Propuestas 5: aprender a razonar/Santiago Heyser Beltrán
Ya hablamos que lo primero, como asunto de seguridad nacional, es la autosuficiencia alimentaria. Lo segundo: tener ciudadanos pensantes.
Continuando con esta serie de artículos titulados propuestas a quienes aspiran a gobernar a México a partir del 2018; después de asegurar una comida sana y nutritiva para todos los mexicanos a través de estrategias y políticas públicas inteligentes y nacionalistas; en mi opinión la siguiente prioridad es formar ciudadanos, educarlos y capacitarlos enseñándoles a razonar. Alimentarlos bien es cuestión de supervivencia y convivencia social; no se pueden alcanzar conceptos de calidad de vida social como justicia, seguridad, paz y tranquilidad si la gente tiene hambre, cómo no podemos tener progreso y calidad de vida si la gente no piensa.
Hoy, el modelo educativo en México cumple la función principal de capacitar a nuestros jóvenes para convertirse en masa maleable para intereses de gobernantes y políticos, y para nutrir el modelo de producción mundial que sustente economías orientadas al consumo ¡Lo que es idiota! No se puede tener un modelo de consumo el infinito en un planeta finito (en un planeta redondo); la razón de esto es la ignorancia social, la miopía de gobernantes y la supina motivación política de copiar modelos ajenos al interés nacional (dependencia cultural), aderezada con la dependencia política y económica sustentada en la corrupción rampante que hoy corroe a México derivada de la decisión consciente de los mexicanos de no razonar (no es que no podamos, es que no queremos pensar)… Me explico: dada nuestra temporalidad, todos, incluyéndote a ti, estimado lector, nos vamos a morir; bueno, pues el sentido común, que no es nada común, me dice que nuestro plan de vida debe estar acorde con esta realidad: nos vamos a ir de este mundo y al irnos nada nos vamos a llevar. Una vez entendido esto, la pregunta que surge es: ¿qué hacer en ese tiempo que llamamos vida?, es decir: ¿cómo vivir? Bueno, responder a esta pregunta de un jalón es complejo; vayamos por partes, como diría Jack El Destripador: Lo primero es lo esencial: ¡Sobrevivir! Si no podemos sobrevivir, todo está por demás y pierde sentido; así que preocupémonos, antes que nada, por sobrevivir; para lo que requerimos comida, agua y oxígeno ¡Bien!, ya tenemos una pauta, lo primero es conseguir nuestros alimentos, contar con agua potable y mantener el aire respirable ¡Pero cuidado!, ya dijimos que el planeta es finito, es decir: ¡Tiene limitaciones! ¡Y ojo!, tiene reglas a las que llamamos leyes naturales y si las rompemos hay caos, por ejemplo, el ciclo del agua (llueve, se llenan mantos freáticos <así sacamos agua del subsuelo>, lagos, lagunas y ríos que desembocan en mares y océanos los que con el calor del sol evaporan agua que forma nubes que producen lluvia y se renueva el ciclo): Resulta que si bien el planeta tiene mucha agua, no toda es potable, el ser humano y la mayoría de los animales necesitan agua dulce para sobrevivir, ya que el agua salda de mares y océanos no la pueden procesar su cuerpos y también ¡Oh desgracia!, resulta que al agua dulce no es infinita, de hecho es poca para las necesidades crecientes de los seres vivos, es decir, el agua es un recurso limitado que de manera natural pone fronteras al crecimiento poblacional de los seres vivos; en otras palabras, siendo la tierra un planeta redondo con limitaciones naturales de agua dulce disponible, tiene un límite en su capacidad de sostener vida, ya sea animal (nos incluimos los humanos) o vegetal; por ello, la tierra, al igual que un vaso de cristal, tiene una capacidad; el vaso cuando se llena no puede contener más liquido, nuestro planeta funciona igual, no puede sostener vida al infinito porque simplemente, no alcanzan ni el agua, ni la producción de alimentos y en los hechos, tampoco el oxigeno respirable, ya que al reproducirnos a los pendejo, nuestra capacidad de contaminar (echar a perder) el oxígeno respirable supera a la capacidad de generarlo o limpiarlo; lo que nos llevaría, si fuéramos seres pensantes, a cambiar nuestro sistema de vida y la reproducción a lo tarugo, dejando de lado tontas premisas como: “Que vengan todos los hijos que Dios nos mande”, entre otras muchas acciones y auto restricciones racionales que deberíamos imponernos para lograr el primer objetivo: sobrevivir como raza humana manteniendo la sustentabilidad del planeta cuidando que los recursos naturales sean suficiente y se puedan renovar al tiempo que sostienen la vida… Pregunta: ¿Hoy cuantos de nuestros jóvenes entienden esto y actúan en consecuencia? y peor, ¿cuántos adultos lo hacemos?, la respuesta a ambas preguntas es: pocos; de otra manera no tendríamos problemas de calentamiento global, ni de contaminación ambiental y menos de escases de agua y alimentos.
¡Nunca!, como hoy, hemos contado con tecnología y conocimientos tan avanzados para resolver nuestros problemas y atender nuestras necesidades, sin embargo ya nos rebasaron y estamos en camino de vivir un cataclismo ecológico que amenaza con acabar con la vida ¡Y nada hacemos!, por una sencilla razón, no educamos para razonar, educamos para producir y ahogarnos cada día más en esta vorágine de consumo que nos va a aniquilar... ¡Así de sencillo! Continuará…
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador