Proyecto secreto/Mateo Calvillo Paz
EL GRAN SECRETO DE VIDA PLENA Y FELIZ
No lo dan los sabios del mundo sino la Sabiduría eterna de Dios. Hay que sanear la persona y su relación con los demás.
¿Cuál es el secreto de la vida para realizarnos como personas y alcanzar la felicidad, la vida digna y darle a la sociedad el Bien Común, es decir, el conjunto de condiciones y de medios para que el individuo alcance su destino definitiva?
Para vencer la crisis, superar la corrupción y tantos males que detestamos: impunidad, mentira y un daño, ¿cuál es el secreto, qué es lo primero, lo más importante que tenemos que hacer?
Hay muchas medidas que son ilusorias: que un sujeto carismático y un grupo de fanáticos lleguen al poder. Que los grandes empresarios hagan jugosos negocios, acumulen sumas de dinero, que no necesiten de nada. Tener todos los placeres del sexo y del estómago y no negarse nada hasta la saciedad, el hartazgo, la embriaguez.
No podemos perdernos en bienes y placeres que defraudan y no cumplen lo que prometen. El mundo tiene mucho tiempo dando palos al aire, llenándose de bienes que los defraudan.
La sabiduría del mundo busca bienes a corto plazo,, bienes aparentes, parciales que los dejan con su sed de plenitud y de verdad.
En la Primera Carta a los Corintios, San Pablo afirma “si alguno de ustedes se tiene a sí mismo por sabio según los criterios de este mundo, que se haga ignorante… Porque la sabiduría de este mundo es ignorancia ante Dios como dice la Escritura: Dios hace que los sabios caigan en su propia astucia”.
Debemos tomar nuestra distancia de los líderes de la política y de la comunicación social de este mundo.
La persona no es grande por ser famosa, salir en las páginas sociales o en la televisión.
El hombre no es feliz por sus grandes cuentas de dinero y sus negocios millonarios que les permiten lujos en Altozano o los fraccionamientos muy distinguidos.
No es grande por escalar puestos de poder malentendidos, porque no buscan servir sino ser servidos, dominar y enriquecerse a costa del trabajo y la pobreza de los humildes.
¿Cuál es pues la joya, la piedra preciosa única y de genuino valor? El más grande de los sabios, Jesucristo, sabiduría eterna encarnada en el hombre, nos da el secreto sencillo y puro, luminoso para construir personas de excelencia y una sociedad que, finalmente, vence la corrupción y construye un mundo sin miserias, corrupción, inseguridad, arbitrariedad y plaga de los criminales, un mundo de bienestar y tranquilidad para todos.
Siguiendo a Jesucristo hay que invertir la ley del talión: ojo por ojo, diente por diente. La sabiduría sublime va mucho más lejos: “no se pongan con el hombre malo, si alguno te pega en el cachete izquierdo, preséntale también el derecho… Al que te pide dale…”
Cristo supera la lógica de los hombres que afirman: “ama tu prójimo y odia a tu enemigo. En cambio yo les digo: amen a sus enemigos hagan el bien a los que los odian rueguen por los que los persiguen y calumnian , para que sean hijos de su Padre celestial que hace salir el sol sobre los buenos y los malos…”
El nuevo mandato del amor de Cristo supone una libertad radical y se ejerce “denunciando con valor las injusticias y atropellos… Dejando de lado temores y egoísmos muchas veces aun a costa de la propia vida…” Hay testimonios de esto: “periodistas defensores de los derechos humanos, y líderes sociales, laicos y sacerdotes”. (Proyecto global de pastoral (PGP) n 176.)