Opinión/Juan Antonio Magaña de la Mora
Los delitos de feminicidio, la violencia familiar y la violencia de género van en aumento.
Son varios los factores multidisciplinarios que intervienen, y de la misma forma, el Estado Mexicano debe atender este importante tema.
La estadística en los juzgados familiares de las controversias que ahí se plantean muestra un incremento, al igual que en los tribunales penales. En ese sentido, la autoridad debe plantear soluciones de corto, mediano y de largo plazo a efecto de disminuir, y en su caso extinguir, las agresiones a las mujeres.
Por ejemplo, no debe soslayarse el incluir en los estudios académicos desde la primaria el trato de buena convivencia entre hombres y mujeres, esto es, que desde los primeros años de vida en sede escolar debe instruirse a niños y niñas cómo debe ser su relación sustentada en el respeto, en los valores y en las sanas relaciones.
El Estado Mexicano debe delinear todas las estrategias preventivas que ayuden a evitar violencia de cualquier tipo hacia las mujeres en cualquier estadía de su vida. También es importante que la autoridad pueda detectar los casos en los que ya hay un inicio de violencia, a efecto de evitar desenlaces no queridos.
El Feminicidio es un delito que está gravemente sancionado por la ley, y la pena en su aplicación tiene dos objetivos: el primero, que la sociedad en general sepa que esa conducta es sancionada para que renuncie a llevarla a cabo;
Y el segundo, que cuando se comete la conducta, el infractor al que se aplica la sanción nunca más vuelva a cometer ese hecho; sin embargo, no debe esperarse a que haya un resultado para sancionar la conducta. Lo idóneo es anticiparnos, y la enseñanza de buen trato entre hombres y mujeres desde pequeños debe ser una línea estratégica a seguir.