Observador ciudadano/Enrique Bautista Villegas
Hoy es tiempo de cambios
El desarrollo de México durante el periodo post revolucionario del Siglo 20 llevaba a pensar a propios y extraños hasta 1980, que México superaría la pobreza y la desigualdad en las primeras décadas del Siglo XXI. El modelo seguido por los gobiernos mexicanos durante 5 décadas; entre 1934 y 1982 significó un crecimiento sostenido de la economía en el rango de 5 y 6% anual.
El llamado desarrollo estabilizador se caracterizó por una economia cerrada, en el que se buscaba evitar en lo posible la importación de todo género de bienes, se aspiraba a la autosuficiencia en la producción de alimentos, se intentaba el desarrollo de un sector industrial que paulatinamente incrementara sus capacidades, de bienes de consumo a bienes de capital. Se trabajaba para cerrar la brecha en la distribución de la riqueza, generar empleo, e incrementar los salarios en términos reales para mejorar la capacidad de compra de las familias.
El país se manejaba con criterios diseñados a partir de la realidad mexicana. Durante esos años los equipos técnicos que gobernaban al país se integraron casi de manera exclusiva por profesionistas egresados de las universidades públicas, predominantemente de le UNAM, y el Instituto Politécnico Nacional. Eran escasos los funcionarios públicas preparados en instituciones privadas y en el extranjero.
A parir de 1982, con la llegada de Miguel de la Madrid al poder, las cosas cambiaron radicalmente. El modelo de desarrollo nacional fue sustituido por el llamado neoliberalismo, que privilegia la libertad de mercado y la competencia en un contexto de globalización. De entonces a la fecha la economía mexicana se abrió de manera abrupta a los mercados internacionales. Con la apertura, se privatizaron la mayor parte de las empresas propiedad del Estado; de la sociedad: siderúrgicas, bienes de capital, Teléfono de México, Diesel Nacional, Ferrocarriles Nacionales, Fertilizantes Mexicanos, la banca, entre muchas otras, sin ningún beneficio aparente para el grueso de la población.
Paralelamente, muchas de las empresas privadas de los sectores industrial, comercial, y de servicios, han sido absorbidas por grandes consorcios internacionales; les han llegado al precio. Han preferido vender a competir en un entorno local desventajoso y de deterioro sistemático.
A partir de la irrupción del modelo de desarrollo neoliberal; esto es, desde 1982 hasta la actualidad, el crecimiento económico cayó en promedio a índices de 1 a 2% anual, y eso en los años buenos. La pobreza retornó de manera creciente; la polarización en la distribución del ingreso se ha incrementado cada día más. La capacidad de compra de los salarios se ha venido abajo, el desempleo y el subempleo han crecido en forma sostenida, los recursos públicos para educación y salud han disminuido en términos reales. Paralelamente, la corrupción, la delincuencia, el crimen y la insguridad se han generalizado
Hoy las áreas claves del gobierno están en manos de egresados de universidades privadas; particularmente de la Panamericana y el ITAM, con maestrías y doctorados en Harvard, Yale, MIT y Chicago. Esto es particularmente cierto en lo ámbitos de las finanzas públicas y la economía, como la Secretaría de Hacienda, el Banco de México, la Secretaría de Economía, y ahora también Relaciones Exteriores. Dicen que ellos si saben como hacerlo; los resultados muestran lo contrario.
Los arquitectos e implementadores del neoliberalismo ya tuvieron su tiempo y oportunidad, y lo único que lograron fue sumir al país en la peor crisis que las generaciones vivas de mexicanos hayamos experimentados. Ante los resultados alcanzados, pareciera que es tiempo de buscar alternativas. ¿Usted que opina?