Observatorio ciudadano/Enrique Bautista Villegas
OBSERVADOR CIUDADANO
DEMAGOGIA AL MAS PURO ESTILO PRIÍSTA
Enrique Bautista Villegas
En el transcurso de la semana anterior se celebraron en diferentes partes del país las mesas preparatorias de la 22 asamblea nacional del PRI, partido que durante los últimos treinta y cinco se encargó, con la ayuda de algunos otros, de detener: el desarrollo del país, la redistribución de la riqueza, el crecimiento de la economía; de entregar los recursos nacionales al capital sin fronteras. Además de todo lo anterior, en estos últimos cinco años el PRI ha hecho de México una de las naciones más inseguras en el mundo, con los mayores índices de violencia, corrupción e impunidad, que mantienen a la población en la desesperanza y en un estado de alerta permanente.
Y ahora resulta que en su asamblea nacional buscaron enviar el mensaje de borrón y cuenta nueva. Se dicen los salvadores de México y los dueños de la recetas para sacar al país del hoyo en que ellos mismos lo han sumido con sus actos de irresponsabilidad y corrupción permanentes.
Los conceptos vertidos por el primer priísta del país durante su intervención en la clausura de la señalada asamblea son una verdadera joya de demagogia:
“En 2018 estarán en juego distintos futuros para nuestro país. Uno de progreso, que ofrece el PRI, y otros de franco retroceso. Los priístas estamos llamados a proteger, a cuidar y a defender lo que entre todos los mexicanos hemos construido…. como soldados de la patria, los priístas debemos salvaguardar el proyecto de país. Vamos a la batalla por un futuro que asegure bienestar y oportunidades para todos los mexicanos”
Peña Nieto y sus correligionarios parecen haber olvidado que sus gobiernos endeudaron al país a los niveles más altos de la historia, que remataron el patrimonio nacional conformado por empresas paraestatales como: Teléfonos de México (hoy Telmex), Ferrocarriles Nacionales, Altos Hornos, Imevisión (hoy TV Azteca), Diesel Nacional, Aeromexico, Mexicana de Aviación, Fertilizantes Mexicanos, Sicartsa, Conasupo, los bancos nacionalizados, y otras cerca de 700 empresas de propiedad estatal, sin beneficio alguno para el país y para la inmensa mayoría de los mexicanos, pero del que salieron multimillonarios muchos de los integrantes de sus gobiernos, a partir de 1982. Que entregaron a empresas transnacionales, mexicanas y extranjeras, la potestad sobre el subsuelo y la riqueza de yacimientos mineros. Que el gobierno actual, con sus aliados en el llamado “pacto por México” se ha encargado de concluir el desmantelamiento a Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad para entregarla al capital privado. Que han convertido al país en el patio trasero de los Estados Unidos y han condenado el futuro de la Nación a una situación de subordinación a los intereses estadunidenses.
Hoy resulta que los priístas sueñan con imponer a uno de los integrantes de su nueva casta de juniors, educados en universidades privadas y con posgrados en Harvard, Yale, MIT, y Chicago, para que se encarguen de dar continuidad a la obra destructora del país que sus antecesores, con el apoyos de dos expresidentes panistas, han ejecutado durante las últimas tres y media décadas.
¿De verdad pensarán los priístas que los mexicanos se los vamos a permitir?