Observador ciudadano/Enrique Bautista Villegas
COVID-19 Y CRISIS ECONÓMICA ANTE EL FUTURO
De acuerdo con las estadísticas de contagios y mortalidad ocasionados por el Covid-19 en el país, pareciera que finalmente la pandemia ha empezado a disminuir. A pesar de que al 25 de septiembre los reportes oficiales del gobierno señalan que el número de defunciones ya superó los 76 mil fallecidos, las tendencias a la baja han sido sostenidas a partir de la primera semana de agosto.
Aunque la disminución de la presencia de la enfermedad significa para gobierno y sociedad un respiro, no se debe cantar victoria y pensar que la crisis está ya en vías de superarse. No sería remoto que con la llegada de la temporada de frio que nos trae el otoño y el invierno, pudiese darse un rebrote, como ha sucedido ya en países como España, Francia y Gran Bretaña.
Ante esa perspectiva no se deben dejar de extremar precauciones como el uso de cubrebocas, el lavado constante de manos, evitar las concentraciones de gente y la asistencia a lugares cerrados con presencia de muchas personas, el uso innecesario de transporte público, entre otras. Será recomendable también, como lo señalan los expertos en salud, la aplicación de las vacunas contra diferentes tipos influenza en las semanas y meses que están por venir.
Por el lado de la economía, muchas pequeñas y medianas empresas no resistieron la embestida de la pandemia y otras muchas se encuentra todavía en una situación vulnerable tras la caída en la actividad productiva y comercial que se vivió durante el segundo y tercer trimestres del año.
Si bien la cobertura de los programas sociales desplegada por el gobierno de la República a través de la Secretaria de Bienestar y la Coordinación de Programas de Desarrollo, evitaron hasta ahora que el sector de la población más pobre cayera en el desamparo, la situación está lejos de haberse superado.
Los ingresos obtenidos a partir de programas tales como: adultos mayores, la pensión para personas con discapacidad, apoyo para el bienestar de las niñas y niños, hijos de madres trabajadoras,los jóvenes estudiantes con una beca, sembrando vida, crédito a la palabra, entre los más importantes, así como el apoyo recibido por decenas de miles de familiares de migrantes que viven en el extranjero, particularmente en los Estados Unidos, a través del envío de remesas de dinero, mantuvieron la demanda a de productos básicos y permitieron que millones de familias pobres llevaran alimentos a su hogares en estos meses. Estas transferencias contribuyeron seguramente a que no estallara una crisis propiciada por el hambre, con las manifestaciones implícitas que en otras circunstancias hubieran venido a aparejadas.
Sin embargo, esta dinámica de cosas difícilmente podrá mantenerse en los meses que vienen y en el 2021, simplemente porque los recursos gubernamentales parecen haberse agotado y las perspectivas recaudatorias van a la baja. Ante esta realidad resulta urgente que el gobierno de la 4T revise sus estrategias a futuro con objeto de reactivar la actividad económica en general, apoyar a las pequeñas y medianas empresas para que no terminen de hundirse, estimular la inversión productiva, tanto de los ahorradores y empresarios mexicanos, como de las empresas y capitales extranjeros que pudieran interesarse en los beneficios que la localización geopolítica de nuestro territorio puede significar. Todo lo anterior, de lograrse, resultaría en una buena dosis de creación de empleo, que tanta falta le hace al país.
Resultaría favorable, además, que el gobierno reactivara muchos de los programas de estímulo a la producción y creatividad que durante décadas se construyeron, para apoyar a pequeños empresarios generadores de empleo y de riqueza, desde las secretarias de Economía, de Agricultura, de Desarrollo Social, ahora Bienestar, el Conacyt, la Banca de Desarrollo, entre las principales. Si bien muchos de esos programas se corrompieron, beneficiando a grupos de interés y a funcionarios públicos, en su inmensa mayoría no fueron erráticos en sus principios y espíritu; fueron los malos funcionarios quienes los malograron.
También resultaría necesario que el gobierno modifique los programas sociales que ha implementado logrando llegar de manera directa a millones de beneficiario. Si bien, la entrega de recursos asistenciales se ha constituido en un dique que ha evitado brotes de desesperación por el hambre, deben transformarse mas temprano que tarde en instrumentos para la generación de actividades productivas de quienes los reciben. El reto, como dice el proverbio atribuido al filósofo chino Lao-Tse o Kuan-Tseu “Si quieres darle de comer a un hombre un día, dale un pescado. Si quieres darle de comer toda la vida, enséñale a pescar”.
La popularidad del Presidente López Obrador se ha mantenido estable desde que inició su gobierno gracias al compromiso que la mayor parte de los ciudadanos perciben en su discurso, sin embargo resulta fundamental que el mismo se aterrice en hechos perennes y no se quede en acciones espectaculares pero fugaces.
México tiene grandes retos enfrente. El que esto escribe considera que los mismos se pueden alcanzar si las fichas se alinean de manera adecuada. La mayor parte de la sociedad esta en esa línea, el concretarlo dependerá en buena medida de que el Presidente haga su parte y su equipo de trabajo cumpla con las funciones que les toca en forma constructiva, inteligentes y transparente.
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