Opinión/Gerardo A. Herrera Pérez
El clima se define como el conjunto de condiciones meteorológicas y atmosféricas de una zona geográfica, durante un periodo de tiempo prolongado: como el viento, la lluvia, la humedad, la presión atmosférica y la temperatura.
Hace cuatro décadas que llegue a vivir a Morelia, y durante ese tiempo he visto muchas señales de deterioro del medio ambiente y sus implicaciones en el clima, no solo en Michoacán, sino en todo México, desgraciadamente hoy es una realidad planetaria el impacto ambiental pese a la firma de tratados internacionales para contener la emisión de contaminantes.
Producto de la revolución industrial de más de 200 años, las transformaciones sobre la naturaleza, pero también sobre la familia y la comunidad fueron sustituidas por el Estado, el mercado, la globalización y el patriarcado, que ha generado procesos que avanzan significativamente sobre la sobreexplotación de los seres vivos (plantas y animales) y los elementos inertes de la naturaleza: tierra, agua y aire con impacto en el clima.
Félix Guattari nos habla acerca de la ecosofia y las tres crisis que vive el planeta y que presiona al clima: la crisis medioambiental, la social, la mental, no obstante, hay otra crisis, la financiera que inicio en 2008, pero hoy también nos explica Hernández Mendoza en la revista Inclusiones, MR, volumen No. 8/2021, acerca de otras dos crisis: la axiológica que ha permitido que la población viva con miedo permanente (progreso tecnológico, inteligencia artificial, los avances científicos, armas de destrucción masiva, homogenización social) y de un pensamiento instrumental que es aplicado de manera extractivista para apoderarse de los saberes de las comunidades originarias y someter estos a las dinámicas del mercado para elaborar productos generando presión sobre los recursos naturales y poniéndolos a la venta en aquellas regiones.
Finalmente, a partir de los años ochenta del siglo pasado, es decir, en las últimas décadas se han registrado variaciones climáticas importantes, producto del vertiginoso desarrollo industrial, así como el crecimiento poblacional generando diversas consecuencias, tales como el efecto invernadero, calentamiento global, contaminación ambiental, sobreexplotación de recursos naturales y afectación de la capa de ozono, incidiendo negativamente en los ciclos naturales de la Tierra. Aquí en Michoacán principalmente por el cambio del uso del suelo y la tala de los bosques, para el impulso del oro verde; las huertas de aguacate que han dañado el medio ambiente y que siguen sin parar en diferentes zonas, alterando el clima y con ello, la llegada de lluvias y la recarga de mantos friáticos, entre otros elementos.
Hoy, 26 de marzo se conmemora el Día Mundial del Clima, declarado por la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático efectuado en 1992, cuyo propósito sigue vigente, generar conciencia y sensibilizar a la población en el mundo sobre el impacto del cambio climático sobre los seres vivos (humanos, plantas y animales).
Si queremos ayudar al planeta requerimos de cambiar nuestras formas de producir, de consumir, nuestras prácticas sociales, por lo que se deberían de generan mínimamente algunas cuestiones importantes en nuestras formas de interactuar como:
Impulsar reformas normativas o crear nuevos marcos normativos y cumplir los convenios internacionales para la protección de los humedales, del agua, del respeto a la naturaleza, entre otros.
Continuar trabajando en la captura de bióxido de carbono y evitar el consumo de energías fósiles; privilegiando energías limpias como la eólica y solar.
Pensar, despensar y repensar en la utilización de productos químicos en la agricultura que dañan al medio ambiente y a los mantos friáticos, así como a los seres vivos; pero sobre todo hacer inversiones en el campo sobre sistemas de riego eficientes y cuidar el agua. Impulsar procesos culturales y de apropiación de buenas prácticas internacionales en el cuidado del agua y sus mantos friáticos, respeto a la Madre Naturaleza, avanzar en el equilibrio con Pachamama.
Cumplir con los acuerdos internacionales puntualmente, así como promover una ecoconciencia, tal como ya lo hacen en Lázaro Cárdenas, Apatzingán, Morelia, los amigos del Eco Rancho Togui y el Parque de Uruapan donde organizaciones como Deportistas con Causa, Por amor a mi tierra Apatzingán, OBC, Mujeres de Acero, Grupo de Facto Diversidad Sexual en Michoacán, Fundacion El Sol Sede México, y otras, privilegian la vida al centro para el respeto de los seres vivos, evitando el antropocentrismo que tanto daño a causado a la madre naturaleza, Pachamama. Finalmente, es importante seguir trabajando en evitar la deforestación, tala de boques y de áreas ambientales protegidas.
Que cumplan la normatividad, así como el diseño de políticas públicas, las estructuras operativas de las áreas responsables de la protección ambiental y forestal; debemos de seguir trabajando en la Agenda 2030 de la ONU, así como la agenda 2050 de la OCDE y en los cuatro ejes estratégicos de la Carta de la Tierra.