Observatorio ciudadano/Enrique Bautista
El pasado jueves 13 del mes que corre, nos enteramos por las noticias que un autobús de pasajeros rentado un grupo de familiares y amigos de Morelia para vacacionar en las costas de Michoacán, había sufrido un terrible accidente al estrellarse de frente con una un tracto camión con doble remolque que transportaba combustible en la autopista Siglo XXI. Esta carretera comunica a Morelia con el puerto de Lázaro Cárdenas. El accidente, que al momento de escribir este comentario ha dejado un saldo de 26 muertos, se registró alrededor de las 6:30 de la mañana, cerca de la caseta del poblado de Feliciano, en el Estado de Guerrero.
La carretera de cuota Siglo XXI se caracteriza por un flujo vehicular excesivo, ya que por allí se mueve gran parte de la carga que llega y sale del puerto marítimo de Lázaro Cárdenas, además del tránsito cotidiano de los ciudadanos que viajan entre el centro del país, el entronque a Salamanca sobre la autopista México-Guadalajara, Morelia, Uruapan, Apatzingán, Lázaro Cárdenas y las playas de Ixtapa-Zihuatanejo, así como a otra poblaciones intermedias. Esa condición significa, además, que en períodos vacacionales se sobre sature por el flujo de turismo.
Tan lamentable accidente vuelve a llamar la atención sobre el cúmulo de irregularidades y conductas irresponsables de las autoridades federales en materia de comunicaciones y auto transporte y de quienes tienen en sus manos legislar en la materia.
Desde hace varios años se ha venido incrementando la demanda de la ciudadanía para que el tránsito de vehículos de carga con doble remolque y pesos máximos (semirremolques o fullers les llaman las autoridades) sea prohibido en las carreteras mexicanas, y sobre todo en aquellas de un solo carril en cada sentido.
Sin embargo, y a pesar del número de accidentes que se registran permanentemente, con el consecuente número de pérdida de vidas de gente inocente, de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana NOM-012-SCT-2-2008, que regula el peso y dimensiones máximas con los que pueden circular los vehículos de autotransporte que transitan en las carreteras mexicanas , se autoriza la circulación con los pesos y dimensiones máximas de todas las unidades vehiculares en los tramos carreteros Salamanca-Morelia-Pátzcuaro- Uruapan-Nueva Italia-Lázaro Cárdenas, y en muchas más en todo el pías, de un solo carrile en cada sentido.
Para quienes circulamos esos tramos constantemente, la desatención de las autoridades federales en la materia constituye una absoluta falta de respeto al ciudadano común y una muestra clara de que la seguridad de la población las tiene sin cuidado.
Los argumentos del Secretario de Comunicaciones y Transportes para responder negativamente a las demandas ciudadanas se limitan a señalar que una eventual prohibición de los “fullers” afectaría a todos los sectores, porque supuestamente provocarían encarecimiento de los productos que transportan al tener que contratar el doble de camiones y de operadores, cuestión que obviamente para el Secretario Ruiz Esparza es más importante que la vida de los ciudadanos.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía Estadísticas, INEGI, en la publicación Estadística de mortalidad, 2015. México (INEGI, 2016), en ese año se registraron en el país 655,688 defunciones; de ellas16,035 (2.44%) fueron en accidentes de tráfico en vehículos de motor, mientras que en Michoacán en es mismo año, se registraron 16,035 defunciones, de las que 494 (3.08%) fueron en accidentes de tráfico en vehículos de motor. Habría que preguntarse en cuantas de ellas estuvieron involucrados los dobles semirremolques y cuántas se registraron en la carretera Siglo XXI, que comunica al centro del país con el puerto de Lázaro Cárdenas.
Las autoridades y los legisladores federales, en particular los que representan al Estado de Michoacán en el Congreso de la Unión, deben entender que la demanda de parte importante de sus representados de que se prohiba la circulación de los doble semirremolques no constituye una tímida petición, sino una enérgica exigencia que debe ser atendida a la brevedad.
Aprovechando este comentario vale la pena puntualizar algunos otros puntos relacionados con la peligrosidad de la carretera Siglo XXI, que seguramente no son privativos de la misma y aplican para otras regiones del país, y servirían para atender este grave problema.
La siglo XXI es una carretera que se hizo por etapas; el tramo más importante: Cuatro Caminos- Lázaro Cárdenas se abrió a la circulación en 2004, aunque hace apenas un año se inauguró el tramo del entronque de Pátzcuaro a la autopista México-Guadalajara, a la altura del entronque Morelia Salamanca. La misma está concesionada a un consorcio español-michoacano. El grupo de referencia inició la ampliación a cuatro carriles del tramo que va del entronque de Pátzcuaro a Uruapan hace 5 años y ya avanzó aproximadamente 10 kilómetros, de los cuales solo ha abierto a la circulación la mitad. Cabe preguntarse, a este ritmo ¿cuándo concluirán los 260 Km adicionales para llegar al puerto de Lázaro Cárdenas? ¿130 años si las matemáticas no me fallan?
En segundo lugar, me parece importante recordar que los ferrocarriles como medio de transporte y de carga en el país fueron dejados de lado en el desarrollo nacional prácticamente todo el siglo pasado. A pesar de ello, en el caso de Michoacán, en 1941 fue inaugurado el tramo ferroviario Uruapan-Apatzingán, de 131 km de longitud, construido durante el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas. Así mismo, en 1978 fue inaugurado , el tramo Coróndiro-Las Truchas, construido también a promoción del ex presidente michoacano con el propósito de facilitar el transporte de minerales, hierro, maquinaria allí construida, y mercancías del puerto que hoy lleva su nombre, al centro del país y viceversa.
Pero resulta al Presidente Ernesto Zedillo, en la vorágine privatizadora del neoliberalismo, se le ocurrió concesionar los diferentes tramos de lo que fueran los Ferrocarriles Nacionales a empresas privadas, y así entregó a partir de 1996, mediante una concesión por 50 años, los tramos ferroviarios Lázaro Cárdenas-Ciudad de México, y otros complementarios, que conectan al centro con el noreste del país y la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas, a la empresa estadounidense Kansas City Railways (actualmente Kansas City Southern de México, KCSM). Esta a su vez la integró a su red para comunicar el Pacífico mexicano con el centro y el noreste de los Estados Unidos.
¿Qué no sería racional en este caso que el gobierno federal a través de la Secretaría de Comunicaciones y Transporte requiriera a KCSM para que habilite su infraestructura de carga y patios de maniobra a lo largo de la red que cruza el territorio nacional, para poder transportar, embarcar y desembarcar: fluidos (combustibles y sustancias peligrosas), acero, vehículos fabricados en México y los que se importan, contenedores, y en general toda la carga que ingresa y sale del puerto hacia el centro y el noreste del territorio nacional, y así descongestionar de vehículos pesados, y de riesgo de accidentes fatales, a la autopista Siglo XXI?
Si las autoridades federales no saben, o ya lo olvidaron, los Ferrocarriles Nacionales fueron construidos para servicio del pueblo de México, hay que recordárselos.