Nudos de la vida común
Vacaciones, deuda de justicia
“Ningún vencido tiene justicia si lo ha de juzgar su vencedor”
- Francisco de Quevedo
Hace unas semanas se aprobó en el Senado de la República la modificación a la Ley Federal del Trabajo para incrementar los días mínimos de vacaciones para los trabajadores de la iniciativa privada. Esta resolución, que aún está en espera de ser ratificada por la Cámara de Diputados, es una deuda de justicia para los trabajadores mexicanos.
En primer lugar, porque nuestro país es uno de los que tienen jornadas laborales más prolongadas y con menor descanso para los trabajadores. El esquema actual de trabajo es un secuestro a la vida de las personas, pues la condición para obtener un empleo -con frecuencia mal pagado-, es consagrarse de tiempo completo a un centro laboral y empaquetar la vida personal en un día de descanso semanal.
Hemos hecho del trabajo el fin y no un medio para vivir. Con ello, hemos puesto de cabeza las prioridades de vida, relegando las relaciones interpersonales a un último plano, generando graves consecuencias sociales con ello: desintegración familiar, disolución de la vida en comunidad, exacerbación del individualismo y estilos de vida centrados en uno mismo. Así, los periodos vacacionales no solo son necesarios para el descanso y despejarse mental y físicamente, sino para la reconexión de los trabajadores con aquéllas personas que son significativas en sus vidas.
En segundo lugar, esta ampliación del pedido vacacional anual es también una deuda de justicia pues en México existe una asimetría muy importante entre salarios y prestaciones para los trabajadores de iniciativa privada y para aquéllos que están al servicio del Estado. Entre estas diferencias, las vacaciones en el sector público son de 10 días hábiles por cada seis meses trabajados, es decir, más de tres veces de lo que tiene derecho un trabajador de iniciativa privada. Esto, junto a otras diferencias importantes, como nivel de exigencia en el trabajo, días de aguinaldo y gratificaciones, hacen que en México haya trabajadores de primera y de segunda, lo cual es absurdo en un país que supuestamente busca la equidad.
Ahora, este incremento de días causará un aumento en los costos de producción en las empresas, pues éstas tendrán que generar estrategias para cubrir las vacaciones de sus trabajadores Como ejemplo de este impacto, supongamos una microempresa con 10 trabajadores en su primer año laboral. En lugar de tener que cubrir 60 días de vacaciones entre todos, tendrá que buscar cubrir 120, y en una época donde la mano de obra es un bien muy escaso, esto supondrá todo un reto - que esperamos no sea a través de demandar el trabajo de horas extras impagas o buscar solucionar pagando los días a los trabajadores en lugar de conceder los días de receso.
A nivel financiero, este cambio significa que los salarios base de cotización se verán incrementados y con ello las primas de seguridad social, pues ante el IMSS, el Infonavit y el SAR, el salario con el que se calculan las primas de seguro y aportaciones, se integra con la parte proporcional diaria de cada prestación que se genera. Al aumentar los días de vacaciones, se incrementan de manera directa las primas a pagar. A fin de cuentas, esta medida terminará siendo recaudatoria para el IMSS y el infonavit, aunque sea de manera indirecta.
Ciertamente, el aumento de vacaciones pondrá en jaque a las empresas tanto a nivel operativo como financiero. Sin embargo, esta sacudida debe servir de recordatorio de que la rentabilidad de una empresa no puede seguir basándose en la mano de obra barata y el alargamiento de las jornadas laborales, pues es un modelo de negocios injusto e insostenible. Es inmoral que la competitividad laboral mexicana sea producto del aguante de los trabajadores y no del talento sanamente desarrollado y enfocado a la productividad.
Esperemos que esta reforma a la ley laboral se consume favorablemente y que las empresas se pongan las pilas para encontrar formas de que sean competitivas por potenciación de su capital humano y no más por su explotación.