Proyecto secreto/Mateo Calvillo Paz
DÍAS CONMEMORATIVOS Y BARBARIE
Estamos por la dignificación de la mujer y el respeto a su vida y dignidad, y por el respeto a la vida y dignidad de los no nacidos.
Una vista panorámica
En el mundo se han instituido muchas conmemoraciones, a veces en favor de los grupos como avances y conquistas, así el día internacional de la mujer.
¡Qué motivo tan noble! Hay que rendir homenaje al aporte único de la mujer como aquella que engendra la vida, la da a luz, la cuida y entrega al mundo hijos de excelencia.
Merece reconocimiento su entrega, todo su tiempo, con todo su ser para hacer una obra maestra, personas de excelencia, capaces de sacar al mundo de la barbarie, de la depravación y de los crímenes, de la influencia de hijos sin madre efectiva que hacen de la sociedad una jungla, un basurero que arde siempre como un infierno, que destruyen el mundo para convertirlo en dinero atrayendo el cambio climático y condiciones insoportables de vida.
La crisis social, moral, integral se explica, en buena manera, por la ausencia de la figura maternal firme, sabia, entregada a la educación de sus hijos.
No hay ninguna razón para degenerar. ¿Por qué perder de vista el ideal, el objetivo de las marchas desviándose a las conductas vandálicas, destructoras?. ¿Por qué caer en la barbarie de los vándalos para destruir monumentos nacionales, obras maravillosas del espíritu, porque dañar los bienes de terceros, destruir su patrimonio y fuente de vida?.
Hay que luchar con determinación porque terminen los abusos machistas cobardes y viles. No se pueden tolerar más las violaciones, el abuso sexual, el acoso realizado por sátiros, brutos enardecidos.
¡Alto a los feminicidios! Es un acto intolerable, lacra y vergüenza de la sociedad mexicana.
De igual manera debe condenarse la marcha a la legalización del aborto. ¿Cómo pueden gritar contra los feminicidios y a favor del asesinato de los propios hijos no nacidos?
La sabiduría de lo alto
¿Entendemos al ser humano, homo sapiens, espíritu encarnado en la materia, alma anclada en carne?
El hombre no es determinismo, no sigue el ciclo inmutable de la naturaleza, como los animales que obedecen únicamente al instinto.
El hombre es un ser inteligente y libre que, respetando las leyes de su naturaleza, se dirige con inteligencia y con voluntad libre.
El hombre puede perfeccionarse y puede distorsionarse, convertirse en un monstruo.
En lo físico se está deformando por el abuso del refresco, grasas saturadas y azúcares. Se perdió la hermosura humana estampada en las obras de arte de los griegos, el perfil griego, la gracia y la fuerza de sus Venus y de sus atletas.
En lo físico, aparecen nuevas formas humanas como muñecos de nieve formados por globos, seres parecidos a las nubes. Se va imponiendo un modelo nuevo de personas obesas, que se aceptan así y se quieren imponer como prototipos sociales.
En lo espiritual asistimos a transformaciones parecidas. Las personalidades de excelencia, personas virtuosas que entienden su vida y la orientan con su voluntad desaparecen y aparecen espíritus inflados, un conjunto de globos, deformes.
Las personas parecen ceder al impulso material y carnal de los instintos, y no guiarse por su inteligencia y libertad y aparecen individuos que se creen grandes y se construyen en los vicios, siguiendo las bajas pasiones.
No seguían por un orden moral ni construyen la polis de armonía, paz y progreso sino por la concupiscencia de la carne y de los ojos. No prima el orden intelectual y moral, no se guían por la razón sino por la ventaja personal y el aquí y ahora son oportunistas. No construyen sólidamente sobre la verdad sino sobre la retórica falaz, la mentira hasta el descaro.
Nada raro que personas sensatas perciben una situación actual que no entienden. Son arrastrados en el curso de la interacción social en un mundo de choques, injusticias escandalosas, miserias de toda índole. Es el mundo como un tohu babohu, el caos original antes de que apareciera el cosmos del Creador.
Ante el proceso electoral para renovar los cuadros gubernamentales tienen la sensación de que la elección es un juego diabólico, un teatro de pésimo gusto. Las preferencias y los intereses de los humildes y del cuerpo social no cuentan sino las ambiciones de los poderosos. Al poder no llega el más virtuoso y competente y se rodea de sus pares, llega el más ventajoso y gandalla y se rodea de sus compadres y sus amigos con quienes creó compromisos. Y nadie se puede admirar de los resultados desastrosos de la gestión pública y la miseria de un pueblo que recibió un país riquísimo, exuberante.
Como el personaje Berengo de Rinoceronte de Ionesco, cada ciudadano no puede resignarse a ser como los demás, tiene el imperativo de permanecer igual a sí mismo con sus convicciones, visión de las cosas y su ideal de sociedad.
Antes que nada, tenemos que resistir al oleaje de corrupción, no dejarnos vencer y no perder la fe.Pero concretamente y siendo realistas ¿qué podemos esperar y qué hacer?