Opinión/Carlos Alberto Monge
LIBRE EXPRESIÓN…
Por: Carlos Alberto Monge Montaño.
Silvano se juega el todo por el todo.
“La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa. En la guerra podemos morir una vez; en política, muchas veces”. Winston Churchill (1874 – 1965). Estadista británico.
A dos semanas de que el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo denunció que Morena es un narcopartido y que el crimen organizado definió la elección en la entidad el pasado 6 de junio, ha logrado posicionar el tema en el territorio nacional.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador se equivocó al negarle la audiencia para conocer las presuntas pruebas, cuando él mismo se las había pedido. Terminó por fortalecer el discurso y la ruta que ha trazado Aureoles Conejo, más aún, porque el michoacano evidenció que también por escrito ha pedido audiencia y no le han dado respuesta.
Tras dialogar con el fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, informó que presentará la denuncia ante la Subprocuraduría Especializada en Investigación contra la Delincuencia Organizada, en la búsqueda de impedir que “se instale otra vez el narcogobierno en Michoacán”.
A la par, ante senadores y diputados federales ha tomado la iniciativa de impulsar reformas en aras de perfeccionar el modelo electoral, al que consideró agotado ante la imposibilidad de juzgar y tipificar delitos, como la presencia de la delincuencia organizada en los comicios.
Silvano Aureoles se está jugando el todo por el todo. De momento ha ganado las primeras batallas y parece tener suficientes argumentos para insistir en este tema y mantenerse vigente en la política nacional.
Le quedan 85 días como gobernador, así que la embestida de sus opositores podría llegar a partir del primero de octubre. Para entonces, Aureoles Conejo tiene proyectado que sus denuncias se hayan recibido también en organismos internacionales.
Lo metan o no a la cárcel por su desempeño como gobernador, se anulen o no las elecciones en Michoacán, Silvano lidera ya una riesgosa batalla para contener la evidente presencia de la delincuencia organizada.
Además, y evidentemente subiendo el tono, en entrevistas en medios nacionales señaló que López Obrador consiente y justifica a los grupos criminales, como si algún favor le hubieran hecho.
Mientras tanto, parece que en el ánimo nacional crece la percepción de que la estrategia de “Abrazos y no balazos” ha fracasado, peor aún, crece la percepción de que el inquilino de Palacio Nacional no quiere conflictuarse con la delincuencia organizada, no los persigue, y hasta los felicita porque, según él, se portan bien. A la par que al Ejército lo tiene maniatado.
Incluso ha señalado, al hablar sobre la problemática en Aguililla, que no actúa para no complacer a sus adversarios y a los medios de comunicación, La prioridad es él y sólo él. Se siente el gobierno, el opositor, el pueblo y el único que sufre. Pobre, muchos no lo entienden, vive en un Palacio y debidamente vigilado.
En fin, Silvano Aureoles ha hecho su apuesta y lo ha apostado todo. Veremos si hay reacción presidencial y de sus oponentes, de qué tamaño es y para qué les alcanza. Por lo pronto, el gobernador de Michoacán se mantiene vigente y ganando terreno en el ámbito nacional.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.