Proyecto Secreto/Mateo Calvillo
UNA VISTA PANORÁMICA
Es universalmente conocida la historia de Pinocho. En este simpático cuento, cuando el muñeco dice mentiras le crece la nariz. En la AMLO fest así le creció la nariz al presidente, le creció tanto que ya no cabía en el Zócalo. Le crecía conforme profería tantas mentiras, de sus “otros datos” o de su mente ágil, de los dogmas de su personalidad de quien se cree un extraterrestre o ser de atributos sobrehumanos.
Así cuando niega la situación miserable y dolorosa de México. Ignora los cientos de miles de hermanos que murieron de Covid por una gestión torpe y desafortunada. Así murió una gran catequista de Jalisco y me produjo una ira muy fuerte.
Presenta México como el mejor país del mundo. Ciertamente nuestro país tiene inmensas riquezas pero tiene una clase política que he hecho una gestión desastrosa y ha permitido el saqueo del país.
La democracia está en crisis por el autoritarismo, la prepotencia y la necesidad del Presidente y de sus cuates. Estos anulan la división de poderes y someten incondicionalmente el poder legislativo al ejecutivo. La división de poderes es una bella afirmación y sólo teatro.
Otro grave mal que AMLO defiende con descaro y arbitrariedad es la creciente militarización de las instituciones. Aquí cambia de uniforme y se pone el de los militares. Aquí asume el papel de Pinochet por el inmenso poder que le da el presidente de nuestro país a los militares. Su afán de militarizar el país nos hace temer un régimen militar de terror, como el que vivieron nuestros hermanos chilenos.
El baño de sangre y la represión de que el general expulsa a los chilenos de su país y los obliga a refugiarse en otros países. Recuerdo los compañeros chilenos desterrados en Francia que conocí. Lejos de su patria su situación era extremadamente dolorosa.
Volvamos al informe del pasado día primero en el Zócalo capitalino. Nos pintan un país maravilloso, envuelto en la fantasía o enajenación del presidente. En todos los renglones (que seleccionaron para informar) los resultados son perfectísimos, algo imposible en la condición humana. Se les envuelve en un halo de magia, se les ve con lentes de aumento.
Es una visión deformada, interesada, con una ceguera muy extraña que impide al presidente ver la realidad de limitaciones y fracasos, de sufrimiento y muerte del pueblo mexicano. El error y el fracaso fueron borrados del escenario por el poder mágico del mandatario que se cree el más grande de la historia, que tiene una palabra de poderes divinos que hace aparecer una nueva creación.
La Transformación, según eso, llega a toda la vida nacional y hasta las profundidades del alma: la revolución de las conciencias es una realidad. Por decreto o por definición dogmática.
Hasta logros que no vienen al caso se exaltan y se presumen. Es indignante, las remesas que señalan un estigma de México que, al no generar empleos, expulsa su mano de obra preciosa.
Hacen piezas oratorias magníficas de mandatarios que pierden contacto con la realidad cruel. Son campeones en el arte y de ilusionar y engañar.
Es un país maravilloso, pero para hacer soñar a infantes que todavía se chupan el dedo.
La luz de lo alto
Amamos a México. Respetamos al presidente a pesar de las dudas que genera la clase política, infectada de corrupción, de agentes impreparación que se prostituyen por intereses económicos. Queremos cooperar para el bien de la nación y buscar demostrar al primer mandatario, no aplausos fanáticos e irracionales sino un apoyo crítico, honesto, inteligente y bien intencionado.
Hay Visión mutilada de la realidad, sólo se ven logros.
No se da de la situación un informe con la verdad objetiva que está por encima del gobernante. Se da un informe amañado, tergiversado que, por encima de la verdad, busca proteger los intereses de la clase política.
Como nos alegraría que el presidente y la clase gobernante dijera la verdad desnuda, a veces cruel de los problemas que estamos viviendo. Es el sacrificio fecundo para enfrentar tantos pecados y torpezas, ver de frente la realidad y construir un futuro mejor.
Hemos vivido y seguimos viviendo con una política de ficción, de engaño. Nada ha cambiado, el saqueo del dinero del pueblo, los vicios y podredumbre son los de antes. Es que somos iguales que los corruptos. La corrupción no ha terminado, es la involución de las conciencias. Sólo cambió el nombre del político y el color del partido.
Tenemos una crisis de verdad y de honestidad que llevan el desastre. Somos gobernados por un individuo soberbia, autoritario, que se cree dueño de la verdad, señor del bien moral.
El presidente pide en su burbuja, soñando en su delirio de poder, en su realidad político virtual y lleva al país al desastre económico-moral y a la dictadura de sangre derramada y de vacío de libertad cuando el gobernante se arroga todos los poderes. De hecho ya controla al poder legislativo y va por el poder judicial, los organismos autónomos y descalifica a todos los que no se doblan y adoran al falso dios y le someten su voluntad.
¿Qué podemos hacer?.