Pride, orgullo o simplemente Nakastsonteyotl/Gerardo A. Herrera Pérez
Los Procesos de colonización y hoy de neocolonización nos deben hacer reflexionar, es decir, pensar, para despensarnos, para repensarnos, y en esa lógica hacernos alejar del imperialismo cultural y de los conceptos que se utilizan para nombrar nuestros procesos sociales, que son de carácter glocal; el concepto “pride” que se ha utilizado para nombrar las “marchas gay”, del “orgullo gay”, dejan fuera, es decir, invisibilizan nuevamente nuestros conceptos.
El orgullo, es una palabra que tiene traducción a la lengua Náhuatl “nakastsonteyotl”, o bien que se pudiera utilizar otra palabra en otra lengua originaria o en nuestra lengua madre el Español, “Orgullo”. Por qué nombrar algo tan nuestro, fuera del constructo lingüístico que tenemos, que acaso no es tan vasto y original y de amplia riqueza que debemos de recurrir a otros conceptos que no son nuestros, porque hacerlo genera neocolonizacion, avanzamos en el imperialismo cultural del neocolonialismo y nos mantenemos sin emancipación, sin autonomía, sin libertad, sin decisión, sin mecanismos de crítica.
Vivimos tiempos en donde las preguntas fuertes, tienen respuestas débiles. Las preguntas que son fuertes son aquellas que se dirigen a nuestras raíces y nos cuestionan lo que estamos ahora haciendo, o dicho de otra manera, son preguntas que generan una duda especial o bien nos dejan perplejos.
Por otro lado, las respuestas débiles son las que no consiguen reducir esa complejidad o bien esa duda, sino que, por el contrario, se aumenta. Una pregunta fuerte sobre lo que nos ocupa seria ¿Por qué después de 500 años el pensamiento crítico occidental no ha emancipado a la sociedad de las colonias?, hay dos respuestas, una, plantea que han sido emancipados los miembros de la sociedad tanto política y socialmente; la otra, que el potencial emancipatorio está intacto y hay que seguir en la lucha para liberar del control, sometimiento, disciplinamiento, es decir, de emancipar.
Ambas respuestas son débiles y no responden a la pregunta, la evaden, por lo que es necesario trabajar en una respuesta fuerte para dar atención a una pregunta fuerte.
Pero cómo construir estas respuestas de manera fuerte y contundentemente?, esa construcción ya está aquí y se ha hecho posible a partir de las luchas sociales de los últimos treinta o cuarenta años, me refiero a las sociologías de las emergencias de diversos movimientos sociales, entre ellos los campesinos, feministas, indígenas, ecologistas, afrodecendientes, los movimientos contra el racismo, contra la homofobia, entre otros, fundadas en constructos culturales no occidentales, que a partir de ello, es posible mostrar por una lado, que la opresión y la exclusión tienen dimensiones que el pensamiento crítico emancipatorio de raíz eurocéntrica ignoró o desvalorizó, en las condiciones epistemológicas que hacen posible identificar lo que hacemos como pensamiento validado.
La identificación de las condiciones epistemológicas permite mostrar la vasta destrucción de conocimientos propios de los pueblos causada por el colonialismo europeo y americano ahora (Bolívar Echeverría), a lo que se podría llamar epistemicidio de conformidad con Boaventura de Sousa Santos.
Por el otro lado, el hecho de que al finalizar el colonialismo político no significo el fin del colonialismo en las mentalidades y subjetividades, en la cultura y en la epistemología y que por el contrario continuo reproduciéndose de manera endógena.
Dicho de otra manera, requerimos de no vincularnos al imperialismo cultural, debemos de voltear a nuestras epistemologías del sur, a nuestras bases, a los usos y costumbres, a lo nuestro; debemos seguir buscando procesos dialógicos que nos permitan horizontalidad, complementariedad, alteridad y ecología de saberes.
Debemos reconocer en nuestras luchas sociales la experiencia que es sabiduría y complementarla con los contenidos académicos; debemos avanzar en reconocernos como mismidad, la otredad y lo otro no humano, para evitar el antropocentrismo e impulsar el proyecto de vida, de la vida que muere (Maturana) y continuar por la lucha de los derechos sexuales y derechos reproductivos; avanzar en procesos que nos permitan saber que somos de la naturaleza, que la naturaleza no nos pertenece, ella es nuestra madre, y somos seres vivos (seres con un sistema autopoietico molecular) y que frente a la biodiversidad apenas y somos menos del uno por ciento.
Que somos seres planetarios, por ser de género humano, y que ello nos lleva a construir nuevos modelos civilizatorios, donde luchemos por hacer realidad la igualdad y libertad en dignidad y derechos.
Por ello, utilizar conceptos o palabras que son diferentes a las nuestras, nos neocoloniza, aceptamos un imperialismo cultural que no es nuestro y que termina por someternos, disciplinarnos y no permitir emanciparnos en la subordinación y poder de otros.