que, pese a todo lo que implicó, jamás se dio por vencido. No ganó la encuesta, pero reconoció a Claudia Sheinbaum como la ganadora con la frente en alto. Un gesto democrático que, de paso, mostró civilidad y altura de miras. Luego de ese paso, se sabe, llegó el armado de la estructura de la ganadora y, con todos los méritos, fue nombrado coordinador territorial y organización de logística, una tarea clave para los recorridos y, por supuesto, para tomar decisiones.
De manera paralela, Ricardo Monreal regresó al Senado de la República, lo mismo que a la coordinación de la fracción. Una maniobra lógica que, sabemos, es para dar seguimiento puntual a los pendientes y lo que es más importante, coronar el sexenio del presidente López Obrador. Hablo del paquete de iniciativas que, después de que se desahogue en San Lázaro, llegará a la Cámara Alta para seguir la ruta legislativa que comienza, queda claro, en el momento que la minuta aterrice. Teniendo claro lo que significa ese hecho, el protagonismo de Monreal ha tomado mucha fuerza.
Y, por si eso fuese poco, el efecto que ha provocado Ricardo Monreal ha hecho posible que parte de su estructura incursione en el ejercicio electoral. Cada uno de ellos, desde luego, tiene los méritos de haber ganado la encuesta interna que levanta el partido. Catalina Monreal, quien fungía como coordinadora territorial del zacatecano en el proceso interno, será la abandera del partido guinda en la Cuauhtémoc. Eso, sin lugar a dudas, favorece el panorama y, no hay duda de ello, pone en una situación inmejorable al lopezobradorismo para regresar un bastión clave del corazón de la patria. Caty, como la conocen, tiene las cualidades indispensables para hacer un buen trabajo. Hablo del impacto que provoca una activista social y luchadora de causas de la mujer.
Para fortalecer esa concepción, Saúl, ganador de la encuesta para abanderar la fórmula, competirá por un escaño en el Senado de la República. Por supuesto, se trata de otro personaje clave del engranaje de Ricardo Monreal. Ahí, por ejemplo, el zacatecano fortalecerá su estructura territorial y su presencia como líder. Lo ha hecho, desde luego, con el trabajo clave que ha realizado Néstor Núñez, coordinador de la segunda circunscripción y pieza fundamental del equipo de Monreal. De hecho, hay que tener en cuenta el armado que puso en marcha Ricardo a lo largo y ancho del país. Eso, no hay duda de ello, es un síntoma de la fuerza que tomó con su regreso.
Se sabe que, de igual forma, en la lista de los 300 distritos que anunció la dirigencia nacional de Morena, se colaron muchos personajes afines a Ricardo Monreal. Algunos están pendientes por definir, pero, no hay duda, se integrarán más cuadros como Santos González, coordinador de los asesores en el Senado de la República. Él, de hecho, ha logrado consolidar su liderazgo en el distrito federal de Zacatecas capital. Sin ir muy lejos, él es el mejor ejemplo del relevo generacional que tanto énfasis ha hecho el presidente Obrador en conferencias matutinas. Además de ello, Santos ha sido capaz de responder a los retos de cualquier naturaleza.
Hoy, por ese motivo, Ricardo Monreal ha tomado mayor fuerza con su regreso. Es más, siempre ha estado presente y, a su vez, continúa siendo un protagonista del proceso de transformación. Haciendo un pequeño análisis, Monreal tiene un poder político que, en estos meses, fue creciendo de forma significativa. Es muy prematuro, lo sé; sin embargo, el zacatecano está en plenitud— si él lo decide así— para buscar la silla presidencial en 2030. Seguramente, como lo ha hecho siempre, será una figura crucial para profundizar las políticas públicas que empuje Claudia Sheinbaum, como futura presidenta constitucional de México. Y como Ricardo está muy ligado a los temas legislativos y a la operación para alcázar acuerdos, su futuro puede estar nuevamente, sin temor a equivocarme, en la coordinación de los senadores de Morena,
Ricardo Monreal está de regreso, eso sí, con mayor fuerza y poder político.