Proyecto secreto/Mateo Calvillo Paz
El bien de México, sobre todo
Vista panorámica.
Hay una gran polémica en México, en variados temas: reformas, revocación de mandato, ataques a la prensa que pueden desatar odio contra periodistas, que no tienen libertad de expresión porque hay represalias, con frecuencia mortales.
¿Cuántas amenazas de muerte se dan por mensajes en el celular? Y somos testigos de que se cumplen con frecuencia, son demasiados periodistas asesinados.
Andrés Manuel entra en la polémica. Se mete a defender a su hijo por el escándalo de una casa que renta en Houston Texas, se meten en otros conflictos. Hay muchos asuntos en el que el asume la iniciativa en la polémica, descalifica.
En redes sociales y otros lugares, sus defensores se suben al ring, están en tu en su derecho, se expresan con vehemencia, con coraje no con razones muchas veces. Se dejan llevar por la excitación y no entablan un diálogo tranquilo y razonable, no dan argumentos, exaltan sin fundamentos lógicos a su ídolo. Descalifican automáticamente a los adversarios son. En alguna parte escucharon a un gran personaje hacer lo mismo y hacen el mismo juego.
Se multiplica el número incontable de adversarios y enemigos que ve por todos lados el caudillo de la 4T. Según éste, tiene incontables enemigos, todos los que no están total e incondicionalmente de acuerdo con sus proyectos. Tal vez el presidente piensa que en un pueblo “bueno” todos están con él, la realidad es que sólo 32 millones votaron por el de los casi 130 millones de población.
El número de los descontados, que no forman parte de los buenos del presidente son el doble, más o menos, sólo que no se expresan. Entre ambos grupos se alienta la división y casi siempre la animadversión. Es imprevisible hasta donde puede llevarnos esta polarización. La responsabilidad de quien o quienes la fomentan es gravísima, como el delito de alta traición, de lesa patria.
Hay la impresión en la ciudadanía de que el Ejecutivo no escucha y no admite críticas ni negociaciones razonables cuando la otra parte tiene la razón.
También hay el sentimiento de que los problemas no se enfrentan, se niegan, así los problemas de inflación, estancamiento y caída del PIB, fuga de las inversiones.…
Se recuerdan promesas que no se cumplen, desabasto en medicinas, Estado fallido, la violencia que golpea por todas partes, la sangre derramada, Todos los presidentes tienen pecados y torpezas, son humanos.
La luz de lo alto
Somos guerreros de la Verdad, no podemos guiarnos por intereses mezquinos, egoístas, no podemos anteponerlos a la verdad y el Bien Común.
Todos los mexicanos debemos pasar por encima de nuestras ideologías y de los intereses partidistas y facciosos, no podemos comportarnos como mercenarios al servicio de una persona o de un grupo para defender, con falacias bienes particulares.
Las autoridades revisten una dignidad aparte como encargadas de garantizar el orden y promover la justicia. En ese sentido se justifica el fuero. Por eso en las mismas discusiones y pleitos deben mantener su distancia y cuidar su investidura que en ocasiones ha servido de justificación a Andrés Manuel.
Hay peleas en que las autoridades no deben meterse directamente, no se puede subir al ring así nomás.
Aquí es donde Andrés Manuel necesita guardar la compostura por respeto a su investidura.
Todos tenemos derecho de expresarnos. Como mexicanos educados, inteligentes debemos hacer un debate de altura, estar por encima de fobias y filias, de facciones y hordas, e ideologías, de proyectos personales. Siempre que hacemos declaraciones y mandamos mensajes de Twitter debe ser para buscar la verdad y la justicia.
En toda democracia se tiene el derecho de criticar, de señalar fracasos y aciertos. Por esta razón, el presidente debe saber escuchar, corregir la dirección, ajustar programas. Lo primero es escuchar y dar la razón cuando el ciudadano la tiene aunque no sea de los “buenos”.
El presidente es un servidor público, se puede criticar, un ser humano que tiene limitaciones y comete errores. Un estadista maduro asume su realidad y acepta humildemente las críticas.
No buscamos el Bien del presidente, no tocarlo, aplaudirle en todo, amamos a México sobre el bien de una persona. Lo amamos como los mexicanos que derramaron su sangre por defender la libertad, justicia, bien común, paz, por construir el México que soñamos.
Reconocemos en Andrés Manuel un ser humano sus grandes sueños de transformación, pero es necesario de que suma su condición humana: no está exento de errores ni de maldades. Siempre tenemos que ser humildes y reconocer que las faltas, corregir las y superar los obstáculos.
Necesitamos salir de las aguas turbulentas y bajas de intereses mezquinos y perversos y sacar el país adelante, subirlo a una zona de serenidad, preludio de la paz que nos tiene preocupados y deseamos con vehemencia.
Como Jesucristo que busco la paz de su pueblo y derramó su sangre para crear el mundo nuevo.