Opinión/Gerardo A. Herrera
Mi acercamiento a Purépero es a través del trabajo que realizo en materia de igualdad, justicia social y libertad en el marco del respeto a los derechos humanos y la dignidad.Estas fechas conmemorativas del Día Internacional de la Mujer nos permiten ir construyendo el acercamiento no solo en el empoderamiento de las mujeres, sino en rescatar su participación y liderazgo de las mismas, que permita mejorar sus condiciones de vida. En este sentido y en acuerdos de colaboración Mujeres de Acero y hombres y mujeres valiosas de Purépero, representados por Carintzi Garibo LLanito han aprendido nuevas formas de trabajar con emprendimiento y liderazgo para mejorar las condiciones de vida de sus comunidades
Pero, debemos de reaprender que en esta sociedad y su primera lectura es que no solo están los hombres, hay que hacer alteridad con la participación de las mujeres; mujeres con voz, valor y poder. De esta manera podemos precisar que en esta realidad que nos interpela existen los seres humanos, hombres y mujeres que están trabajando a favor de un mundo mejor, donde ya algunos hombres, ojala más de ellos de sumen al camino de respeto a la mujer, preparándose para desaprender y aprender acciones de masculinidades positivas, para hacer del conocimiento un ejercicio horizontal para el beneficio de todos y todas, para utilizar el poder y la autoridad en favor de la familia y no en el sometimiento, control y disciplina de sus cuerpos, donde el trabajo de la casa corresponde a todos sus miembros y los cuidados forman parte del compromiso y trabajo del proyecto de familia.
En Purépero no se desea que continúen las relaciones de poder permeando cada uno de los espacios sociales. El poder está en todas partes y llega a todas las personas, o subordinando a las mujeres o bien dominando a otros hombres, son actos que deben de dejarse de ejecutar.
La identidad masculina, tal y como el patriarcado la define, ha dejado de ser útil, sus sistemas de regulación han sido insuficientes y han permitido que la sociedad se encuentre en riesgo de disolución y descomposiciones, expresadas en diversos mecanismos de opresión, incluido el feminicidio y el crimen por odio, actos que debemos de alejar de las comunidades.
La violencia doméstica, como manifestación extrema del fracaso de las estrategias de poder y control, ponen en riesgo la ilusión de la familia como núcleo donde se finca nuestra sociedad, hoy un grupo importante de mujeres, en diferentes espacios, incluido su hogar, sienten desconfianza y miedo de sufrir violencia; otras ya la viven; sienten esa violencia que se ha querido mantener normalizada y naturalizada; esta es una situación que recorre todo el país.
Por lo que las mujeres deben de trabajar en ir decostruyendo el tributo para el hombre, generando las estrategias que permitan a sus parejas sumarse a los trabajos de cuidado en el hogar, su responsabilidad de atenderse como pareja, de atender a los hijos, a las personas de edad mayor y de realizar tareas domésticas.
Por ello, el Patriarcado, el consumo, el mercado, la globalización, interactúan como una pedagogía del poder, con ello se actúa en la familia para ejercer la subordinación, la dominación y el ejercicio de la violencia contra la mujer para legitimar la masculinidad. No más hombres con masculinidad hegemónica y violenta, más hombres respetuosos con masculinidades positivas.