Opinión/Gerardo A. Herrera Pérez
Docentes hablan de masculinidades.
Gerardo A. Herrera Pérez
La Coordinación de Educación Ciudadana y Equidad de Género, del Consejo de la Ciudad de Morelia, llevó a cabo el conversatorio “Hombre y masculinidades” con docentes de la educación primaria de la región de San Nicolás Obispo, municipio de Morelia, cuyo propósito es sensibilizar al personal institucional para promover la convivencia y paz en los espacios educativos, tanto digitales como presenciales en las aulas de los edificios escolares.
El evento fue facilitado por miembros de la Coordinación de Educación Ciudadana del Consejo de la Ciudad y fue desarrollado en tres momentos: estudios de género, el hombre y las masculinidades, los micromachismos.
En la disertación se reflexionó acerca de continuar pensando sobre modelos dicotómicos o binarios, que invisibilizan a amplios sectores poblacionales; por ello, la importancia de trabajar sobre un modelo que permite visibilizar la existencia del sexo visto desde otros cuerpos, como los hermafroditas o intersexuales, que no cuentan con genitales puros de macho o hembra; el género, desde la cuestión de la transgresión de género (el transgénero), así como la transexualidad y el travestismo, finalmente el ejercicio de la sexualidad a partir de la heterosexualidad, homosexualidad y bisexualidad. Con ello, se abordó el tema de androcentrismo, sexismo e identidad y rol de género, lo que permite entender los mecanismos de diferencia, desigualdad, injusticia y opresión en contra de las mujeres y la posición asimétrica de poder que ejerce el varón a través de su mandato de masculinidad y el tributo que paga la mujer, todo ello, inscrito en el patriarcado.
Desde los estudios de género se enfatizó la importancia de la comprensión que no solo se refieren a las mujeres, sino también al hombre y las masculinidades y desde luego a las cuestiones de la diversidad sexual. Los estudios de hombre y masculinidad permiten dejar de ver al hombre como representante de la humanidad.
En este sentido se expresó que, los hombres aprenden a ser masculinos con un perfil hegemónico mediante el desarrollo de procesos culturales, aunque la violencia, el poder, la autoridad y la jactancia podrán ser de diferentes matices, derivado del tiempo, modo y lugar del que se hable (genealogía y arqueología del poder); ese aprendizaje, no todos lo llevan a cabo, no todos terminan la lección, y es que algunos desde las primeras etapas de la infancia lograr ser transgresores del género, es decir, se resisten a realizar las tareas que le tocan y legitimarse frente a otros hombres con la violencia que ejercen a través de su poder, del saber, de la autoridad, y desde luego de la virilidad.
Los hombres con masculinidad hegemónica, pero sobre todo en la zona de Iberoamérica, se ha generado un fenómeno en el cual existe un énfasis o exageración de las características masculinas y la creencia en la superioridad del hombre. En este fenómeno se considera que el macho es el verdadero hombre, cuyas características son la heterosexualidad, agresividad, violencia y jactancia y que goza de los privilegios de los estudios, del dinero, entre otros.
Por otro lado, el hombre ejerce dominación sobre otros hombres y subordinación sobre las mujeres, pero a su vez también el propio hombre que ejerce violencia y poder, ejerce presión contra sí mismo. De ahí la importancia de compartir información sobre derechos sexuales y derechos reproductivos, y de una educación científica, laica, integral, para deconstruir el mandato de la masculinidad.
Por otro lado, el hombre casado debe mostrar su machismo, pero también su potencia, a través de la fertilidad, es decir, engendrando un hijo tan pronto sea posible, sino, en la sanción de la sociedad y la aplicación de mecanismo de opresión se le considerara que tiene una pistola con balas de salva, hiriendo su virilidad, por no demostrar la jactancia en la reproducción. Que la mujer o esposa este embarazada o criando niños permite mantener el control sobre dicho cuerpo a través de someterla en la casa.
Otro de los temas abordados fueron los micromachismos. Pero ¿Qué son los micromachismos (MM)?, son comportamientos, que son especialmente invisibles y ocultos para las mujeres que los padecen, principalmente en casa, en familia. Los MM son formas y métodos, trabajados de manera sutil, en donde no hay el abuso y la imposición en el día a día de lo cotidiano de una familia. Expresa Luis Bonino, “Son, específicamente hábiles artes de dominio, comportamientos sutiles o insidiosos, reiterativos y casi invisibles que los varones ejecutan permanentemente”, ahora que esta deslegitimado las grandes violencias, subordinación y dominación masculina, ahora existe un proceso de migración a otras formas de dominación y subordinación más micro, mas imperceptible en donde son utilizadas las armas, trucos, tretas y trampas más frecuentes que los varones utilizan para ejercer su autonomía sobre las mujeres ocupando gran parte del repertorio de comportamientos masculinos normales hacia las mujeres.
Los MM, expresa Bonino, son comportamientos manipulativos que básicamente inducen a la mujer a la que son destinados a comportarse de un modo que perpetua sus roles tradicionales de género con el interés no expresado de conservar la posición superior y de dominio, intentando mantener mayores ventajas, comodidad, y derechos a la libertad, a tener razón, al uso de tiempo y el espacio, a ser cuidado y a desimplicarse de lo doméstico, entre una gran lista, en la cual coloca a la mujer en un lugar desde luego de menos derecho a todo ello.
Para mantener la posición hegemónica, el varón utiliza diferentes métodos que pueden servir para clasificar y visibilizar los comportamientos. Bonino plantea que existen al menos cuatro categorías de MM.
Las MM Utilitarios, que fuerzan la disponibilidad femenina usufructuando y aprovechándose de diversos aspectos domésticos y de cuidados del comportamiento de las mujeres que es observado como tradicional. Los MM encubiertos, que abusan de la confianza y credibilidad femenina ocultando su objetivo. Los MM de crisis, que fuerzan la permanencia en el statu quo desigualitario cuando este se desequilibra, ya sea por aumento del poder personal de la mujer, o por disminución de la del varón.
Los MM coercitivos que sirven para retener poder a través de utilizar la fuerza psicológica o moral masculina. Todos los MM buscan disminuir la libertad de elegir y decidir de las mujeres.
Al finalizar se atendieron preguntas y respuestas, derivado de las cuales permiten la comprensión de conceptos: queer, la masculinidad positiva, y la niñez trans.