Nudos de la vida común
En pocas emociones
“El más terrible de todos los sentimientos, es tener la esperanza muerta”
Federico García Lorca
La depresión no es una elección. Tampoco es señal de debilidad ni algo que se supere con fuerza de voluntad. Las generaciones mayores en vez de empatizar con la enfermedad del siglo, que avasalla a nuestros adolescentes, parecen ensañarse dando muestras de inmadurez emocional al sentirse superiores por no haber sido diagnosticados con este trastorno y presumiendo ser adultos funcionales cuando en realidad no lo somos. ¡Con qué frecuencia en redes sociales presumimos ser una generación luchona y resiliente, cuando no somos capaces de reconocer nuestros propios dolores!
Aunque este padecimiento no distingue edad, género ni estatus socioeconómico, está teniendo una mayor prevalencia en las y los adolescentes. En México, la depresión y la ansiedad, son trastornos que ya son un problema de salud pública. Se estima que tres de cada cinco jóvenes, padecen depresión, lo cual representa hasta el 60% de este grupo etario[1]. Lo más grave, es que solo uno de cada tres adolescentes que han sentido necesidad de pedir ayuda, lo ha hecho[2]. La falta de atención de este padecimiento, puede desembocar en pensamientos, ideación y lamentablemente, consumación de suicidio.
Para contener y atender la depresión, no es suficiente decir que estamos dispuestos a escuchar en cualquier momento. Así como es difícil detectar que alguien está padeciendo depresión, para la persona que es afectada por ella también lo es. No se trata de síntomas súbitos, sino que van desarrollándose paulatinamente. Cuando los “adultos” demandamos de los jóvenes ser resilientes y les echamos en cara que en nuestra generación no fuimos al psicólogo ni tomamos medicamentos -pero eso sí, le entramos al alcohol, a la droga o cometemos abusos de todo tipo, incluida la violencia-, lo único que hacemos es juzgar y cerrar la puerta a una solución efectiva. Esta actitud se cierra al diálogo y por más que digamos que estamos listos para escuchar, nuestros adolescentes jamás se animarán a pedirnos ayuda. Peor aún, este tipo de actitudes puede ser uno de los detonadores más dolorosos de la depresión: la falta del apoyo y de comprensión familiar.
En relación a los detonadores de la depresión, la pandemia nos está pasando una factura muy alta. El encierro, la disminución de actividad física, el temor al contagio, la posibilidad de morir o ver morir a los seres queridos, la incertidumbre económica, la falta de socialización, las cámaras apagadas en zoom que eran un mensaje constante de rechazo, cuando lo que buscan los adolescentes es aceptación y pertenencia, confluyeron para que nuestros jóvenes cayeran en desesperanza. Pedirles que le echen ganas o que vean lo bonito del mundo, cuando de pronto llega una guerra a complicar el panorama, es una bofetada para ellos.
Decirles a nuestros adolescentes que no están solos, que estamos para ellos, no tiene significado si no hemos construido con ellos una relación sólida. De hecho, cuando hay una relación cercana con los padres o con los adultos de confianza que los rodean, ni siquiera es necesario recordárselos, porque ellos lo experimentan. En una relación fuerte, o los jóvenes ven las circunstancias propicias para pedir ayuda, o los adultos alertas se dan cuenta y se acercan, para no sólo escuchar, sino proveer la atención profesional y el soporte emocional necesarios, sin caer tampoco en fatalismos vanos que son igual de tóxicos que la indiferencia.
La invitación de hoy, es a que nos informemos sobre los trastornos mentales que nos aquejan como sociedad, reconocer que sí pueden estar entre nosotros, pero sobre todo, fortalecer la relación con nuestros adolescentes para que estar para ellos no sean palabras huecas, sino una experiencia real que puede salvarles la vida. La depresión es parte de nuestra vida común y en nuestros corazones y voluntad está ayudarnos a transitar por ella hasta llegar al puerto de la esperanza.
[1] https://www.gob.mx/salud/prensa/pandemia-impacta-en-distintos-ambitos-a-adolescentes-y-jovenes-voces-19?idiom=es
[2] https://www.unicef.org/lac/el-impacto-del-covid-19-en-la-salud-mental-de-adolescentes-y-j%C3%B3venes