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Lo bueno, lo malo y lo feo de la Siglo XXI
Lo bueno: después de largos 18 años, el gobierno federal finalmente liberó recursos y se convenció de la necesidad urgente de iniciar ya la ampliación, a cuatro carriles en la Siglo XXI, también conocida como “la autopista de la muerte” por la alta, muy alta, incidencia de accidentes que registra.
Los trabajos arrancarán este jueves en su primera fase, que comprende 85 kilómetros – de un total de 310 que conforman su trayecto -, que van de Zirahuén a Cuatro Caminos, uno de los tramos más letales en el ranking de decesos en esa vialidad.
El proyecto contempla una segunda etapa para continuar la ampliación en el tramo Cuatro Caminos – Las Cañas, con lo que se cubriría el trayecto donde más accidentes han ocurrido en los últimos años, debido al, cada vez más alto volumen de carga vehicular, principalmente del transporte pesado.
Lo malo: ejecutar los trabajos tomará años. Ni un milagro haría posible la promesa presidencial de concluir los trabajos antes de que AMLO deje el cargo en 2024, aún y cuando con ello la 4T se podría echar a la bolsa un caudal de votos con una obra que será de altísimo impacto para los michoacanos. Matemática, técnica y logísticamente es improbable acabarla en ese lapso.
A Zedillo, por ejemplo, ejecutar el proyecto original le tomó prácticamente todo su sexenio y no pudo concluir la carretera, la cual inició en 1995 y pretendía entregarla antes de dejar el cargo en el año 2000. Fue Vicente Fox quien entregó la obra en 2005, ya en el ocaso de su sexenio, siendo Lázaro Cárdenas Batel gobernador.
Tuvieron que pasar casi dos décadas, seis gobernadores (Batel, Leonel Godoy, Fausto Vallejo, Jesús Reyna, Salvador Jara y Silvano Aureoles) y dos presidentes (Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto), para que se interviniera la carretera más estratégica del país para el movimiento de carga procedente del puerto de Lázaro Cárdenas, que es, a su vez, la ventana más atractiva del mercado asiático en esta parte del mundo, incluso, por encima de los puertos de Estados Unidos.
Lo feo: así contemos con la autopista más moderna y segura de México, mientras la imprudencia y la irresponsabilidad sean lo que controle el volante, las muertes seguirán siendo inevitables. No tendrán freno.
No toda la carga recae en el gobierno ni en las concesionarias que administran y tienen la obligación de conservar en óptimo estado la red de autopistas. Los usuarios también juegan – jugamos – en esta carrera contra la muerte.
Y si no, ahí está la terrible tragedia, aún humeante al momento de redactar esta columna, ocurrida en la Autopista Zapotlanejo – Lagos de Moreno, en el estado de Jalisco, donde se vieron involucrados 16 vehículos, varios de los cuales se incendiaron. El saldo, hasta la noche del 21 de junio, era de 16 personas fallecidas – al menos 12 de ellas calcinadas – y más de una decena de heridas.
La escena que mostraron las fotografías y videos de los autos, camionetas y traileres en llamas, eran dantescas, de terror. Y hablamos de una autopista de cuatro carriles, como la que aspiramos – ahora con mayor velocidad que antes - tener en la Siglo XXI.
Cintillo
Hacia afuera, lo de Ebrard fue una ocurrencia. Hacia dentro de Morena, el mensaje entrelíneas fue claro: el excanciller lanzó un guiño a AMLO con la idea de crear la Secretaría de la 4T y dejarla en manos de su hijo Andy.