Presupuesto y Alfabetización en Michoacán/Horacio Erik Avilés Martínez
Presupuesto y Alfabetización en Michoacán
Horacio Erik Avilés Martínez
En este periodo, nuestra república se encuentra expectante en torno a recibir noticias de una serie de medidas de política pública anunciadas desde hace meses y que constituirán, de acuerdo con lo discursado, una auténtica cuarta transformación nacional. Sin embargo, muchas novedades acontecen a nivel estatal y municipal, pero por estar pendientes del orden federal parecieran estar pasando desapercibidas o siendo sometidas a un análisis ligero, a pesar de que serán altamente influyentes en lo que acontezca durante el año próximo y los venideros. Veamos dos temas esenciales: la asignación presupuestal y el combate al analfabetismo, dos temas torales en donde un gobierno muestra su vocación de servicio.
Por ejemplo, se presentó el proyecto de Presupuesto de Egresos 2019 ante el Congreso del Estado, en el cual el ámbito educativo estatal sufre modificaciones mínimas. Partiendo del hecho de que gobernar es, entre muchas otras cosas más, saber presupuestar, resulta ser una señal indiscutible de la intención de convertir el discurso político en realidad a través de la ejecución de política pública dignamente provista de recursos. En cuanto a las dependencias estatales cuyas atribuciones son educativas, nos encontramos con que, en el proyecto de presupuesto elaborado por el ejecutivo estatal, a ocho dependencias se les incrementa presupuesto para el 2019, dos permanecen sin cambio y cinco sufren la reducción de recursos.
Especialmente, observar que diversas instituciones de educación superior padecerán más la falta de recursos durante el año próximo resulta preocupante. La Universidad Politécnica de Lázaro Cárdenas, la Universidad Intercultural Indígena y la Universidad Tecnológica de Morelia son dependencias que en los últimos años han sufrido el vacío institucional en sus gestiones y múltiples conflictos internos en la disputa por el poder y de carácter sindical, lo que hace pensar que su ajuste presupuestario a la baja no debe ser interpretado de otra manera sino como una medida disciplinaria que se decide en un plano político, nunca del análisis de las posibles afectaciones al derecho a aprender de los jóvenes matriculados en las instituciones mencionadas.
Asimismo, el ICATMI sufre una reducción presupuestaria que dificultará aún más la de por sí precaria capacitación para el trabajo de los michoacanos, uno de los rubros que abonan más a la inserción laboral de personas que no pudieron acceder a educación superior, a pesar del decreto de gratuidad aún vigente en la entidad federativa.
Análogamente, preocupa la disminución que se propone aplicar al presupuesto del Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación, el cual de por sí recibía un monto muy escaso para poder fomentar tan trascendentales rubros en Michoacán, que de ser debidamente atendidos serían el buque insignia de nuestra sociedad, tal y como lo constituyen en los territorios más desarrollados del orbe.
En lo general, si el Presupuesto de Egresos 2019 se mueve mínimamente respecto al anterior, contemplaremos muy pocas novedades en materia de política pública, con lo que se apostará a permitir que la inercia sea la constante, así como la continuidad en la materia, con lo que la esperanza de alcanzar salud financiera en el rubro se reducirá a tramitar recursos adicionales provenientes del orden federal, dejando en una posición aún más precaria a las instituciones de educación superior que recibirán un castigo de índole presupuestal a la situación interna.
Por otra parte, con el escepticismo natural en quienes han sido engañados previamente, deberíamos recibir el anuncio que se realiza referente a que en Michoacán se levantará próximamente una bandera blanca por el porcentaje de alfabetización de sus habitantes, al superar el noventa y seis por ciento de la población mayor de quince años. En el pasado reciente, se suscitó el mayor fraude de la historia de México y tal vez de la humanidad entera en la materia, al extraviarse ni más ni menos que 202 mil ciudadanos michoacanos supuestamente alfabetizados entre 2003 y 2008. Está comprobado el caso y la verdad histórica, que arguyó amnesia colectiva, no convenció a nadie.
Por lo anteriormente mencionado, no olvidemos que, como ya ocurrió en 2010, el Censo Nacional de Población y Vivienda que realiza INEGI llegará puntualmente en 2020 a validar o desmitificar el discurso y las cifras que pudiese contener. Seguramente, las cifras recabadas del próximo censo se conocerán durante el primer semestre de 2021, justo antes de la elección a gobernador del estado de Michoacán. En suma: permitir, solapar o avalar engaños o posibles actos de corrupción en un tema tan sensible como el abatimiento del analfabetismo debe de representar una puerta falsa clausurada para quienes avizoren lucrar política y económicamente con los michoacanos más desfavorecidos y relegados de hacer valer su derecho a la educación. Esperemos que, paralelamente a la vocación alfabetizadora y los ánimos de brindar cifras favorables, reinen la prudencia, la mesura y la sinceridad.
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