Poder, violencia y paridad/Gerardo A. Herrera Pérez
Se continúa el proceso de capacitación a las integrantes de la Red de Mujeres Contra la Violencia, que es presidida por la diputada Araceli Saucedo, en esta ocasión, el grupo que fue beneficiado fueron las integrantes de la sede en Apatzingán. Durante la disertación se abordaron los temas de Poder y Violencia, posición biopsicosocial, así como el tema de exclusión por raza, clase, sexo y sexualidad, y finalmente las cuestiones de igualdad y justicia.
Las reflexiones permiten tocar puntos teóricos desde las posiciones de Rita Segato, Marta Lama, Marcela Lagarde, Cristina Carrasco Bengoa, Nancy Fraser, Sulvia Federici, Nuria Varela, Judith Butler y Thomas Laqueur, amén de las experiencias y contenidos de las y los participantes.
Ha sido una tarde de trabajo en plataforma digital, en donde la asistencia de personas al concluir la sesión generó una rica reflexión respecto de los temas señalados.
Para abordar el tema de poder y violencia, fue necesario hacerlo desde el enfoque de las masculinidades hegemónicas, que está dado a través de diversos aspectos reflexivos: el saber, el poder, la autoridad y la subjetividad (construcción del sujeto, construcción de la masculinidad) y la violencia. El saber es fundamental porque sitúa en un contexto de la teoría de género y de los efectos que la cultura patriarcal produce en la construcción de la identidad masculina.
La masculinidad impulsa a legitimar y naturalizar las estrategias de control y de dominio sobre todos aquellos que no forman parte del club de los varones (Rita Segato). De esta manera, la violencia, ejercida a través del patriarcado se mantiene vigente; la violencia se vive normalizada y naturalizada; la violencia la ejerce el hombre mayoritariamente, no obstante, también hay mujeres que ejercen violencia, así como otros grupos sociales, es decir, la violencia no es solo de los hombres, pero ellos, mayoritariamente la ejercen.
El hombre ejerce violencia contra la mujer, contra otros hombres y contra sí mismo; la masculinidad tiene un mandato, que debe ejercer para legitimarse frente a su grupo social; se violenta no necesariamente por un ejercicio sexual, sino por ejercer el poder y compartir el hecho con los pares hombres (Rita Segato).
El saber disciplinario produce poder, conocerlo y entender la esencia de los objetos y las relaciones en las que encuentran inmersos genera el conocimiento y las estrategias para dominar y controlar las relaciones en las instituciones en las que actuamos, principalmente de la familia y las relacionales. En este sentido los cautiverios en los que viven las mujeres (Marcela Lagarde) y las casas con techo de cristal y piso pegajoso (Marta Lamas) y la doble jornada de trabajo en las que viven las mujeres, da cuenta de la asimetría del poder (androcentrismo) y las desventajas de la mujer en este mundo de desigualdades. En su expresión más extrema, se observa el poder en el ejercicio de la violencia familiar y social.
En el ámbito doméstico, el patriarca se sabe amo de todo lo que le rodea; su esposa, se convierte en usufructo y disfruta de su cuerpo, por lo que deja de ser persona, para volverse objeto y posesión, valor que adquiere solo frente a su poseedor. En este sentido los hijos serán posesiones y objetos de inversión.
Por otro lado y bajo el enfoque de Laqueur, en su texto La construcción del sexo, se precisó que los genitales y la diferencia sexual son más un constructo cultural que una cuestión esencial, posición que se sustenta en la revisión genealógica y arqueologica en el tránsito del unisexo, al binarismo, a la diversidad sexual. De igual manera, el género es una categoría social que funciona para determinar la división del trabajo y lo que le corresponde al hombre y a la mujer, pero además el género binario: femenino y masculino, excluye a los transgénero, transexuales y travestis, e intersexuales, no binarios y queer; por lo que hace al ejercicio de la sexualidad, la existencia de heterosexuales, homosexuales y bisexuales, además de situaciones asexuales, pansexuales y demisexuales.
Se trabajó igualmente los procesos de exclusión y discriminación por género, clase, raza, sexualidad, dogma, color, edad, discapacidad y sus consecuencias. Finalmente se abordó el tema de igualdad y justicia, como fundamento para establecer no solo una paridad cuantitativa, sino la importancia de generar las condiciones cualitativas danto voz, poder y valor a las mujeres, pero también promover la redistribución de la riqueza, el reconocimiento y la representación.
En la parte final del webinar, se presentaron diferentes comentarios por las y los participantes que complementaron y enriquecieron la disertación, destacamos la participación de; Luis Ángel Luna, Norma Angélica, Reyna Gallegos, Karla Guadalupe Sánchez Calderón, Aminta Cortes Álvarez, Ángel Said Virrueta Tafolla, Pablo Virrueta Martínez, Yesenia Soto, Claudia Magayón, María Zenaida Mendoza Soriano, Christian Alessik Galván González, Gabriel Saavedra, Zaula Tafolla.