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La otra deserción
La Secretaría de Educación en el Estado (SEE), está convertida en la dependencia que más deserción padece, y no me refiero a los alumnos. En 44 años de existencia ha tenido 31 funcionarios titulares, es decir, duran en promedio un año con cuatro meses en el cargo.
El primer titular fue Lucas Benítez, quien, con la desconcentración de los servicios educativos hacia las entidades federativas, fue nombrado en 1978. Apenas estuvo nueve meses y, como malaria, desde entonces esa ha sido la constante hasta la fecha.
Los gobernadores en turno han explorado todo tipo de perfiles, académicos, políticos, profesores, fieles a causas sindicales, hombres o mujeres, y hasta ahora ninguno ha logrado prevalecer. En algunos sexenios, como el del priista Víctor Manuel Tinoco Rubí (1996-2002), la dependencia tuvo hasta cinco titulares: Enrique Sánchez Bringas, Octavio Aparicio Mendoza, Graciela Moreno (encargada), Juan Benito Coquet y David Alfaro.
Después de esa etapa llegó al poder, por primera vez en la historia de Michoacán, un partido distinto al PRI. El entonces perredista Lázaro Cárdenas Batel – hoy jefe de asesores del presidente López Obrador – apostó por Egberto Bedolla Becerril para ejecutar su política educativa, pero en el camino no le funcionó y decidió nombrar a Manuel Anguiano, quien después fue relevado por Graciela Carmina Andrade García Peláez.
Otro perredista y hoy morenista, Leonel Godoy, repitió la fórmula lazarista de entregar a la CNTE el control de la dependencia y colocó como secretaria de Educación a la profesora de preescolar Aída Díaz Sagrero, sin importar que años atrás había sido detenida durante uno de los disturbios que el magisterio disidente protagonizó en la década de los 90, de la mano de su líder Raúl Morón Orozco.
Con los priistas Fausto Vallejo y Jesús Reyna en aquél cortísimo y convulsionado gobierno que se rolaron entre los años 2012 y 2014, Teresa Herrera Guido inició como titular de la SEE, pero fue avasallada por la guerrilla magisterial y, en su lugar, llegó Jesús Sierra Arias, de perfil más político, duro y negociador a la vez.
La SEE parecía haber encontrado, por fin, un titular que mantuviera a raya a las huestes sindicales, pero vino entonces el golpe de Estado que dio la Federación en Michoacán con el nombramiento de un Comisionado para la Paz: Alfredo Castillo Cervantes, `El virrey´, se convirtió en el gobernador de facto, mandó a descansar a Vallejo, encarceló a Reyna y puso como gobernador a Salvador Jara. Sierra, en consecuencia, ya no tuvo cabida y la SEE pasó a manos de un desconocido Armando Sepúlveda.
Y así, la pasarela no ha cesado. En su gobierno, Silvano Aureoles arrancó con Silvia Figueroa al frente de la SEE, para luego reemplazarla con Adalberto Frutis y después cerrar con Héctor Ayala. Tres titulares en seis años.
Hoy, bajo el primer gobierno morenista en Michoacán, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla designó como rectora de la educación a la exdiputada Yarabí Ávila, pero tras un año con dos meses en el cargo, renunció para ir en busca de otra Rectoría, la de la UMSNH, y en su lugar llega otra mujer, Gabriela Molina Aguilar, a quien la organización Mexicanos Primero, supervisora independiente del sistema educativo en México, ya dio su voto de confianza y destacó las cartas credenciales de la nueva titular. Lo hizo, acompañado de un deseo navideño: que logre quedarse “una buena temporada” en el cargo.
Y es que, la acelerada movilidad de titulares de Educación ha dificultado construir y ejecutar un plan rector de largo aliento, que goce de continuidad y de un blindaje a prueba de vendavales políticos o cambios de gobierno; un plan que ponga verdaderamente por delante la calidad en los procesos de enseñanza y que se imponga a los grupos fácticos – léase CNTE y normalistas -, que se aferran en gobernar esa dependencia a través de prácticas propias de la delincuencia organizada, y una alta dosis de presión y de chantaje.
Esas presiones fueron las que, en el pasado, llegaron a incidir en gobernadores para colocar a personas afines a la expresión sindical dominante, como titulares de la dependencia. Guardadas proporciones, eso equivalió a ceder el control de las cárceles al preso más peligroso y diestro en motines.
Molina se enfrenta a un monstruo de mil cabezas. Es, sin duda, el reto más alto de la exsecretaria de Cultura y ex directora del Sistema Michoacano de Radio y Televisión (SMRTV), en su tránsito hasta ahora por la función pública. Su batalla más dura, la prueba más difícil.
El respaldo del gobernador en la toma de decisiones y el acompañamiento federal en materia financiera, serán claves en el éxito o fracaso que pueda tener su gestión. Y es que, sin esos dos elementos, su paso sería como el estudiante que llega al aula sin mochila y los maestros ausentes.
Cintillo
Sin filtrar un promedio por tasa poblacional, es cierto lo que vino a decir Fabiola Alanís: por municipio, Morelia es la tercera ciudad con más feminicidios este año. Le faltó agregar que, bajo ese parámetro, como entidad Michoacán ocupa el lugar ocho. En ambos casos estamos dentro del nada honroso top ten.