Política gourmet
SEÑOR PRESIDENTE, LOS PERIODISTAS NO SOMOS SUS ENEMIGOS
* Desde la trinchera informativa siempre habrá comunicadores comprometidos con su profesión
* Si hay algo que deba cuestionarse o criticarse, los informadores tenemos la obligación de hacerlo
* La reportera Reyna Haydee Ramírez sólo asistió a Palacio Nacional para hacer su trabajo
TAMALES DE CHIVO.- Instalado en la recta final de su gestión, el Presidente Andrés López Obrador se marchará (claro está, siempre y cuando quiera irse, porque ya conocen el refrán: quien mucho se despide, pocas ganas tiene de irse) de la misma forma como llegó: Tirando hate todos los días, echándole la culpa a Felipe Calderón de todo lo que le salió mal y peleándose con todos. Desde el primer momento en que puso un pie en Palacio Nacional renunció a ser un factor de unidad entre todos los mexicanos y prefirió dedicarse a dividir y a enconar a un país entero con una narrativa llena de insultos, descalificaciones, desprecios, menosprecios y burlas. Muchas burlas. Arremetió contra opositores, universitarios, feministas, académicos, científicos, catedráticos, niños enfermos de cáncer, madres buscadoras, periodistas… contra todos. Apenas se calzó la banda presidencial la tónica fue simple, pero contundente, demoledora: “O estás conmigo o estás contra mí”. ¡Punto! Y ayer miércoles, en su habitual conferencia mañanera lo volvió a dejar muy en claro al atacar a la reportera independiente Reyna Haydee Ramírez, una mujer profesional, aguerrida, de ética incuestionable, muy comprometida con su profesión y que ayer se atrevió a cuestionar (por enésima ocasión) la estrategia de seguridad del Gobierno Federal. Sí, esa de los abrazos, no balazos y que hasta el pasado 5 de diciembre contabilizaba la friolera de 173 mil 606 homicidios violentos y que ubica al sexenio del Presidente López Obrador como el más sangriento de la historia, pues a diario mueren de forma violenta 95 mexicanos.
CALDO SIN ALBÓNDIGAS.- La cosa fue que ayer Reyna Haydee se presentó al Salón Tesorería de Palacio Nacional con la intención de preguntar y obtener respuestas: “Presidente, ¿por qué México ha llegado al punto en que los ciudadanos tienen que defenderse ellos mismos?, ¿dónde está el Estado, Presidente? Porque no sólo es Texcaltitlán. Está Guerrero, está Michoacán (…) ¿Cuál es su lectura?, ¿qué es lo que surge en las mesas de seguridad que se realizan a diario?, ¿en verdad hay alguna estrategia que sirva para darle seguridad a los mexicanos? Usted era la esperanza para que se terminara la guerra de Calderón y al final le está quedando a deber a los mexicanos en materia de seguridad. Incluso hay gente afín a usted que lo está reconociendo, señor Presidente”. Y a la periodista le asiste toda la razón, aunque López Obrador enfurezca y monte en cólera. Llevamos cinco años de cifras maquilladas por todos lados y escuchando la cantaleta de los “otros datos” que es el día que el Presidente no nos ha mostrado, simplemente porque no existen. Lo único que tenemos es una espantosa escalada en la suma de homicidios violentos, desapariciones, secuestros, extorsiones, feminicidios y una circunstancia que nadie se ha atrevido a contabilizar y a presentar en láminas o estadísticas: La enorme cantidad de mexicanos que han tenido que hacerse justicia por su propia mano o que recurren al crimen organizado para pedirle ayuda mientas el Estado “ni los ve ni los oye”.
LA RECETA PERDIDA.- Los periodistas (los verdaderos periodistas, los profesionales) no son amigos ni enemigos de los políticos y eso es algo que el Presidente López Obrador jamás ha querido razonar. Tampoco ha querido reflexionar sobre lo peligroso que es ejercer esta profesión en México. De acuerdo al Mecanismo de Protección para Defensores de Derechos Humanos y Periodistas, oficina adscrita a la Secretaría de Gobernación, en el actual sexenio 61 profesionales de la comunicación han sido asesinados en México, una cifra que también es inédita en la historia del país. Ojalá que desde su tribuna informativa (la conferencia mañanera) algún día pueda ofrecerle a los comunicadores el respeto y la certeza que merecen, porque no se vale que desde ese mismo espacio se arengue y se azuce a los cobardes que aprovechan el anonimato que ofrecen las redes sociales para insultar, denigrar y amenazar a los periodistas. En serio, no se vale.
Nos leemos el año próximo, ¡felices fiestas!
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