Opinión/Gerardo Herrera Pérez
Ecoeducación
Seres planetarios, que viven en un mismo techo y que son unicidad; ellos, ellas, siguen creciendo en sabiduría, hacen permanentemente simbiosofía. Los doctores en Ecoeducación se reúnen el día de hoy en Trázala de Fabela, en el Estado de México, para celebrar el compañerismo, que permitirá hacer convivencia y transitar como debe ser, a la fraternidad y a la participación social.
Ellos y ellas están aprendiendo la importancia de caminar a un modelo transmoderno de nuevas prácticas de consumo y de intersubjetividad; un consumo que nos esta llevando a las crisis de las que nos habla Félix Guattari, Boaventura de Sousa Santos, Enrique Leff, Clark, Capra, Marcellesi, e intersubjetividad que se sustenta en el hedonismo, el narcisismo, la búsqueda del lujo, el éxito, la meritocracia, los valores líquidos, así como, la colonización de la otredad, en el egoísmo y la falta de solidaridad de la empresa y desgracia del otro.
Los doctores y doctoras que se reúnen en Trázala, resignifican el contenido de diversos conceptos en este ejercicio de reunión, que, si bien es convivencia, expresa el trabajo de cohesión social que han venido desarrollando desde su integración como célula ontológica y epistemológica, pero que le dan un enfoque sumamente interesante a la construcción de una racionalidad ambiental, que les ayudará a promover la transmodernidad desde el lugar que se encuentren.
Disfrutar en familia y con la familia, pero también con amigos y compañeros del proyecto pedagógico profesional y humano es una gran oportunidad para repensarnos en la inclusión, sin colonización, sin racismo, es decir, reconocerse como humanos en su esencia más pura, más digna, más emotiva, más generosa, más comprometida, es pensarnos en el amor con la otredad, con lo humano y lo que no es humano, pero vive.
Este día unirán dos grandes conceptos mis alumnos y alumnas del doctorado en su convivencia, por un lado la simbiosofía y por el otro la inclusión; la simbiosofía permite como mecanismo construir y avanzar en el desarrollo humano de la convivencia y los saberes, en tanto que la inclusión forma parte de este compromiso de la cohesión social de fortalecer la convivencia con la participación de todos, sin exclusión, reconociendo las diferencias que todos y todas tenemos pero aceptando que en la horizontalidad de las intersubjetividades requerimos de estar presente todos como seres humanos. No hay simbiosofía sin inclusión.
La inclusión es un concepto pedagógico, que camina de la integración a la inclusión, es decir, no solo es integrar a quienes son considerados diferentes, anormales o desiguales, no, no, claro que no, es más que eso, es una posibilidad real de la construcción de la RACIONALIDAD INCLUSIVA, concepto que estoy trabajando ya desde hace varios años, como un instrumento fundamental para coadyuvancia de la transmodernidad, el transfeminismo, el devenir de la nueva sociedad y desde luego, que generará en el actuar de la conciencia del individuo, en lo metacognitivo.
La inclusión entonces, en este espacio de convivencia, es generar las sinergias para la comprensión y el reconocimiento de las diferencias sociales, culturales, sexuales y la aceptación de que todos tenemos los mismos derechos y obligaciones para construir un mundo donde la fe y la esperanza, la humildad y la caridad, templanza y prudencia den paso a mejores prácticas sociales y de intersubjetivación. Donde todos quepamos con una conciencia antropológica, ambiental, cívica, espiritual, de prevención y desde luego de inclusión, pero donde todos tengamos la posibilidad de manejo de una inteligencia emocional, que de pie a estas transformaciones que necesitamos.
Ustedes dan un paso importante, transitan a la convivencia, elemento de la cohesión social, porque ya trabajaron aspectos de confianza, de identidad y de valores de comunalidad.
Deseo que esta convivencia fortalezca y legitime el liderazgo que tienen frente a sus comunidades de aprendizaje, que todos y todas salgan fortalecidos para impulsar este último tramo de su proyecto académico y logren los éxitos, no para la meritocracia, sino para la caridad, para entregarse al otro en sus conocimientos y en sus virtudes sociales.