Opinión/Gerardo A. Herrera Pérez
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Zacatecas y lo LGBTIQ
Gerardo A. Herrera Pérez.
El Distrito Federal, hoy, Ciudad de México, caja de resonancia para el resto de las 31 entidades de la República Mexicana en materia de los derechos de las personas de la llamada comunidad diversa sexual, sigue avanzando en la lucha por la igualdad y la libertad en México.
Este siglo ha visto transitar diversas figuras jurídicas para atender los derechos humanos de familia a las personas disidentes sexuales de la heteronormatividad; el Pacto Civil Solidario, Sociedad de Convivencia, el Matrimonio Igualitario, el Concubinato Igualitario ya reguladas legalmente; entre otras muchas más que fueron declaradas inconstitucionales por el Tribunal Constitucional por ser figuras sospechosas y discriminatorias.
Desde el 2001, se abrió la puerta con la adición del párrafo tercero del artículo primero constitucional del derecho a la no discriminación; 10 años después, 2011, con la reforma constitucional en materia de derechos humanos, se adiciono al párrafo tercero la palabra sexuales, para quedar aprobada la no discriminación pro “preferencias sexuales”, transitando dicho párrafo al quinto lugar en el artículo ya mencionado, entre otros elementos que se adicionaron y que coadyuvarían a la SCJN a declarar inconstitucionales todas aquellas normas que violentaran el derecho a la no discriminación, el libre desarrollo de la personalidad, la dignidad humana, entre otros.
De las primeras normas que regulaban las relaciones homoeróticas a favor de la construcción del matrimonio igualitario y la de contar con un proyecto de familia, que incluso para algunas entidades dejaba abierta la adopción, es producto de un esfuerzo colectivo de muchos y muchas, en una lucha social, que ha generado un movimiento nacional por la defensa del matrimonio igualitario; es decir, ha sido un trabajo de años, para miembros de la comunidad diversa sexual, activistas, organizaciones de la sociedad civil, académicos, padres y madres de familia, estudiantes, doctores del sector salud, entre ellos recuerdo que brindaron apoyo los directivos que atienden los programas de VIH/Sida desde la federación, igualmente de algunos servidores públicos, y de diputados y diputadas que comprendieron que no se podía parar las demandas de una comunidad sometida por muchos siglos a partir del control de sus cuerpos.
Hace ya algunos años, 2013, escribía el artículo: “Legislar con igualdad y sin ideologías” publicado en la Revista Internacional de Ciencia Jurídica, texto en línea, a lo que ahora agregaría que deben los diputados y diputadas hacer alteridad sobre las poblaciones que mayor violencia han recibido, para continuar en la brecha de la igualdad, justicia social, libertad, sin diferencia y opresión en contra de las poblaciones. Dicha alteridad debe ser acompañada por la intersubjetivación (en donde se logre un diálogo horizontal, en complementariedad por las ausencias y emergencias de la construcción de discurso, pero además la ecología de saberes), el ejercicio de la tolerancia y desde luego el respeto.
Con gran satisfacción nos enteramos que, el Congreso del Estado de Zacatecas, tierra que ha gobernado el Partido Revolucionario Institucional, el Partido de la Revolución Democrática y ahora MORENA en este siglo XXI, con Ricardo Monreal, Amalia García, Miguel Alonso, Alejandro Tello, y hoy David Monreal, se decidió aprobar el matrimonio igualitario, que da paso al reconocimiento de los derechos del matrimonio y familia para las parejas que desean formalizar legalmente y no solo de hecho sus relaciones homoeróticas.
Como siempre, es recurrente, no votaron en Zacatecas el PAN y el PRI, cuando el PRI incluso tiene estructura de diversidad sexual que atiende estos temas; en fin, hoy Zacatecas se suma a las 24 entidades federativas que reconocen los derechos de las personas de la llamada diversidad sexual para realizar su matrimonio, siento el estado de Zacatecas el número 25 en comprometer su marco normativo para visibilizar y dejar de estigmatizar, prejuiciar, violentar, discriminar, excluir y asesinar a personas por su orientación o identidad sexo genérica.
Faltan siete entidades de regularizar sus códigos civiles o familiares: Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Durango, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, para normalizar el matrimonio igualitario en México, dichos estados son gobernados por el PAN, PRI, MORENA, veamos como en la cartografía del poder de una posición política, habrá que seguir picando piedra para echar abajo las ideologías misóginas, machistas, clasistas, racistas, homófobas con que actúan muchos de los tomadores de decisiones en los congresos locales.
Que no se nos olvide que la diversidad sexual es una minoría excluida y oprimida, no solo por ser cuantitativamente marginal en términos numéricos frente a la población heterosexual, sino en términos políticos, es decir, una minoría frente al poder, en donde se ha generado una lucha permanente desde los finales de los años sesenta del siglo XX; durante todos estos años se ha tratado de asimilarnos, más no de reconocer nuestros derechos y libertades.
Es cierto que en este siglo XXI han ido avanzando políticamente las comunidades, más sigue habiendo una deuda en términos de igualdad, no todas las comunidades diversas tienen voz, poder y valor, o bien, equifonía, equipotencia o iquivalencia, y en términos de justicia social, falta una mayor representación en posiciones de toma de decisiones, así como un mayor reconocimiento a dichas comunidades, pero sobre todo de redistribución de la riqueza nacional. Insisto, hay una deuda pendiente para las comunidades trans, las que en un mapeo nacional se siguen asesinando los cuerpos cosificados de las mujeres no solo cisgénero, sino de la comunidad trans; aún mucho por hacer, por lo pronto felicidades ZACATECAS.