Observador ciudadano/Enrique Bautista Villegas
OBSERVADOR CIUDADANO
LOS SECTORES AUTOMOTRIZ Y ELECTRÓNICO EN EL TLCAN
Enrique Bautista Villegas
Ahora que el gobierno de México promueve la idea de que está en puerta la conclusión de las negociaciones para un nuevo Tratado de Libre Comercio de Norte América (TLCAN), vale la pena recuperar algunos datos sobre los resultados de nuestra relación comercial en la región, especialmente con Estados Unidos.
De acuerdo al Capítulo de Política Industrial del Proyecto de Nación 2014-2018 del virtual Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador (p.143-148) las exportaciones de México en 2016 fueron de $373,882.9 millones de dólares, equivalente al 37% del PIB. De las que EEUU representó el 81% del total y Canadá el 2.8%. El principal producto exportado fue el de vehículos automotores (5.4% del total).
En lo que toca a las importaciones hechas por nuestro país EEUU fue la principal fuente de importaciones con 46.5% de las mismas, seguido de China con 18%, Japón 4.6%, Alemania 3.6%, Corea 3.5%, y Canadá 2.5%, siendo el principal producto importado es gasolina que equivalió a 2.9% del valor de las importaciones del año, seguido por los circuitos integrados equivalentes a 1.98%, y los vehículos automotores, al 1.5%.
En ese año el déficit comercial de México con el exterior fue de $13,181 millones de dólares que representan el 12.3% del PIB.
De acuerdo al mismo documento, las exportaciones mexicanas manufactureras tuvieron en 2016 un componente nacional menor al 25%.
Los rubros de exportación más importantes fueron, y siguen siendo, la fabricación de vehículos automotores y las partes para vehículos automotores (23% de las exportaciones), que contenían únicamente el 26.4% de valor nacional, incluyendo el valor de los salarios pagados a trabajadores mexicanos; la fabricación de computadoras representa el 5.5% de exportaciones y tiene el 0.7% de valor nacional; la fabricación de equipo de audio y video constituye el 4.6% de exportaciones, pero solo representa el 0.7% de valor agregado nacional.
Paralelamente, de acuerdo al investigador Óscar Rodil Marzábal, en el artículo “La cara oculta del comercio de México con Estados Unidos”, publicado en la revista Comercio Exterior, Mayo/Junio de 2018, en el que aborda el estudio del comercio entre México y Estados Unidos desde la doble perspectiva del comercio en valor agregado y las cadenas globales de valor (CGV) señala que el análisis de los intercambios comerciales se refieren en números totales a salidas y entradas netas de valor generado, y “se caracterizan por venir marcados fundamentalmente por la fragmentación de los procesos de producción a escala internacional, desplazando el punto de interés hacia las CGV que, bajo la gobernanza del capital transnacional, dejan a los países en un segundo plano”.
El autor señala también que en el caso de las dos principales industrias exportadoras de México, la automotriz y la electrónica y de computación, estas actúan fundamentalmente como portadoras de valor agregado foráneo mas que como engranaje del propio valor agregado doméstico hacia etapas siguientes en el marco de la fragmentación productiva internacional.
En este contexto, el tamaño del superávit comercial de México con Estados Unidos es más aparente que real. La participación de México en la cadena de valor relativa a las industrias automotriz y de electrónica y computación, sectores que concentran cerca de la mitad de sus exportaciones manufactureras, es modesta. En otras palabras, México es en el caso de las exportaciones de vehículos y equipos electrónicos y de computación un país maquilador, más que un verdadero fabricante que aporta valor propio.
En ambas casos la producción de tales bienes tiene como principal destino el mercado estadounidense, aunque presentan diferencias destacables. Los números que maneja Rodil Marzábal señalan que el sector de vehículos de motor exhibe una cuota de valor agregado de origen mexicano que representó en la demanda final de Estados Unidos el12%, en el caso de la electrónica y de computación este fue de 2%, en ambos casos con datos de 2011.
Sería de esperarse que un eventual acuerdo para sacar adelante la segunda edición del TLCAN, anteponga los intereses de México en lo que toca al contendido de valor de origen nacional en los sectores automotriz, de electrónica, computación, y eventualmente de aeronáutica, que empieza a aparecer como un sector con oportunidades de desarrollo local, y no se seda a las pretensiones de incrementar el contenido del valor estadounidense en la industria automotriz, como lo pretende el presidente estadounidense, Donald Trump.