¿Quién teme a la IA?
El destacado científico Stephen Hawking planteaba en sus últimos años la advertencia sobre la calamidad que amenaza a la humanidad con la actual revolución tecnológica de la Robótica y la Inteligencia Artificial (IA) avanzando hacia la independencia y superioridad de las máquinas, las cuales podrían emprender la destrucción de la vida humana como la conocemos.
En efecto, a la par del desarrollo de la robótica con androides armados de cualidades físicas e inteligentes cada vez más elevadas que las humanas se observa un evidente enlentecimiento del desarrollo de la inteligencia en las nuevas generaciones, precisamente por el uso intensivo y omnipresente de los dispositivos inteligentes en todas las actividades de miles de millones de personas.
Se reporta que en China, por ejemplo, nueve de cada diez usuarios de teléfonos inteligentes usan el famoso QR (en inglés, respuesta rápida) para pagar mercancías y servicios en todo lugar, incluyendo a quienes piden limosna y se llega a sancionar a quienes ya no quieren aceptar efectivo.
Igualmente, es factible que el uso de l@s robots y androides cada vez más perfeccionados y con una IA de potencial desconocido se extienda y cubran tareas en todos los ámbitos de la vida humana mejor que nosotr@s.
Sobre lo anterior, caben dos grandes consideraciones:
La primera, es que sin importar los alcances que se vayan evidenciando en los poderes de la IA en todos los ámbitos en que interviene, es y seguirá siendo un producto humano, es decir, sus cualidades no abandonarán su origen humano. Se trata de la evolución de la propia humanidad construida por ésta de forma involuntaria o voluntaria y como producto humano puede, eventualmente sustituirlo reproduciéndolo en un plano no biológico.
Puede que la sustitución de la vida humana no sea violenta ni apocalíptica, pero, se va cumplir lo que en la perspectiva materialista se reflexionaba desde hace tiempo: tendencialmente, el ser humano al transformar su medio, se transforma a sí mismo. Esto es real y se puede evidenciar con los cambios culturales que se han generado desde que se inventó la primera herramienta, siendo radicales esos cambios cuando hablamos de las cuatro revoluciones tecnológicas del capitalismo.
La segunda consideración general sobre el tema es quizá la más dramática e importante. Consiste en resolver la pregunta, si la IA es una herramienta sofisticada y de inmensa potencia, pero, al fin y al cabo es una herramienta, ¿cuál será el papel social de la IA en el futuro próximo, potenciará las relaciones de explotación y opresión que dominan a las mayorías o la lucha por superar las sociedades desiguales del presente se beneficiará del uso de la IA?.
La dinámica de la sociedad actual ofrece pocas certezas sobre lo que puede pasar con el uso de la IA en las relaciones de poder que existen dentro de cada país y en el escenario mundial.
La extensión y permanencia de las guerras está potenciando el desarrollo mismo de la IA y si existiera en el horizonte cercano el apocalipsis nuclear, no sería por el uso de esa herramienta, sino por las contradicciones que guarda en su esencia el capitalismo. Éste no puede existir sin el dominio bélico. Se ha insistido que ningún país tiene 1 000 bases militares como EEUU y que la industria armamentista especialmente la occidental, atiza todas las guerras. La de Ucrania se mantiene entre otras causas, por las inmensas ganancias que genera.
Hay otras realidades que apreciar y que juegan en favor del uso pacífico y del inmenso beneficio de la IA para las mayorías: la exploración espacial, la transformación productiva de los desiertos, la desalinización del agua marina, la biomedicina y los nuevos desarrollos para potenciar la producción de alimentos y especialmente, la realidad a la vista de sacar de la pobreza a cientos de millones de personas como ha sucedido en China, Brasil y México, sólo por mencionar algunos países y eso que la IA no se ha empleado a fondo todavía.
Actualmente, la revolución tecnológica y la IA puede liberar ya a la humanidad del trabajo físico y enajenado. Pero, estamos avanzando contra el tiempo y la mayor pregunta de todas es ¿pueden las fuerzas políticas con vocación pacífica y con la inteligencia natural y artificial con las que cuentan, vencer a la fuerzas políticas -principalmente de occidente- dirigidas por ignorantes de vocación suicida y con el botón nuclear en sus manos o ya se nos acabó el tiempo?.