Opinión/Gerardo A. Herrera Pérez
Huandacareo: mujeres atendiendo mujeres violentadas
En la Región de Huandacareo, se impulsan trabajos de formación con mujeres que atienden víctimas de violencia, pero además se informan para continuar un proceso de capacitación que les permita fortalecer su voz, su valor como mujeres y el poder que les da no solo conocer sino ejecutar esos conocimientos en favor de ellas, de otras mujeres y de miles de niñas que crecen en el día a día y que requieren de alcanzar la felicidad de la vida, sin opresión, sin colonización, sin un patriarcado que las devastara en sus cuerpos, y sin aquellos mandatos de masculinidad que las violentan, el reto no es sencillo, es complejo, pero es un reto que construyen miles de mujeres que están decididas a trasformar la realidad que las interpela cotidianamente.
Huandacareo, se ubica en los márgenes del cuerpo de agua de Cuitzeo; pero en la parte del lecho que por problemas cíclicos, medioambientales y de otra índole no tiene agua. Uno de los principales problemas de la región es justamente las tolvaneras y los impactos que reciben las personas en su salud y que va desde los problemas gastrointestinales, pasando por los de vías altas y bajas respiratorias, visuales y otros; las diferentes estructuras sociales en la brecha generacional hablan del tema, sugieren emprender acciones, pese a ello, se requiere de mucha organización social y de gobernanza.
Desde mi muy modesto punto de vista, sería importante fortalecer los vínculos sociales, el llamado tejido social, o las comunidad, para trabajar un modelo de cohesión social, que ayude a mover socialmente a las comunidades para la protección del Lago de Cuitzeo a partir de recuperar la confianza, la identidad de la región, así como los valores de comunalidad y desde luego seguir transitando por los caminos de la convivencia que ayude a la población de la región a la comprensión de que como género humano todos somos hermanos, y todos somos planetarios. Por otro lado, es importante hacer complementariedad entre la sabiduría de la población y el trabajo académico y científico, pero con enfoque de complejidad.
En medio de estos fenómenos sociales, medioambientales, y personales, se encuentran las mujeres, cuyos mecanismos de opresión los viven a diario, como la discriminación y la violencia que en estos tiempos de Covid-19 se han incrementado y que requieren urgentemente de transformar dichas realidades, que permitan trabajar para deconstruir mandatos de género.
En la sesión para el empoderamiento de las mujeres, llevada a cabo en la cabecera municipal de Huandacareo, se observa una gran participación; se aprecia una brecha generacional en la construcción del grupo de personas: mujeres jóvenes, mujeres adultas, mujeres adultas mayores, quienes acompañadas de sus hijos pequeños asistieron comprometidas a su participación y es que así se forman las redes de apoyo, entendiendo las necesidades de la otra y el esfuerzo que se hace por participar; todas las mujeres participantes se reconocen en su identidad, en la opresión que se vive como mujer y en lo que no desean seguir observando, y en muchas de las ocasiones, viviendo.
Todas las mujeres participantes, se encuentran construyendo conciencia social, conciencia de lo que no debe ser el sometimiento, el control sobre sus cuerpos y vidas; muchas de ellas tienen definido los escenarios deseables y reconocen lo que quieren y no desean de esta realidad derivado del mandato de masculinidad de las parejas.
Durante la sesión de varias horas de trabajo para abordar la malla curricular propuesta de la formación e información, se observa entre las participantes, un modelo colaborativo, de compromiso, de respeto por la otra, de ayuda y se puede evidenciar cuando, incluso en colocación de la manta que expresa el porqué de la existencia y necesidad de los trabajos, se trabaja con amor para tener preparado la construcción de los espacios para el debate de las ideas; pero también se observa el ánimo comprometido y renovado que da lugar y vida a las participaciones de las mujeres, en sus formas de vida, en sus experiencias, en el conocimiento de otras experiencias que deben ser conocidas.
Durante la sesión, las mujeres comparten sus saberes, se entregan a las dinámicas de trabajo colectivo, ofrecen su mejor esfuerzo, logran conectar y ser complementarias al proyecto formativo. Las observamos haciendo mímica, escuchando desde sus propias experiencias lo que no quieren que siga sucediendo, pero sobre todo expresando y compartiendo lo que han ejecutado para alcanzar nuevas formas de comunicación y negociación con el otro.
Así, se destaca la generosa participación y compromiso de todas y cada una de las participantes entre ellas: Minerva Álvarez Chávez, Leonor Abrego López, Ma. Luz Corona Orozco, Rosario Olivares, Estela Abrego Ruiz, Cristhofer, Adriana Calderón, Licha Ortiz, Marisol Chávez, Berenice Pérez García, todas ellas integrantes de la Red Estatal de Apoyo a las Mujeres Víctimas de Violencia, “Mujeres apoyando a Mujeres”.