Observador ciudadano/Enrique Bautista
LA CRISIS ECONOMICA Y LO QUE VIENE PARA MEXICO
La crisis del Coronavirus que afecta al mundo y a nuestro país desde hace algunos meses, ha tenido un fuerte impacto en las actividades económicas y productivas, generando altas pérdidas de empleo y fuertes afectaciones a la actividad normal de las empresas de todos los tamaños en la economía mexicana.
En su mensaje sobre temas económicos del domingo 24 de mayo, el Presidente López Obrador señaló que la pérdida de empleo formal en el país, de acuerdo a datos del IMSS, fue de aproximadamente 500 mil en el mes de abril, y para mayo se espera que los empleos perdidos alcancen los 400 mil. El Presidente no se refirió en su mensaje de manera específica a empleos perdidos en el sector informal.
Expresó su confianza para que la inversión privada nacional se reactive, y la inversión extranjera siga creciendo. Para ello desde luego resulta fundamental las reglas claras, garantías, y certidumbre que el gobierno les ofrezca.
Vale recordar que desde que inició la crisis generada por el Covid-19 el Gobierno de la República ha implementado una serie de acciones para buscar proteger el empleo de los mexicanos y apoyar de manera particular a las micro y pequeñas empresas con hasta un millón de créditos a la palabra y a bajas tasas de interés hasta por $25,000 pesos. Ciertamente ese segmento de unidades productivas es el mayoritario, a pesar de vivir en la informalidad.
El gobierno también diseñó e implementó un programa de apoyo dirigido a las empresas del sector formal, las que cotizan en el IMSS, mediante el cual ha ofrecido créditos hasta por $25,000 pesos a 645 mil empresas consideradas por el propio instituto como comprometidas con sus trabajadores. Hasta donde es de conocimiento público, menos del 50% de las empresas susceptibles de ser apoyadas con este programa demandaron los créditos ofrecidos por el gobierno.
Seguramente el motivo, no es que las pequeñas y medianas empresas no tengan necesidades financieras de coyuntura, sino que la cantidad ofrecida resulta insuficiente para enfrentar la crisis. Los potenciales candidatos consideraron que aceptando esos microcréditos quedarían excluidos de eventuales programas de apoyo más adecuados a su realidad que el gobierno federal pudiera ofrecer en un futuro cercano. Sin embargo, esto no ha sucedido hasta ahora.
Según los números del propio IMSS el salario promedio de los más de 20 millones de trabajadores registrados en su padrón de inscritos es superior a los $300 pesos diarios. Lo que significa un salario mensual de $9,000 pesos; es decir, que un crédito de $25,000 pesos no alcanzaría para cubrir siquiera el salario mensual promedio de tres trabajadores.
No se debe pasar por alto que las pequeñas y medianas empresas formales, que tienen a sus trabajadores inscritos en el IMSS generan más del 30% de los empleos formales del país. Dejarlas en el desamparo conlleva el grave riesgo de potenciales pérdidas adicionales, tal vez de centenas de miles de empleos en el sector productivo.
El gobierno de la república tiene el propósito de crear en lo que resta del año hasta 2 millones de empleos mediante inversión pública, ya sea a través de los programas sociales dirigidos a los jóvenes: como “jóvenes construyendo el futuro” y “sembrando vida”, de inversiones en obras de infraestructura como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía, mantenimiento de caminos y los caminos rurales y de mano de obra, el programa de mejoramiento en las cincuenta ciudades más importantes del país, entre otros. Sin embargo, resulta no solo necesario sino indispensable no descuidar la inversión privada de carácter productivo.
Son las pequeñas y medianas empresas que cotizan en el IMSS un pilar fundamental de nuestra economía, no solo por la generación de empleo, sino también por el papel fundamental que juegan en la producción de bienes de consumo, así como de insumos y partes para cadenas productivas de gran importancia como la industria automotriz, y otros sectores dedicados a la manufactura de bienes de exportación. Resulta por ello fundamental que el gobierno facilite esquemas de apoyo a la medida para las pequeñas y medianas empresas, como lo ha hecho para las microempresas. La mayor parte de ellas viven al día y requieren de los ingresos que no están teniendo actualmente por la crisis que las afecta para pagar salarios y mantenerse vivas.
Debe entenderse que los pequeños y medianos empresarios no están solicitando dádivas al gobierno, ni que asuma compromisos para generar otro Fobaproa. Lo que requieren es el apoyo para obtener de entre $200,000 y $1,000,000 de pesos, en condiciones similares a las otorgadas a los microempresarios; esto es, a tasas de interés cercanas a la inflación con repagos a plazos de entre 3 y 5 años, con garantías solidarias de parte del gobierno, ya sea a través del IMSS, la SHCP, o la Banca de Desarrollo.
Si hoy un pequeño o mediano empresario recurre a la banca comercial para solicitar un crédito, en el mejor de los casos ésta se lo ofrecerá a tasas superiores al 18%, requiriéndole garantías hipotecarias de por lo menos dos veces el monto del crédito; los trámites de formalización del crédito ante un fedatario público y la suscripción de las garantías ante el Registro Público de la Propiedad llevarán cuando menos tres meses. Para entonces la mayor parte de las empresas emproblemadas por la contingencia económica actual, habrán quebrado, estarán cerradas, y los empleos que generan se habrán perdido.
No se debe perder de vista que solo juntos, gobierno y sociedad estaremos en condiciones de sortear esta dolorosa crisis coyuntural de manera exitosa.