Observador ciudadano/Enrique Bautista Villegas
La guerra de lodo ya empezó
Durante las semanas recientes el tema electoral en las noticias nacionales se ha venido haciendo más intenso. Las páginas políticas y los espacios de los columnistas y analistas se centran desde luego en las campañas de las entidades donde habrá elecciones el primer domingo de junio para elegir gobernador, congresos locales, y alcaldías, en: Coahuila, Estado de México y Nayarit, y solo alcaldías en Veracruz. La elección que mayor interés despierta es desde luego, la del Estado de México, por contar este con el padrón más grande del país (10.46 millones de votantes) y considerarse como un indicador de lo que sucederá en la elección presidencial del 2018.
Sin duda la nota importante es que entre los candidatos mexiquenses pareciera que la lucha está perfilándose entre los representantes del PRI, Alfredo del Mazo, y la candidata de MORENA, la Profesora Delfina Gómez. Más aún, pareciera que la figura de la modesta candidata morenista crece a un mayor ritmo que la del priista de rancio abolengo en la historia política del Edomex.
Este hecho tiene muy preocupados y nerviosos a los integrantes de la clase política priísta, tanto local como nacional, ya que nunca han perdido la gubernatura en esa entidad, y como sabemos, el candidato priísta, además de su raigambre es primo del Presidente Peña Nieto.
Seguramente ese es el motivo por el cual toda la artillería pesada, no solo priísta, sino también la panista, ha empezado a descargar su arsenal de lodo en contra de la profesora de Texcoco y de Andrés Manuel López Obrador, dirigente de MORENA, y virtual candidato a la presidencia por ese partido.
Además de las vergonzosas declaraciones de los presidentes nacionales del PRI y el PAN, han abundado las columnas de las plumas al servicio del gobierno priísta y sus coaligados, señalando como corrupto a López Obrador por acciones ilegales de supuestos allegados a su persona, como es el caso de la ex priísta y ex panista Eva Cadena, que en su deambular interpartidista cayó recientemente en MORENA, partido que la registro como candidata a Presidente Municipal por las Choapas, Veracruz.
La jauría que se ha lanzado encima de López Obrador se rasga las vestiduras, señalando que las movidas a las que se prestan su supuestos allegados son responsabilidad intelectual del político tabasqueño, y que en consecuencia debe renunciar a la presidencia de MORENA, a sus pretensiones de buscar la presidencia del país por la vía electoral, y debe ser sometido a proceso judicial.
No se trata de defender a López Obrador, que se defiende solo, pero la realidad es que resultan indignantes y ofensivas al sentido común de los mexicanos los señalamientos de Enrique Reza Ochoa, Ricardo Anaya Cortés, Miguel Angel Yunes Linares, y asociados (piensan que somos un pueblo de ingenuos o retrasados mentales), tratando de detener el avance de la candidata morenista Delfina Gómez en la carrera por la gubernatura del Estado de México, y de López Obrador en sus pretensiones por consolidar MORENA como la primera fuerza política en el país rumbo a las elecciones del 2018, mediante señalamientos de corrupción que no tiene capacidad de probar. Se pregunta uno ¿no sería más racional que estos señores se dediquen a lavar la ropa propia antes de pretender desvirtuar a terceros mediante jugadas de billar de 3 bandas?
¿Qué no se acuerda Reza de la casa blanca de quien lo hizo presidente de su partido, de la casa de Malinalco, de los obscuros contratos y corruptelas de HIGA, Odebrecht y OHL en el Estado de México y en Pemex, de las trapacerías de los ex gobernadores Duarte, de Veracruz y Chihuahua, por mencionar solo unos cuantos casos, que por su cuantía hacen ver como broma el asunto de la pillina Eva Cadenas?
¿Qué no se acuerda Ricardo Anaya que no ha dado explicación satisfactoria para justificar con qué recursos compró la multitud de locales comerciales, que supuestamente le generan las rentas para tener a su familia viviendo en Atlanta, Estados Unidos, y visitarlos cada fin de semana?
Más les vale a estos mercenarios de la política, que no líderes partidistas, se pongan a trabajar y buscar generar credibilidad para sus partidos a partir de limpiar la casa propia y construir propuestas que los acerquen a la ciudadanía (cuestión nada fácil por lo demás), que andar jugándole al soldado sin fusil.