Otros datos/Hugo Páez
Beatriz utiliza a su hijo para atacar a Twitter y a la libre expresión
● La soberbia no alcanza para entender que su familia es buen o mal ejemplo para sus millones de seguidores. Se arrogan el derecho de dinamitar las normas sanitarias que por voluntad ciudadana han frenado la pandemia.
Lo que aparenta ser una defensa de su hijo Jesús Ernesto, es la justificación de Beatriz Gutiérrez Müller para atacar de nuevo a la red social Twitter.
La esposa de Andrés Manuel López Obrador utilizó la publicación de un video de su hijo menor en el hotel Princess de Acapulco, por supuesto, sin cubrebocas y presuntamente con unos tenis de 5 mil pesos, para erigir un dique contra la libertad de expresión ciudadana.
Sin embargo provocó el efecto contrario, lo convirtió en el blanco de las cámaras de los teléfonos móviles y del escarnio público, por su reacción a la publicación de las imágenes, que según su criterio, la red social debió impedir.
La soberbia no alcanza para darse cuenta que su familia es buen o mal ejemplo para los ciudadanos, principalmente para sus decenas de millones de seguidores, pero en esa mala prédica, se arrogan el derecho de dinamitar las normas sanitarias que, por voluntad ciudadana, no del gobierno obradorista, ha frenado el desborde de la pandemia.
De Jesús Ernesto López Gutiérrez se dirá que NO estaban sus padres para corregirlo, pero dudo que al joven le hubiesen exigido ponerse cubrebocas, cuando ellos no lo hacen.
Por supuesto que la no Primera Dama utilizó esa red para atacar a la compañía con el texto: “Ay @TwitterMexico @TwitterSeguro @TwitterLatAm tú y tu permisividad con mensajes que denigran a los menores de edad. ¿Todo eso por dinero? Qué mal. Necesitamos redes sociales con ética y transparencia. ¿Cuándo nos informas cuánto te pagan por esa sucia tarea?”.
Para Gutiérrez Müller cuestionar la ética no es motivo suficiente para renunciar a ella, podría hacerlo digamos desde Facebook, Instagram, o más, pero no, lo hizo en Twitter.
El propósito es debilitar al mensajero, presionarlo pensando que en algún momento van a poder proscribirlo del país, y, por lo tanto, eliminar uno de los medios más importantes de libertad de expresión masivos, pero muy molesto para Palacio.
Andrés Manuel ha dicho que no es responsable de los actos de sus familiares, inclusive ni de su esposa Beatriz, pero sí de Jesús Ernesto porque es menor de edad, por eso miles de cibernautas dieron vuelo al precio de los tenis Adidas del joven, y al hospedaje en el Princess.
Cada quien se gasta el dinero como quiere, por lo tanto, el asunto no tendría la menor importancia, pero del pecho presidencial han salido frases de austeridad franciscana y la necesidad de predicar con el ejemplo.
Al menos eso le exige a sus funcionarios, y si no pregúntele a César Yañez, coordinador General de Política y Gobierno, que después de su boda faraónica, amenizada con los Ángeles Azules, lo condenó al ostracismo desde el inicio del sexenio.
El incidente del menor exhibe la hipocresía de los principios exigidos a los demás que no se aplican en casa. No es buen juez quien no empieza por su casa.
Repito, no serían motivo de comentario alguno las andanzas del joven, sin embargo, Beatríz lo pone en el blanco por el ímpetu de aplastar a Twitter e imponer una moralina de izquierda anquilosada y farsante que promueve la revancha social en múltiples manifestaciones.
A la esposa del presidente le revienta que se haya grabado en la memoria popular la frase “No soy médico” como justificación del rechazo a recibir a un grupo de padres de niños con cáncer. Utilizó su libertad de expresión en Twitter para responder y replicar a sus críticos.
Diez días atrás publique un análisis en video sobre el ataque sistemático de López Obrador a la red social. Esos afanes autoritarios y de control de medios es la tónica de la 4T desde el inicio del sexenio.
https://twitter.com/literalmexico/status/1291525429669572610?s=20
La fatua “Quien no está con nosotros está contra la Cuarta Transformación” pretende accionar un linchamiento sistemático contra la oposición y contra los medios de comunicación como Twitter, aún cuando la compañía ya demostró al presidente la publicación de reportes cotidianos de transparencia y la prohibición de propaganda política.
No se debe usar a los niños para atacar a la libertad de expresión e imponer un régimen tiránico donde la verdad será dictada por un solo hombre. Con los niños no.