Opinión/Gerardo Herrera Pérez
Año nuevo.
Hoy salí a generar lazos de solidaridad y compromiso social con la otredad, lo hago cada año, antes de que concluya la noche del último día del año, durante más de dos décadas lo hice acompañado de José Alfredo Flores, el mejor, sin duda alguna, el compañero de vida más importante.
En tiempos de pandemia las cosas cambiaron; hoy tengo que tener cuidado para evitar contagios, pero no puedo detener el mensaje de esperanza del devenir de un nuevo estado de cosas; en esta ocasión el mensaje lo di acompañado de Miguel Ángel Martínez, presidente de Ángel de Corazón porque te nace ayudar A.C., convocamos a otras personas pero no llegaron, tenían sus compromisos y me alegro que la vida les dé una gran noche y un mejor año 2022; pese a ello, agradezco la gran ayuda de Salvador, Pedro y de Miguel Ángel que coadyuvaron a la entrega de un ponche caliente y una cobija para calmar el frio.
Iniciamos Miguel y yo a las 8 de la noche, lo hicimos por una ruta que tocara diversas poblaciones, pero que en general fueran personas viviendo en precariedad o en condición de calle; estuvimos en hospitales (hospital de la Mujer), plazas (Carrillo, Niños Héroes, La Paz) y algunas calles del centro de Morelia (Eduardo Ruiz), reitero, la intensión era llegar a personas en condición de calle, a personas con discapacidad intelectual, y a personas viviendo en precariedad.
Iniciamos a distribuir un ponche bien calientito a familiares que esperan noticias de sus enfermos en el Hospital de la Mujer, después nos fuimos a Plaza Carrillo, nos recibieron con gusto, una de las personas en condición de calle, nos expresó, conocía a Miguel, ¡¡¡cuándo repetirán el evento del 20 de noviembre!!!!, pronto, respondió Miguel!!!, que gusto saber que las personas en condición de calle nos conocen.
Posteriormente bajamos a los diferentes dormitorios de calle de las personas, se hace un nudo en la garganta, al constatar, cómo este modelo económico ha arrojado a muchas personas a vivir en condición de calle derivado de que ya no pudieron controlar su adicción a sustancias tóxicas, al alcohol, o por otras situaciones de discapacidad, sobre todo la intelectual.
Bajamos a la Plaza Niños Héroes, pero ahí no había personas en condición de calle, estuvimos en los alrededores del edificio del IMSS, pero tampoco, algunos oficiales, les preguntamos por dichas personas, pero nos expresaron, ahora están en Plaza la Paz.
Para allá nos dirigimos y en efecto ahí estaban juntitos varias personas, cuatro varones, a ellos, les dejamos los mensajes y su regalo, lo agradecieron y nos dieron muchas bendiciones, pese a ello, uno de ellos, en ese momento nos pedía dinero, pero le comentamos que solo podíamos hablar con él y obsequiarle algo para saciar su hambre y el frio, lo acepto, y se perdió entre las sombras de la noche.
Más adelante nos encontramos sobre la calle Eduardo Ruiz a dos damas y dos caballeros quienes viven en condición de calle, les comentamos que si les gustaría beber algo calientito, y desde luego que dijeron que sí; se les ofreció lo que llevamos y los cuatro nos dijeron cosas que nos dejaron a Miguel y a mí impresionados.
Una de las damas expresó “Yo te conozco, tu sabes quien soy, gracias por acercarte y no criticarme por lo que ahora vez; la gente nos critica, pero no piensa porque estamos aquí, yo solo digo, déjenme como soy, la gente critica, pero no saben porque yo no tengo un techo donde vivir, porque deje de estar en mi casa, que importa que beba, que importa”
Otro más nos dijo, “Gracias, gracias, la verdad ando con hambre, y también con frio, pero yo pregunto, no tienen unos zapatos, ya también necesito”, le pregunte: de qué número eres, “soy del 7”, el domingo por la noche te traigo tus zapatos, me sonrió, me dio la mano y me dijo, es el mejor regalo que me han dado”, pero aun no te los traigo, le dije, “yo creo que sí, tú si vas a regresar”.
Uno más nos dijo “Ustedes son hombres buenos, nosotros también, pero vivimos en la calle, y eso nos hace: malos, nos dicen vagabundos, drogadictos, pero que saben ellos de nosotros, pero ustedes vienen a ayudarnos a pasar esta noche chida, gracias, dame un abrazo, agárrame la mano”.