Proyecto secreto
¡EL MAGO FANTÁSTICO!
México tiene problemas graves. Es un país muy rico y en la gente y recursos, necesita un líder capaz para sacarlo a flote.
Vista panorámica
AMador LOto es un mago muy famoso en todos los pueblos. Ya hace años que la gente escucha hablar de él, como que ha pasado a formar parte de la leyenda, del inconsciente colectivo, como aquel legendario curandero, el Niño Fidencio. Tiene una palabra muy suave y seductora que lo hace popular entre la gente.
Por generaciones ha visitado los pueblos en sus plazas hablando muy bonito, halagando y practicando sus trucos de magia, apoyándose en la sencillez de la gente.
Trae la narrativa de un país maravilloso, el mejor del mundo, con el mejor presidente. Un país que hace soñar a los incautos, que llegan a creer en sus fantasías y evadirse de la realidad. Es una forma de evasión. Tal país no existe sino en sus fantasías, en su palabrería y en su arte de encantador, encantador de serpientes.
La gente pobre, triste, enferma, sin trabajo formal está ansiosa de que le hablen bonito, es presa fácil de los merolicos y encantadores de serpientes. Por eso chicos y grandes lo siguen por las calles y plazas y les encanta asistir a sus suertes y a ver las maravillas que salen de sus labios y de sus manos. Eso sí, nadie las ha podido tocar, cuando han metido la mano en el sombrero ya han desaparecido, es parte del ilusionismo . con todo, la gente se divierte con los trucos.
Podemos cuestionarnos si es sano tratar a los demás como pobrecitos, dignos de lástima o como tontitos, abusando de su condición de pequeños, pasando por encima de su nobleza y de su altísima dignidad personal.
La gente viene a la plaza y aplaude, hay un buen número de personas todas las mañanas. Hay una retórica profesional, una forma de mercadotecnia para hacer creer a las personas y llevarlas a donde se quiere.
Les ha prometido que va a transformar a la gente: a los borrachitos empedernidos, a los drogadictos famélicos. También afirma que torna en mansos corderitos a los malditos, asesinos, a los tranzas, a los asaltantes, a prepotentes y los sicarios manchados de sangre, que todos van a ser como angelitos y nadie va hacer daño en todo México.
Grita que va a acabar con la corrupción, el país será totalmente feliz, perfecto, el mejor país del mundo, como el que existe en su mente o como Noruega.
La luz de Dios
La gente se divierte mucho, se olvida de sus penas, tristeza y sufrimiento, violencia y corrupción. Con vida un momento la realidad, ríe y aplaude.
Cuando vuelven a sus labores se encuentran con la misma dura realidad que enfrentan por décadas y siglos: trabajo duro en tierras flacas, resecas, sin riego ni lluvia, injusticia no se valora su trabajo.
Mucha gente sencilla y pobre pero muy sabia, sabe que todo eso es como una diversión, como un juego de fantasía.
Los niños lo aceptan como una realidad y defienden todas las maravillas que salen de la boca del mago o del sombrero prodigioso que produce maravillas. Defienden a capa y espada el conejo, los listones de colores y todas las fantasías que salen del sombrero mágica del mago. ¡Qué hermoso es soñar.
Pero la gente mayor, mentalmente sana sabe hacer las partes en la fantasía y la realidad y sabe que las maravillas que brotan en las manos del mago son increíblemente bellas como las fantasías de los cuentos, son una ilusión, criaturas que hace brotar el mago en sus artes de ilusionismo.
La gente mayor, en pleno uso de sus facultades sabe que el país no va a cambiar con esas artes, que son sólo palabras mágicas y trucos de magia, el sombrero del mago está vacío.
Algunos paisanos que les gustaría que el país fantástico, el mejor del mundo fuera una realidad. Y están cansados de vivir por generaciones una realidad muy triste, confrontados a una vida que se resiste duramente. Van cargando una suerte negra, de vicios y miseria material de generación en generación.
Es muy triste ir por la vida derrotados, con un cielo monótono, mugroso y vacío, sin ilusiones. El mago sabe todo eso y por eso les habla mucho de esperanza, pero como una palabra mágica más, un efecto de magia que brilla y se escapa cuando hace contacto con la realidad. El mago también usausa esa palabra para tener cautiva a la gente y atrapada en su engaño.
La gente sabe que la clase política se aprovecha del pueblo humilde, de su ignorancia y sencillez, de su postración, indefensión, de su humildad para hacerlos creer y mantener su propia situación de privilegios.
El que tiene el deber de conducir a todos los mexicanos y de administrar sus riquezas, ¿es consciente de esta alma triste y derrotada de las mayorías del campo en las montañas y de los cinturones de miseria? Muchos paisanos no saben qué pensar sino que hay líderes muy “vivales” que hacen creer a la gente para quedarse con toda la riqueza, el poder, el placer y la fama de este mugroso mundo de miserias.
Cada quien interprete la fábula y hace su propia moraleja.